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Las relaciones de vasallaje…


sobrehistoria.com(Casiopea) — En la Edad Media se daban dos formas de vínculo social predominantes: las relaciones de servidumbre y las relaciones de vasallaje

Las Relaciones de Vasallaje –también llamadas feudo-vasalláticas- se establecían entre un noble de mucho poder (Señor Feudal) y otro noble de menor poder (vasallo).

En virtud de la relación de vasallaje, el Señor Feudal le da al vasallo:

  • Protección
  • Mantenimiento
  • Dominio sobre un conjunto de tierras (llamados feudos o señorío) y sobre sus habitantes (siervos) que estarán obligados a trabajar para él.

En contrapartida, el vasallo debe proveer a su Señor apoyo militar y fidelidad.  

Cuando un vasallo recibía un feudo de importantes dimensiones, podía a su vez ceder parte de él a otro u otros nobles de menor rango que él, estableciendo con ellos una nueva relación de vasallaje. En este caso él tomaría rol de Señor Feudal y quienes reciben el feudo, son sus vasallos.

– Cómo se establecían las relaciones de vasallaje

En el esquema que aparece a continuación podemos ver con claridad como se van estableciendo estos vínculos, lo que genera una trama de varios niveles de relaciones de vasallaje.

En la parte superior del esquema aparece el rey, quien era “técnicamente” el dueño de todas las tierras, por lo que en última instancia todos los nobles le debían fidelidad. Pero en la realidad, el rey no poseía más que dominio efectivo sobre las pocas tierras que había reservado para sí mismo, sin poder efectivo sobre el resto de los territorios que controlaban otros grandes Señores Feudales. En la Edad Media, el rey es considerado un “primus inter pares”, lo que significa “el primero entre los iguales”.

El pacto personal que se establece entre señores y vasallos (campesinos) se hacía efectivo a través de una ceremonia que se llamaba investidura. Era realizada ante otros miembros importantes de la sociedad que eran testigos del vínculo forjado. El vasallo declaraba su voluntad de ponerse al servicio de su señor (homenaje), y el señor tomaba luego sus manos simbolizando la protección y mediante un beso sellaban la alianza.

El vasallo luego realizaba un juramento sobre la Biblia. Finalmente el señor efectuaba la investidura, donde mediante la entrega de un objeto (tierra, por ejemplo) se simbolizaba la entrega del feudo. Se establecía así un contrato en el que cada uno debía honrar sus obligaciones recíprocas.

– Lazos de vasallaje

La primera función del juramento y del vínculo que se forma es garantizar la paz y la seguridad entre los dos protagonistas, lo que es fundamental en el contexto medieval de una sociedad de rivalidad y violencia. El vasallo, que en primer lugar no debe dañar al soberano, tiene la obligación de proporcionar al señor ayuda ( auxilium ) y consejo ( consilium).

Ayudar será sobre todo echar una mano por las armas, si es necesario. También, es obligarse a acudir al señor durante la citación del tribunal, al que deberá consultar para cualquier decisión de importancia.

La reciprocidad del juramento de homenaje es total: el señor le debe lo mismo a su vasallo. Si uno de los dos no cumple con sus obligaciones, se encuentra en un estado de delito grave. Si el delito proviene del vasallo, el soberano puede hacer que se pronuncie la comisión que confisca el feudo y que se aplique por la fuerza.

– Relaciones entre el vasallo y el señor

feudalismo

Entre los señores y los vasallos hay unas relaciones que constan de una serie de cláusulas y condiciones que generalmente obligan al vasallo a acatar todas las órdenes de su señor feudal, a riesgo de perder los beneficios que había obtenido. En las relaciones de vasallaje la palabra más importante era “fidelidad”.

Por ejemplo, en primer lugar existía el denominado escudaje, esto es, la obligación de prestar auxilio al señor en cualquier enfrentamiento bélico que así lo requiera. En estos casos el vasallo debería acudir a la guerra de forma obligatoria y, es más, acarreando con los costes de ir a la batalla.

Además, debía poner a disposición del señor unas fuerzas militares acordes con sus tierras y posesiones. Es decir, un vasallo que había obtenido gran poder y riquezas debía ofrecer al señor un gran potencial militar. Con el paso del tiempo, los vasallos más poderosos comenzaron a negarse a llevar a sus hombres a la batalla, compensando a los señores con pagos en metálico.

Con el tiempo, algunos vasallos fueron consiguiendo una gran cantidad de terrenos, riquezas y se hicieron a su vez señores de un gran número de vasallos, que a su vez continuaban con la pirámide. De esta forma, algunos vasallos comenzaron a escapar de la autoridad y del poder de los señores, rehusando obligaciones como el escudaje.

vasallaje

Asimismo, los vasallos tenían la obligación de ofrecer consilium, esto es, consejos a su señor. Es decir, debían aconsejarle y apoyarle en cuestiones políticas y jurídicas. Aparte de esto, el vasallo debía estar ahí siempre que su señor así lo requiriera en numerosos casos: debía acompañarle a la batalla si así lo solicitaba, acompañarle en sus peregrinaciones por tierra santa, etc.

Por otro lado, los vasallos tenían que seguir escrupulosamente todas estas obligaciones si no querían ser despojados de sus tierras y beneficios. Además, los vasallos podían ser condenados a muerte si atentaban contra la integridad física del señor o su familia, intenta violar a su mujer, conspiraba contra él, etc.

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