Del Antiguo Egipto al cuadrilátero: la épica historia del boxeo a través de los siglos…

National Geographic(F.S.Carrascosa) — El arte pugilístico del boxeo constituye uno de los deportes más antiguos que existen. Aunque su origen tuvo lugar en el Antiguo Egipto, se considera que durante la prehistoria este deporte ya se practicaba en la zona de la actual Etiopía, aproximadamente en el año 6.000 a. C.
Fue desde esta región donde la práctica se comenzó a expandir hacia Egipto, popularizándose como una forma recurrente de entretenimiento en distintas celebraciones y festividades, en la que tanto hombres como mujeres luchaban entre ellos con unos vendajes que les cubrían parcialmente el antebrazo hasta el codo, dejando los nudillos descubiertos.
Existen diferentes representaciones pictóricas que evidencian esta práctica, como la hallada en la tumba de Jeruef, un noble al servicio del faraón Amenhotep III, que representa a seis boxeadores en posición de pelea.
Desde Egipto, la práctica del boxeo se extendió hacia la isla griega de Creta, y más tarde hacia toda Grecia, siendo incluido como deporte en la 23o edición de los Juegos Olímpicos de la Antigüedad que tuvieron lugar en el año 688 a. C., donde Onomasto de Esmirna se proclamó el primer campeón de boxeo olímpico de la historia, encargándose él mismo de recoger en un texto las primeras reglas que regían la remota práctica de este deporte.
El boxeo también se propagó por el Imperio Romano, donde los gladiadores, provistos de los llamados caestus, unos arcaicos puños de hierro provistos de pinchos metálicos, luchaban contra los esclavos hasta la muerte en un sangriento espectáculo que divertía a las masas.
Después de que el emperador Teodosio I el Grande adoptase el cristianismo como religión única del Imperio en el año 380, este tipo de prácticas fueron prohibidas y poco a poco fueron desapareciendo. Sin embargo, su extensión por Asia facilitó que varios siglos después los exploradores ingleses adoptaran el deporte y lo llevasen consigo de vuelta a las islas británicas.

Se considera que el primer combate de boxeo moderno tuvo lugar en 1681, siendo promovido por el duque de Albemarle y en el que tal y como se hizo eco el diario británico Protestant Mercury, participaron un lacayo del duque y un rudo carnicero, saliendo ganador este último.
La popularidad alcanzó cotas espectaculares en Gran Bretaña durante la primera mitad del siglo XVIII, siendo James Figg el primer campeón de los pesos pesados en reclamar el título en 1719 en una modalidad sin guantes que se denominaba “puño limpio”.
En 1732, el rey Jorge I mandó construir en Hyde Park un cuadrilátero en un claro gesto de apoyo al deporte, lo que creó un fenómeno de masas alrededor del boxeo que se convirtió en el pretexto para que los nobles adinerados apostaran grandes sumas de dinero en los combates.
A su vez, esto hizo que el deporte comenzará a profesionalizarse cuando los acaudalados aristócratas invirtieron sus fortunas en material de entrenamiento y manutención para los púgiles a los que apoyaban.
Unos años más tarde el campeón inglés Jack Broughton utilizó el dinero que había conseguido en las peleas y que había recibido por parte de sus patrocinadores para abrir un coliseo destinado a la práctica del boxeo que se convirtió en punto de encuentro para los amantes de este deporte.
Hacia el año 1743, el propio Broughton redactó una serie de siete normas que sirvieron como piedra angular para definir las normas del boxeo y que poco después fueron modificadas para constituir las London Prize Ring Rules, las primeras reglas de la modalidad a “puño limpio”.
Fue finalmente en el año 1865 cuando el galés John Graham Chambers se encargó de redactar una normativa detallada sobre el boxeo que aplicaba por primera vez el uso obligatorio de guantes y que fue apoyada por el noble escocés John Sholto Douglas, motivo por el que se conocen como las Reglas del Marqués de Queensberry.
El boxeador originario de Boston, John L. Sullivan, se convirtió en el último campeón de la modalidad a “puño limpio” en 1899, participando en el último combate de boxeo sin guantes que hubo autorizado. La llegada de la nueva normativa, entre otras cosas, reflejaba la prudente delimitación de las dimensiones del cuadrilátero, y además sustituía a las London Prize Ring Rules, dando lugar al boxeo moderno tal y como lo conocemos hoy en día.
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