Por qué el uso constante de Pantallas nos lleva a Comer sin Hambre…

Psicología y Mente(J.Soriano) — En la era digital, pasamos gran parte del día frente a pantallas, ya sea trabajando, viendo series o dentro de las redes sociales. Este hábito ha transformado nuestra rutina, incluyendo nuestra relación con la comida. Sin darnos cuenta, muchas veces comemos mientras miramos el móvil o la televisión, lo que puede llevarnos a ingerir más alimentos de los necesarios.
Un reciente meta-análisis ha confirmado que las personas, especialmente las mujeres, tienden a comer más cuando están expuestas a pantallas, sin importar el contenido que estén viendo. Este fenómeno se debe a la distracción, la exposición a estímulos visuales y cambios en la regulación del apetito.
En este artículo, exploraremos por qué las pantallas nos hacen comer sin hambre, sus consecuencias en la salud y cómo evitar este hábito para mejorar nuestra alimentación y bienestar.
– Cómo el uso de pantallas influye en la alimentación
En la era digital, el uso de pantallas se ha convertido en una parte esencial de la vida cotidiana. Desde ver la televisión hasta trabajar en una computadora o navegar por las redes sociales en el teléfono, pasamos muchas horas al día frente a una pantalla. Sin embargo, esta constante exposición puede tener un efecto inesperado en nuestros hábitos alimenticios: nos lleva a comer más de lo necesario, incluso sin sentir hambre.
Este fenómeno se conoce como alimentación distraída, un comportamiento en el que la atención se divide entre la comida y otra actividad, en este caso, mirar e interactuar con una pantalla. Estudios han demostrado que cuando las personas comen mientras están entretenidas con una pantalla, tienden a ingerir más cantidad de alimentos sin ser plenamente conscientes de ello.
Esto se debe a que la atención juega un papel crucial en la percepción de la saciedad: si no estamos concentrados en lo que comemos, el cerebro registra con menos precisión la cantidad ingerida y, por lo tanto, es más fácil seguir comiendo más allá de nuestras necesidades.
Un meta-análisis reciente, que analizó 23 estudios con 1894 participantes, confirmó que ver pantallas aumenta significativamente la ingesta de alimentos en comparación con quienes comen sin distracciones. Además, este efecto es más pronunciado en las mujeres.
Curiosamente, el contenido de la pantalla (por ejemplo, imágenes de comida o mensajes sobre control del peso) no parece influir de una forma significativa en la cantidad de comida ingerida, lo que sugiere que el simple acto de estar expuestos a una pantalla mientras comemos ya es suficiente para alterar nuestros hábitos alimenticios.
Este hallazgo refuerza la idea de que la alimentación distraída puede llevarnos a perder el control sobre nuestra ingesta de alimentos, promoviendo hábitos poco saludables y aumentando el riesgo de sobrealimentación.

– Factores que explican por qué comemos más con pantallas
El aumento de la ingesta de alimentos mientras usamos pantallas no es un fenómeno casual. Existen varios mecanismos psicológicos y biológicos que explican por qué la distracción nos lleva a comer sin hambre. A continuación, analizamos los principales factores que contribuyen a este comportamiento.
1. Menor atención plena en la comida
Uno de los principales motivos por lo que las pantallas aumentan el consumo de alimentos es la falta de atención plena. Comer mientras estamos viendo una serie, inmersos en las redes sociales o jugando con el móvil nos impide registrar de una forma consciente la cantidad de comida que ingerimos.
Al no prestar atención a las señales de saciedad que nos envía el cuerpo, es más probable que sigamos comiendo incluso cuando ya hemos consumido lo suficiente.
Diversos estudios han demostrado que la alimentación distraída afecta nuestra percepción del hambre y la saciedad. Cuando no recordamos cuánto hemos comido, el cerebro tiende a subestimar la cantidad ingerida, lo que puede llevarnos a seguir comiendo o a ingerir más comida en la siguiente comida del día.
2. Mayor exposición a estímulos visuales
Las pantallas están llenas de contenido diseñado para captar nuestra atención, y muchos de estos estímulos están relacionados directamente con la comida. Imágenes de platos o recetas apetitosas, anuncios de comida rápida o ver a personas que prueban comida en redes sociales pueden generar un deseo de comer, incluso si no sentimos hambre real.
Además, este efecto no se limita a la publicidad. Un estudio demostró que simplemente ver imágenes de alimentos en la pantalla puede activar áreas del cerebro relacionadas con la recompensa y el deseo, haciendo que sintamos antojos y terminemos comiendo más de lo planeado.
3. Alteraciones en la regulación del apetito
El uso de pantallas está vinculado a la activación del sistema de recompensa del cerebro, que regula el placer y la motivación. Al igual que ocurre con el consumo de azúcar o comida ultraprocesada, mirar pantallas puede estimular la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer.
Esta activación puede hacer que busquemos alimentos más gratificantes (generalmente altos en grasa, sal o azúcar) y que comamos más allá de nuestras necesidades reales.
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