actualidad, opinion, variedades.

True Crime …


El 'true crime" y el enamoramiento de los asesinos - Diario Libre

The Conversation(S.Corral/M.L.Melero/M.N.N.Mozo) — La fascinación por el mal ha estado presente en la sociedad desde hace siglos. En los últimos años el true crime, género que incluye películas, series, documentales, podcasts o libros basados en crímenes reales, está claramente de moda, a pesar de las acusaciones de revictimizar a las víctimas y del tratamiento poco ético de los casos criminales.

Este género es el culpable de que hoy todos sepamos lo que es un asesino en serie y opinemos sobre perfiles criminales o los motivos de un crimen.

Hay expertos que nos hablan de las razones para el aumento en la producción de true crime. El suspense y el misterio entretienen, con el añadido de que, en muchas ocasiones, hay un “final feliz” en la historia. Este “final feliz” implica que el orden social y la justicia se restauran con la resolución del crimen.

Estos autores apuntan a que el true crime nos acerca a las vivencias de las personas involucradas en un crimen y nos conecta con nuestros miedos y esperanzas, debilidades y virtudes, con la naturaleza humana y con el lado oscuro de la misma. Finalmente, el true crime nos sirve para prepararnos psicológicamente para enfrentarnos al mal.

A pesar de que los hombres consumen en general más pódcast que las mujeres, cuando nos fijamos en los de true crime son las mujeres las principales consumidoras. Además, estas prefieren novelas de true crime sobre otros géneros literarios violentos más que los hombres.

Una de las posibles explicaciones señala al miedo al delito, un concepto que se refiere a las respuestas emocionales, cognitivas o comportamentales provocada por el delito. La investigación apunta de forma consistente a que las mujeres tienen más miedo al delito que los hombres. Y sabemos que ese miedo está explicado principalmente por el miedo a una agresión sexual.

Un género que da información a las mujeres

La fascinación por el mal: del 'true crime' al enamoramiento de los asesinos

¿Por qué, entonces, las mujeres son más aficionadas al true crime que los hombres?

Podría ser en por un intento de aprender la forma de evitar o escapar de una agresión.

Un estudio encontró que las mujeres prefieren aquellas historias de true crime que les dan información útil para la “vigilancia defensiva”, esto es, las habilidades para defenderse de una agresión.

En este estudio, las mujeres informaron que preferían el true crime que incluía consejos para escapar de una agresión o daba información sobre las motivaciones de esta.

Otro estudio, con 525 mujeres universitarias, exploró las razones para consumir true crime. Además de la vigilancia defensiva, que ya conocemos, analizaron dos motivaciones más: la emoción asociada al contenido oscuro y a veces tabú propio del true crime y la autenticidad, es decir, el interés en el género porque relata historias y personas reales y se puede ver cómo se administra justicia.

Las mujeres de este estudio con niveles más elevados de miedo a una agresión sexual informaron de un mayor consumo de true crime. Al mismo tiempo, la motivación más probable para consumirlo en estas mujeres era el aprendizaje de estrategias para evitar o escapar de una agresión.

Sin embargo, y tal como reconocen los autores del estudio, podría ser que su consumo hiciera que tuvieran más miedo a una agresión (y no al revés) o que ambos factores se alimentaran mutuamente. De hecho, hay evidencias de que ver noticias de crímenes está asociado a más miedo a convertirse en víctima de uno y a sobrestimar la prevalencia del crimen.

Un estudio cualitativo reciente con entrevistas a mujeres supervivientes de violencia de género y consumidoras de true crime ha encontrado, sin embargo, motivaciones diferentes. Parece que este género, como espacio donde sus propias experiencias de violencia están normalizadas, podría ayudarles a entender las experiencias vividas y crear redes de apoyo.

Pero, de forma más importante, parece tener una función terapéutica, ayudando en el procesamiento del trauma y en los procesos de recuperación.

Estas no son las únicas motivaciones para consumir true crime. El entretenimiento, la conveniencia y el aburrimiento, conocer experiencias diferentes a las nuestras o intentar resolver el crimen han sido referidas tanto por hombres como por mujeres.

La hibristofilia: atracción romántica por criminales

El extremo de la fascinación por el mal es probablemente el interés romántico que algunas personas experimentan por personas que han cometido un delito. No cabe duda de que el true crime contribuye a la romantización de asesinos y otros criminales al presentar una imagen de un hombre atractivo, carismático, amable y cariñoso o ahondar en las motivaciones para sus crímenes.

Ted Bundy, el infame asesino en serie, por ejemplo, se casó con Carol Ann Boonev durante su juicio. Otros asesinos como Anders Breivik, autor de la masacre de 77 personas en Oslo y Utoya en 2011, o Charles Manson, el líder de la familia Manson, condenado a cadena perpetua por haber ordenado el asesinato de 9 personas en 1969, han recibido cartas de amor en prisión.

La atracción sexual hacia una persona que ha cometido un acto violento tiene un nombre. Es la hibristofilia o el síndrome de Bonnie y Clyde. Esta parafilia es muy poco frecuente, aunque lo es más en mujeres que en hombres.

Tiene dos manifestaciones: la pasiva tomaría la forma de esas cartas de amor comentadas anteriormente, mientras que en la forma agresiva la mujer ayudaría a su pareja y sería cómplice de sus actos criminales.

Pero no todas las mujeres a las que les atraen los “chicos malos” tienen hibristofilia. Katherine Ramsland, psicóloga forense, describe las razones por las que una mujer puede casarse con un asesino en serie:

“Algunas creen que pueden hacer que un hombre así de cruel cambie y salvarlo. Otras buscan cuidar y proteger al niño que una vez fue; otras pocas buscan la fama. Ramsland añade la idea del «novio perfecto”: el asesino está en prisión y no hay posibilidades de que salga en libertad pronto, ella sabe siempre dónde está y no tiene contacto con otras mujeres. Así, la mujer tiene una relación y alguien que la quiere, pero sin el desgaste de la cotidianeidad».

Sheila Isenberg, en su libro Women who love men who kill, describe, después de entrevistar a mujeres que tenían relaciones amorosas con asesinos, que muchas de estas mujeres habían sufrido violencias en sus vidas y que quizá por primera vez se sentían seguras ya que él, al estar en prisión, no podía hacerles daño. Creían firmemente que sus parejas eran inocentes, describiendo las relaciones como muy intensas y románticas.

No hay duda de la fascinación que nos suscita el mal y de que el true crime nos lo acerca desde la comodidad de nuestro sillón. Es una forma de entretenimiento, pero a la vez nos permite ver y sentir realidades muy complejas y diferentes a las nuestras, aprender de ellas y reflexionar sobre la naturaleza humana y su lado oscuro.

– El perfil criminológico, una técnica de investigación que desentraña la mente de los peores delincuentes

 

El perfil criminológico, una técnica de investigación que desentraña la  mente de los peores delincuentes

El perfil criminológico es la disciplina de la ciencia forense que se ocupa de analizar las huellas del comportamiento y las características en una escena del crimen con objeto de obtener información útil que ayude a identificar y comprender a los delincuentes.

En la disciplina del también llamado profiling siempre será necesario interpretar los rastros o huellas de comportamiento de una serie de crímenes con el objetivo de caracterizar y concretar al agresor.

Este perfil se basa en el análisis de aspectos psicológicos, lo que abarca las cuestiones relacionadas con la personalidad, los patrones de pensamiento e incluso los trastornos mentales. También incluye aspectos sociales como el entorno cultural del agresor, las posibles influencias del grupo social y aspectos del comportamiento para determinar un patrón.

Todo lo anterior permite que con el perfil criminológico se examinen acciones y hábitos delictivos, es decir, el modus operandi utilizado para cometer el delito. Además, se añaden factores motivacionales, por lo que el perfil permitirá determinar las razones que hay detrás del hecho delictivo: la venganza, una gratificación personal, una ideología, el lucro, etc.

Históricamente, el perfil criminológico fue desarrollado por el Federal Bureau of Investigation (FBI) estadounidense durante la década de 1970 y 1980. El agente John E. Douglas es una figura clave en la creación y evolución de esta técnica de investigación.

Douglas y su equipo trabajaron en varios casos de asesinos en serie notables y de otros delitos graves analizando el comportamiento y las características psicológicas para crear perfiles detallados de los delincuentes. Así, investigó el caso de Ted Bundy, autor de la muerte de al menos 30 mujeres; el de John W. Gacy (el payaso asesino), responsable de al menos 33 jóvenes y niños, y el de Edmund Kemper, que mató a 10 personas, incluyendo a su madre.

Diferentes métodos de perfilación

No hay un único método de realizar un perfil, si bien en conjunto puede versar sobre tareas como:

  • Descripción de la personalidad y otras características del agresor desconocido.
  • Estudio de dónde puede residir o el lugar donde tiene su base de operaciones para cometer sus delitos.
  • Valoración sobre la probabilidad de que cometa futuros delitos y su ubicación.
  • Vinculación entre los crímenes.
  • Apoyo en la dirección de las entrevistas con los posibles sospechosos.

El perfil criminológico se utiliza para averiguar hechos delictivos de agresores desconocidos, es decir, no sabemos quién es el criminal. En España ha servido para resolver algunos casos como el de Diana Quer ayudando a identificar características del asesino. Precisamente eso fue lo que llevó a la detención de El Chicle.

Alexander Pichushkin (el asesino del ajedrez) fue identificado y capturado gracias a un perfil criminológico detallado que analizaba sus patrones de comportamiento y motivaciones. El caso de la asesina de ancianas de Mataró (Barcelona, España) fue otro más resuelto a través de esta técnica.

Fuera de España destaca el caso de los dos asesinos en serie y violadores británicos John Duffy y David Mulcahy. El perfil criminológico permitió determinar un patrón de comportamiento y un método en la comisión de los asesinatos.

También el del asesino del Golden State, que involucraba a un violador y asesino en serie que aterrorizó a California en la década de los 70 y 80: el perfil criminológico sugirió que los hechos eran cometidos por un sujeto con conocimientos avanzados en tácticas de sigilo y vigilancia con posibles antecedentes militares, lo que sirvió para capturar al autor de los hechos.

Evolución de la disciplina

LA PERFILACIÓN CRIMINOLÓGICA COMO HERRAMIENTA FUNDAMENTAL EN LOS PROCESOS  DE INVESTIGACIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA

Desde sus inicios, el perfil criminológico ha evolucionado significativamente.

Hoy es clave la utilización de este método científico que al principio se basaba en la observación y experiencia y que ahora se apoya en estudios empíricos y en el método científico para crear un perfil más preciso.

Además, la evolución de la tecnología permite el uso de herramientas avanzadas en el análisis de datos y en algoritmos de la inteligencia artificial.

No hay que olvidar que en la actualidad existen bases de datos globales internacionales que permiten comparar perfiles y comportamientos, mejorando así la precisión y la eficacia del perfil criminológico, como la de INTERPOL, el Portal Estadístico de Criminalidad o la base de datos sobre obras de arte robadas.

Pese a los casos expuestos, que son de asesinato, el perfil criminológico se aplica a diferentes delitos. Algunos ejemplos son:

  • Secuestros. Ayuda a determinar las características psicológicas y criminológicas del secuestrador y a predecir su comportamiento.
  • Delitos sexuales. Analiza la psicología y comportamiento del agresor o delincuente para identificar motivaciones sexuales.
  • Robos y atracos. En estos casos ayuda a identificar la forma de operar y las motivaciones detrás de los robos.
  • Terrorismo. Permite analizar y entender las motivaciones ideológicas y los comportamientos, lo que a su vez ayuda a prevenir ataques terroristas futuros.
  • Ciberdelincuencia. El perfil igualmente identifica patrones de comportamiento y habilidades técnicas para detener a los delincuentes cibernéticos.

Teniendo en cuenta estos ejemplos, el perfil criminológico es una herramienta valiosa para miembros de fuerzas y cuerpos de seguridad en la resolución de una amplia gama de delitos. Las bases de datos ayudan a coordinar esfuerzos internacionales para combatir el crimen y para mejorar en la obtención de un perfil criminológico más eficaz, lo que convierte a esta técnica en una herramienta aún más valiosa.

– Las pisadas del crimen: así ayuda la podología forense a resolver delitos

La podología forense puede resultar un tanto extraña para quienes no están habituados a los contextos de las investigaciones médico-legales, pero se trata de una disciplina clave en la identificación de personas mediante análisis de huellas, patrones de pisada y características específicas de los pies.

En realidad se trata una subdisciplina de las Ciencias Forenses que aborda la investigación científica de los vestigios y huellas que puedan aparecer en el escenario de crímenes con el fin de descubrir la identidad de víctimas, delincuentes y otros implicados en un hecho ilícito.

A través de la lofoscopia –el estudio de las crestas papilares–, de los dermatoglifos o huellas dactilares –de dedos o plantares–, así como de la forma y profundidad de la pisada, nos aporta información valiosa sobre el tamaño y peso de una persona, así como sus defectos al andar.

Además permite obtener datos del calzado, no solamente de la marca que deje, sino si tiene algún logotipo, desgaste u otros elementos significativos apreciables.

También se puede averiguar, a través de esta técnica, qué persona o personas han participado en un hecho delictivo, ya que son señales únicas e identificativas de cada ser humano, algo que también sucede con el otograma –el análisis que deja el relieve de la huella de una oreja–.

Son elementos fundamentales, y no pocas veces determinantes, para aportar pruebas periciales en determinados escenarios dentro de un procedimiento penal.

Técnicamente, la labor del criminalista es el levantamiento de la huella y que la misión del podólogo forense es su análisis, que a través de un dictamen legal auxilia a la justicia y sirve de soporte a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

Diferentes tipos de huellas

Las huellas son un reflejo biomecánico que se transfiere al suelo u otro soporte y en las que se observa desde su coloración hasta su frescura (lo que define si la persona a la que pertenece ha caminado más despacio o más deprisa), pasando por un enfoque lineal (es decir, si su camino era recto o se salió en algún momento).

Sus tipos son variopintos:

  • Huellas que son visibles porque quedaron estampadas en superficies con unas características concretas como son, por ejemplo, las que se componen de partículas poco compactas o barro blando.
  • Huellas que no se pueden ver con el ojo humano, salvo si se aplican reactivos químicos que saquen a la luz los restos latentes.
  • Huellas simuladas, que son las que pretenden confundir al profesional podólogo forense, en la medida de que son estampadas por el autor criminal en el lugar de los hechos con la única finalidad de despistar a los profesionales.
  • Huellas que se superponen unas sobre otras, y además no lo hacen en la misma dirección, por lo que hay que analizar su secuencia.
  • Huellas estampadas por la misma persona, que se producen en serie y, por lo tanto, su estudio tiene que ver con detalles como la dirección, la longitud o la anchura de la huella y del paso.

Se atribuye a Wesley Vernon y a F.J. McCourt la referencia a esta disciplina, y a Reino Unido y Canadá los primeros atisbos sobre estos estudios podológicos, que se pueden datar en torno a los años setenta.

Pero aunque ha pasado ya medio siglo, no son estudios convencionales ni ampliamente extendidos en países como España. En otros como EE. UU. sí han tenido una mayor difusión.

Casos resueltos gracias a los pies

Pese a no ser una especialidad geográficamente muy desplegada, sí se cuenta con un histórico de casos y de análisis que aportan numerosos datos. Cabe nombrar a E. Muir, que en el año 1935 escribió por primera vez sobre ello en relación con un asunto que trataba sobre huellas plantares.

Otro nombre con peso específico en esta rama de la medicina es el del patólogo Sir Sidney Alfred Smith, que dio con un ladrón de Falkirk (Escocia) en los años cincuenta gracias a sus defectos motrices.

Otro caso real, aunque posterior, fue el asesinato de Vincent y Maxine Zazzara en su casa de California en el año 1985. También se resolvió, entre otras evidencias, gracias a las huellas de zapatos.

Las huellas de los pies siguen un sistema riguroso de análisis, comparación y evaluación. Y justo por eso se suelen cotejar con otras. Así, nos encontramos con huellas de carácter dubitado, pertenecientes a la persona susceptible de ser culpable, que se comparan con otras de carácter indubitado, pertenecientes a la persona investigada.

Para estos estudios contamos, por un lado, la pedimetría, que se encarga de medir y analizar la salud de los pies y, por otro, la pedigrafía, que consiste en analizar la huella de un pie utilizando un pedígrafo.

Aun cuando se esté ante un modelo de investigación criminalístico con poco recorrido en comparación con otros, queda clara su importancia en el descubrimiento de delitos y su autoría.

nuestras charlas nocturnas.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.