Confirmado: pesas más de día que de noche y la razón es el Sol…

National Geographic(N.Freire) — Cuando los fotones chocan con tu cuerpo, transfieren una cantidad ínfima de esa energía y de cantidad de movimiento a tu piel, lo que genera una fuerza muy pequeña.
Nadie puede negar que estar bajo el Sol, siempre con protección, genera sensaciones muy agradables. Te calienta, te ilumina, te agrega un tono de bronceado muy cotizado en la industria estética… Pero, ¿sabías que también hace que peses un poquito más? Y no, no hablamos de mitos o de historias inventadas, sino de un hecho real y con base científica.
Eso sí, el cambio es tan diminuto que ni siquiera la báscula más precisa podría detectarlo. Aunque eso no significa que el aumento no siga estando ahí. De hecho, ¡es un fenómeno que incluso ha sido protagonista en el Nobel!.
– La delgada línea entre el sol y el peso
Pero ¿a qué se debe este incremento de peso? La respuesta es un factor que no depende en absoluto de lo que comas o de tu metabolismo, sino que es algo externo a ti: los fotones.
Pero para entender esto debemos diferenciar bien entre masa y peso. De esta forma, la masa es la cantidad de materia que forma tu cuerpo, mientras que el peso depende de las fuerzas que actúan sobre ti, principalmente la gravedad. Por ejemplo, en la Luna pesarías menos que en la Tierra porque, en nuestro satélite, la gravedad tiene un valor inferior.
Y aquí entra el propio Sol. Aunque tu masa no cambia desde el momento en el que estás a la sombra hasta aquel en el que te pones al Sol, y tampoco lo hace la fuerza gravitatoria que actúa sobre ti, sí hay una fuerza adicional que se está sumando. Esta es la presión de los fotones, las partículas diminutas que forman la luz solar.
Así, cada rayo de Sol que llega a la Tierra está compuesto por trillones de estos fotones, que viajan a velocidades altísimas aportando muchísima energía. Entonces, cuando los fotones chocan con tu cuerpo, transfieren una cantidad ínfima de esa energía y de cantidad de movimiento a tu piel, lo que genera una fuerza muy pequeña. Este “empuje” hace presión a tu cuerpo hacia abajo, sumándose a la fuerza gravitatoria y, por lo tanto, aumentando ligeramente tu peso.
¿Cuánto más pesas?
Ahora bien, debes tener en cuenta que el dato, aunque no deja de ser muy curioso, es tan pequeño que resulta imperceptible ante cualquier herramienta casera de medición. Para que te hagas una idea, si te encuentras bajo el Sol de Madrid, en un día despejado, tu peso aumenta aproximadamente 0,00000004 kilogramos – 40 nanogramos- en comparación con si estuvieras a la sombra o durante la noche.

Pero, ¿por qué ocurre únicamente durante el día? Porque es lo lógico. Al final, durante la noche no estás recibiendo luz directa del Sol, solo la tenue luz reflejada por la Luna o dispersada en la atmósfera. Lo mismo ocurre a la sombra, donde las propias nubes dificultan la llegada del mismo número de fotones a tu cuerpo.
Así, solo cuando estás directamente expuesto a la luz solar, millones de fotones golpean tu piel a cada segundo, generando esa leve presión.
– Un premio noble para los fotones
No obstante, la presión que ejercen sobre los fotones, ya no solo sobre nuestro cuerpo sino sobre el resto de los objetos es un hecho que lleva mucho tiempo estudiándose y, de hecho, ha dado lugar a algunos de los mejores avances científicos de los últimos años.
Por ejemplo, en 2018, el Premio Nobel de Física fue otorgado a tres científicos, Arthur Ashkin, Gérard Mourou y Donna Strickland, por su trabajo en un campo muy relacionado: las pinzas ópticas, que utilizan esa presión, pero a una escala mucho más pequeña.
En palabras simples, las pinzas ópticas son haces de luz capaces de atrapar y manipular partículas microscópicas, como células, bacterias o moléculas. ¿Cómo consiguen esto? Cuando los fotones de un láser chocan contra un objeto diminuto, ejercen una presión lo suficientemente fuerte como para moverlo o para mantenerlo en su lugar.
Así, esto ha permitido a los científicos estudiar procesos con mucho nivel de detalle como, por ejemplo, observar cómo interactúan las proteínas en el interior de una célula viva.
Deja un comentario