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¿Qué rol asumió la Catedral de Jaén durante la Guerra Civil? …


Catedral de la Asunción de Jaén – Identidad e Imagen de Andalucía en la  Edad Moderna

Muy Interesante(J.A.M.Beltrán) — Cuando observamos de cerca los muros interiores de la Catedral de Jaén nos encontramos con grafitos hechos por diferentes manos, en distintas etapas históricas, que buscan dejar memoria de sus nombres.

En algunas partes, como el caso de las habitaciones del interior del coro, hay varias inscripciones en las que podemos leer: «En la habitación de la izquierda estuvieron prisioneros los Srs. de Villanueva de la Reina durante la Revolución de 1936». Se trata de los nombres de las personas encerradas en la Catedral de Jaén durante el conflicto de 1936-1939, por ser «desafectas» a la República .

La Catedral de Jaén no solo será prisión durante la Guerra Civil, también almacén de obras de arte de la provincia, controlado por la denominada «Junta Delegada de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico de Jaén».

– La Catedral de Jaén en los albores de una Guerra Civil

En Jaén capital, antes del golpe de Estado del 18 de julio de 1936, registramos una serie de choques violentos entre las organizaciones obreras y la patronal giennense.

En el caso de la Catedral de Jaén, el 31 de octubre de 1932, el ayuntamiento de la ciudad trató de prohibir el uso de las campanas por motivos anticlericales, lo que originó el denominado «pleito de las campanas», con la victoria favorable para la Iglesia en los tribunales.

Al tiempo, en 1935 nos encontramos con una serie de medidas que pretendían difundir y conservar el patrimonio del templo, como la creación de un «museo-tesoro» en la sala capitular. Sin embargo, este esfuerzo es empañado por los trágicos sucesos de la guerra.

En la capital, el «levantamiento» es frustrado por la movilización de las fuerzas obreras pero, ante el vacío de poder estatal, los encargados de controlar las ciudades son los diferentes comités políticos y revolucionarios.

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Ruinas del santuario de Santa María de la Cabeza en Andújar, Jaén, tras el asedio de las tropas republicanas en la Guerra Civil.

El 20 de julio de 1936 se produce el denominado «Asalto al convento de la Merced», que es acometido por la muchedumbre en la búsqueda de armas y del supuesto enemigo armado.

La manifestación acaba con el asesinato de cinco religiosos claretianos y la muerte, por error, de un camarero.

A partir de ese momento, todo edificio religioso de la ciudad quedó incautado por orden del Frente Popular.

Así, el 3 de agosto de 1936, la Catedral de Jaén es transformada en un anexo de la prisión provincial.

Por la cárcel habilitada en la Catedral de Jaén pasan más de 800 personas.

En el interior, los presos gubernamentales son organizados en secciones de 100 personas, divididas en grupos por las capillas y coro del templo. La cocina se levanta en una de las capillas de la Catedral de Jaén, la enfermería en la sacristía, en un banco se organiza el servicio de información, el Sagrario funciona como sede del tribunal popular, el panteón de canónigos como polvorín y las galerías altas como parte de los servicios de la DECA (Defensa Antiaérea Contra Aeronaves).

En agosto de 1936 son sacados de la catedral un total de 565 presos, con la idea de trasladarlos a la prisión de Alcalá de Henares. Estas expediciones son conocidas como «los trenes de la muerte», debido a que gran parte de los reclusos de Jaén serían fusilados por grupos milicianos de Madrid.

En el mismo mes de agosto, los milicianos se encargaron de trasladar a comisaría algunas piezas de plata procedentes de la parroquia de El Sagrario: por un lado, de septiembre a octubre de 1936, una comisión de metalúrgicos, por orden del Frente Popular, desmonta los tubos del órgano grande y del realejo para usarlos como «material de guerra», por otro lado una comisión de empleados de la Banca se encargaba de requisar las piezas del tesoro catedralicio , sobre todo los «milagros de plata», como el Relicario de la Santa Espina, el Relicario de San Eufrasio, la custodia procesional de Juan Ruiz «el Vandalino» y el relicario del Santo Rostro, entre otras.

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Soldados nacionales en Porcuna, Jaén, y portada del diario ABC con la entrada de las tropas nacionales en varias ciudades españolas, entre ellas Jaén.

A estos bienes se les dió diversos usos, algunos fueron fundidos con la idea de obtener lingotes de plata, el Santo Rostro apareció en un suburbio de París, al finalizar la guerra, tras ser enajenado de los bienes del Banco de España en Valencia y el Relicario de Santa Cecilia emprendió la misma ruta que las colecciones del Museo Nacional del Prado, tras ser incautado a la Caja de Reparaciones por la Junta Central del Tesoro Artístico.

Sin duda, una de las grandes tragedias en vidas humanas es el bombardeo de Jaén capital, descrito como un «Guernica Andaluz», y los posteriores fusilamientos de presos en venganza por estos bombardeos.

Seis trimotores Junkers 52, cedidos por el ejército nazi a la fuerza aérea franquista, lanzan sobre la capital 36 bombas y 3 explosivos para cumplimentar la orden del general-jefe del Ejército del Sur, Queipo de Llano, en represalia por el bombardeo gubernamental sobre Córdoba.

El ataque tiene lugar sobre parte del antiguo arrabal de San Ildefonso, cuyo templo, muy cercano a la Catedral de Jaén, es dañado parcialmente por los explosivos y la metralla. En total se contabilizan unas 159 víctimas civiles (65 menores de edad, 37 mujeres y 57 hombres) y alrededor de 200 heridos.

A esto, le tenemos que sumar las «sacas» de presos perpetradas en abril de 1937, por iniciativa de las autoridades del Frente Popular, en venganza por el ataque aéreo.

Los encarcelados en la Catedral de Jaén se amotinaron, al enterarse del objetivo de estos traslados, y fabricaron cuchillos de madera con los muebles y bancos del templo. Tras el bombardeo, la delegación municipal organiza una comisión encargada de construir el mayor número posible de refugios antiaéreos y establecer un sistema de alarma contra los aviones enemigos.

Queipo de Llano en Unión Radio
El general Queipo de Llano en Unión Radio.

Entre mediados de 1937 y principios de 1939 son construidos cerca de 35 refugios antiaéreos públicos.

En este aspecto, la Catedral de Jaén era un edificio clave para la defensa de la capital puesto que, en sus cubiertas, se colocaron observatorios de guerra, con servicios de ametralladoras, la sirena y un refugio antiaéreo.

Asimismo, en el castillo y en una de las torres de la propia catedral se colocaron los tubos del órgano, con la idea de simular que la ciudad contaba con baterías contra los aviones.

El 7 de noviembre de 1937, la Catedral de Jaén deja de ser prisión.

A partir de este momento, la Junta Delegada realiza el inventario de los bienes muebles del templo para tratar de velar por su patrimonio escultórico y pictórico; un ejemplo es la correcta conservación de las pinturas barrocas del pintor Sebastián Martínez Domedel.

No obstante, la Junta va a tener que convivir con los sargentos de artillería encargados del polvorín y con los del cuerpo de guardia, dedicados a los servicios de vigilancia aérea.

El 9 de julio de 1938, los vocales de la Junta tienen que presentar una denuncia al gobernador al ver golpeados los precintos y las puertas de las estancias en las que trabajaban. Por fortuna, no se produjeron daños graves y la situación no se estabilizó hasta el final del conflicto.

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