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El cementerio de naves espaciales: el lugar más remoto del planeta…


La nave Orion de la NASA flota en el Pacífico después de haber vuelto a la Tierra en diciembre de 2014.

¿Alguna vez te has preguntado dónde van a parar las naves espaciales cuando cumplen su misión? A lo largo de los años, cientos de satélites, estaciones espaciales y otras naves han llegado al final de su vida útil, y aunque algunas se desintegran al reingresar en la atmósfera terrestre, muchas terminan en un lugar muy especial y remoto del planeta.

Este sitio, conocido como el cementerio de naves espaciales, se encuentra en el punto más inaccesible de la Tierra: el Punto Nemo, ubicado en lo profundo del océano Pacífico.

– El lugar más remoto del planeta: El punto Nemo

El Punto Nemo, nombrado en honor al capitán de «20.000 leguas de viaje submarino» de Julio Verne, es el lugar más alejado de cualquier tierra firme en el planeta. Ubicado a 2.688 kilómetros de la isla Ducie (parte del archipiélago Pitcairn), la isla Maher en la Antártida, y el archipiélago Campana en Chile, este lugar es el representante de la soledad geográfica.

Fue calculado por primera vez en 1992 por el topógrafo croata Hrvoje Lukatela, quien usó tecnología geoespacial para determinar que el Punto Nemo es equidistante de cualquier masa terrestre significativa.

Con sus vastas aguas deshabitadas y su lejanía de cualquier actividad humana, el Punto Nemo es el lugar perfecto para evitar que los restos de una nave espacial puedan causar algún daño en áreas habitadas. Además, el tráfico marítimo en esta región es extremadamente bajo, lo que reduce aún más los riesgos de accidentes.

Por estas razones, el Punto Nemo ha sido designado como el lugar ideal para la reentrada de naves espaciales al final de su vida útil.

Oceanic pole of inaccessibility
La cruz representa el Punto Nemo. El círculo rojo representa la distancia desde esa región hasta la Tierra más cercana.

– Un lugar de descanso en el pacífico

Por su parte, el cementerio de naves espaciales es una vasta área en el Océano Pacífico, aproximadamente centrada en el Punto Nemo, donde las agencias espaciales de todo el mundo, como la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la agencia espacial rusa Roscosmos, envían sus naves viejas y obsoletas.

Desde 1971, más de 260 naves espaciales han sido desorbitadas en esta región, incluidos satélites, estaciones espaciales y vehículos de carga.

Uno de los ejemplos más notables de naves que han terminado aquí es la Estación Espacial MIR, la famosa estación espacial soviética que fue desorbitada en 2001 después de 15 años en el espacio. Otros ejemplos incluyen la serie de estaciones Salyut de la era soviética y las naves de carga no tripuladas que reabastecieron la Estación Espacial Internacional (EEI), como el vehículo de transferencia japonés H-II y la nave rusa Progress.

El proceso de enviar una nave al cementerio es bastante controlado. Cuando una nave espacial llega al final de su vida útil, se realiza un reingreso controlado a la atmósfera.

La mayor parte de la nave se desintegra en la atmósfera, pero los restos más grandes que no se queman por completo terminan hundiéndose en las aguas profundas del océano en el Punto Nemo, donde no representan un peligro para los humanos o la vida marina debido a la vastedad y profundidad de la zona, que alcanza aproximadamente los 3.700 metros.

Estación Espacial MIR
La estación espacial MIR pasó a formar parte del cementerio de naves espaciales en el año 2001.

– Por qué el punto Nemo

El uso del Punto Nemo como cementerio espacial no es casualidad. Su lejanía, aislamiento y la falta de actividad humana o marítima hacen de esta región el lugar ideal para evitar cualquier riesgo asociado con los restos espaciales.

Además, el hecho de que el área esté ubicada en alta mar, en territorio internacional, lo convierte en un espacio neutral que puede ser utilizado por cualquier nación para deshacerse de sus naves espaciales de manera segura.

Otro factor que lo convierte en un lugar perfecto es la profundidad del océano. Al estar a unos 3.700 metros bajo la superficie del océano, cualquier escombro que llegue al fondo no afecta ni a la vida marina ni al medio ambiente de manera significativa. Además, esta región está muy lejos de los principales corredores de navegación, lo que reduce aún más la posibilidad de interferencias humanas.

A pesar de lo inhóspito y remoto que es este lugar, la actividad humana más cercana en el Punto Nemo no ocurre en el océano, sino en el espacio.

Los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional pasan a solo 400 kilómetros de este punto cuando su órbita cruza el océano Pacífico, lo que significa que los humanos en el espacio están más cerca del Punto Nemo que cualquier persona en la Tierra.

– Futuros inquilinos

El cementerio de naves espaciales sigue creciendo a medida que más misiones espaciales terminan, y se espera que en las próximas décadas este lugar reciba algunos «huéspedes» muy importantes. Uno de ellos será, en algún momento, la Estación Espacial Internacional (EEI), que se espera que sea desorbitada en la próxima década.

A pesar de sus años de servicio y de los importantes avances científicos que ha facilitado, llegará el momento en que la EEI deberá ser reemplazada, y su destino final será el océano en el Punto Nemo.

Otro posible «huésped» del cementerio es el Telescopio Espacial Hubble, que también tendrá que ser desorbitado en algún momento. Debido a su tamaño y masa, un reingreso controlado será necesario para asegurar que sus restos caigan en una región segura, y el cementerio de naves espaciales será el lugar elegido para esto.

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