Curas Bizarras, remedios caseros, hierbas para remedios …

SalvaNet/marcianosz.com/BBC/National Geographic — Rellene un cachorro de perro con caracoles y salvia.
Áselo al fuego y use la grasa extraída para hacer un ungüento.
Si tiene gota -y aunque le parezca inusual- esta receta era el tratamiento de primera línea en la época medieval temprana que se ha considerado, con frecuencia, como un remanente degradado de la tradición grecorromana y que después de la caída del Imperio entró en un importante retroceso.
En parte, por la prohibición de los estudios anatómicos en cadáveres, principal herramienta de enseñanza durante siglos, y por la falta de escuelas de formación.
La teoría hipocrática de los cuatro humores del cuerpo (sangre, flema, bilis amarilla y negra) era la principal característica de la medicina durante la Edad Media. La mayoría de quienes la practicaban suponía que la progresión de un trastorno era consecuencia de un desequilibrio interno, que debía ser restaurado para que el paciente recobrara la salud.
El miedo -junto con la superstición- jugó un rol crucial: la gente creía que las enfermedades eran un castigo divino y, por tanto, la cura solo podía provenir de la ayuda de Dios. Por eso, se buscaba la sanación a través de la oración o el peregrinaje a algún lugar santo, en vez de acudir al médico o al curandero.
En la Europa medieval, solo se pudieron lograr avances considerables en el campo de la ciencia durante el siglo XII y principios del XIII, con la creación de las Universidades de París (1150), Bolonia (1158), Oxford (1167), Montpellier (1181) y Padua (1222).
La mayoría de los tratados comienzan a partir de los siglos XVI o XVII y pocos libros exploran las prácticas médicas de períodos anteriores. En general, estas se mantuvieron relativamente constantes desde la antigüedad hasta el siglo XIX.
Las sangrías eran comunes, junto con los remedios herbales, los emplastos para la piel y los regímenes que incluían ayuno, descanso y cambios en la dieta tanto para prevenir como para tratar distintas patologías. Siempre regidos por el ciclo lunar.
La biblioteca de la Universidad de Cambridge en Reino Unido descubrió una serie de manuscritos de esa época que contienen prescripciones médicas, textos alquímicos y libros devocionales que serán traducidos, catalogados y preservados para conocer la cultura médica medieval y el acercamiento que existía con el paciente de la época.

– Curious Cures
El proyecto de dos años financiado por la Wellcome Trust, una organización benéfica de investigación biomédica con sede en Londres busca compilar libros únicos e irremplazables de las colecciones de clase mundial de la Biblioteca de la Universidad de Cambridge y el Museo Fitzwilliam.
La muestra incluye recopilaciones de recetas y textos médicos, pero también libros científicos, alquímicos, legales, literarios, litúrgicos y devocionales, que ilustran las diferentes rutas a través de las cuales se registraron, compartieron y transmitieron conocimientos clínicos durante ese período, así como la extrañeza del quehacer precientífico.
Muchos están escritos en latín y algunos en francés, pero una proporción no menor, está en inglés medio. Lo que da cuenta de los albores de la circulación del conocimiento médico en la lengua vernácula de ese país.
En estas prescripciones se menciona una sorprendente variedad de ingredientes animales, minerales y vegetales. Hay hierbas que aún se encuentran en los jardines modernos y en los estantes de los supermercados (salvia, romero, tomillo, laurel, menta), así como plantas perennes comunes: walwort, henbane, betony, y comfrey.
Además, evidencian que los médicos medievales tenían acceso y usaban una diversidad de especias en sus formulaciones, entre ellas, comino, pimienta y jengibre y, a menudo, mezclaban ingredientes con cerveza, vino blanco, vinagre o leche.
– Tratamientos poco convencionales
Dentro del glosario se mencionan «componentes curiosos o cuestionables», en particular los «derivados de animales». Algunos de estos últimos incluyen heces de paloma, pulmones de zorro y grasa de anguila para tratar distintas afecciones.
Se encontró un tratamiento para la gota que consistía en «salar un búho y hornearlo hasta convertirlo en polvo, para luego mezclarlo con grasa de jabalí para transformarlo en una pomada” que debía ser utilizada sobre las heridas e inflamación del afectado.
Una indicación para las cataratas, descritas como una «telaraña en el ojo», recomienda juntar la vesícula biliar de una liebre con un poco de miel antes de aplicarla en el ojo con una pluma por un periodo de tres noches.
Para el doctor James Freeman, curador de la colección, «estas recetas son un recordatorio del dolor y la precariedad de la vida medieval: antes de los antibióticos, antisépticos y analgésicos como los conoceríamos todos hoy. Al mismo tiempo, revelan las dolencias que inquietaban a la comunidad y el contexto en el que vivían» [5].
Detrás de cada escrito, dijo, «por distante que sea, se encuentra una historia humana: experiencias de enfermedad y dolor, pero también el deseo de vivir y estar saludable. Dentro de los más conmovedores, está una receta para hacer que un hombre y una mujer tengan hijos, para saber si una mujer embarazada lleva un niño o niña y para librar a una mujer de un niño muerto«.
Por extrañas y alarmantes que puedan parecer muchas de estas curas, el Medioevo dio lugar a un sistema médico de tradición científica que tuvo una gran proyección durante muchos siglos para explicar, de forma coherente, la relación entre salud y enfermedad.
1.- La cura peruana para la impotencia:

El «Jugo de rana», Lo llaman la «viagra del Perú» y dicen que es ideal si tienes un bajo apetito sexual. La demanda de este jugo es muy elevada en los mercados locales de Lima.
Aunque también cura enfermedades como asma, bronquitis y cansancio los principales consumidores son hombres adultos, quizás el efecto afrodisíaco provenga de uno de sus ingredientes llamado maca, es una planta que crece al sur de américa conocida por sus propiedades afrodisíacas.
En el mercado puedes elegir tu rana de un tanque, después el vendedor la lleva a una tabla para matarla y despellejarla, llena la licuadora con agua caliente, caldo de frijol, miel, aloe vera y una buena porción de maca y todo esto se licua junto con la rana.
2.- Inflamaciones en la garganta: Caca de perro.

«Album graecum» así es llamado el excremento de perros o hienas que con previa exposición al aire se torna de un color blanco, el excremento blanco de perro fue utilizado como medicamento, muy a menudo mezclado con miel para tratar inflamaciones en la garganta. También se utilizo de manera externa como un yeso para cerrar u sanar las heridas.
3.- Dolores de estomago: Vesícula de un mono.

La vesícula de un mono era una medicina tradicional en China, solía utilizarse para una amplia gama de problemas que incluían desde enfermedades en los ojos, el estomas hasta como una cura para los niños con berrinches. Muchas culturas antigua bebían la sangre de mono para aumentar su fuera y vitalidad, también creían que tenia efectos que retrasaban el envejecimiento. En algunos lugares de Indonesia en la actualidad el cerebro de mono es consumido como una cura para la impotencia o servido como un platillo en un restaurante.
4.- Antigua cura británica para la malaria: Telaraña.

En el pasado, cuando la malaria azotaba a poblaciones enteras se utilizaron diversas curas para tratar de controlar la enfermedad, una de ellas fueron las tabletas hechas con redes de arañas, las supuestas cualidades medicinales de las telarañas se han perdido con el tiempo, el tratamiento tenia algunas variaciones como comerse las arañas vivas.
5.- Cura en Sudáfrica para el SIDA: Tener sexo con una virgen.

Las encuestas muestran que un tercio de los sudafricanos creen en una antigua y extraña cura para el SIDA, esta «cura» implica tener sexo con una virgen y la creencia es que limpiará el cuerpo de todas las enfermedades venéreas. Esta creencia le dio a los sudafricanos la tasa mas alta de incidencias en violaciones, teniendo como principal problema las violaciones a niños.
– Cinco antiguos remedios que todavía utilizamos hoy

Uno de los recientes ganadores del Premio Nobel de Medicina descubrió un medicamento revolucionario tras revisar más de 2.000 antiguas recetas herbales.
El descubrimiento del doctor Tu Youyou, la artemisinina contra la malaria derivada del ajenjo, ha salvado millones de vidas.
Y del opio de los tulipanes, a la quinina del árbol de la quina o la digoxina de la dedalera, hay muchas joyas descubiertas en el pasado que tienen beneficios médicos estables acreditados.
De hecho, en la actualidad hay una rama completa de la ciencia dedicada al estudio de la medicina tradicional, la etnofarmacología.
Pero aislar los ingredientes activos de las plantas no es tan fácil.
Y muchas de estas plantas en su estado natural son venenosas, por lo que fabricar medicamentos útiles para la población requiere planificación y mucha materia prima.
«Tenemos que desarrollar estrategias y hay que tener en cuenta ciertas cosas a la hora de tratar a mucha gente», explica Michael Heinrich, profesor de farmacognosia (investigación de plantas medicinales) en UCL, Londres.
Pero, para mientras, te traemos una lista de cinco viejos remedios que, de una forma u otra, se emplean todavía hoy.
– Asclepia
La savia blanca de esta hierba común, conocida también como algodoncillo, fue descrita por el botánico Nicolas Culpeper, en su libro «Complete Herbalist» publicado en 1826, como «un buen tratamiento contra las verrugas».

No lo prueben en casa, porque también es un irritante.
La asclepia llegó desde Europa, de donde es originaria, a Australia, donde el bioquímico Jim Aylward la tenía en su jardín.
«Mi madre lo plantó durante 20 años», dice.
«Siempre me dijo que me lo pusiera en la piel para mejorar las manchas del sol».
En 1997, el doctor Aylward aisló su ingrediente activo, el mebutate ingenol, que descubrió que era tóxico para los tejidos humanos rápidamente replicados.
Recientes ensayos clínicos de Picato, un gel derivado de la savia de la asclepia, sugieren que es efectivo en detener lesiones en proceso de convertirse en cáncer de piel.
– Sanguijuelas
Las sanguijuelas fueron uno de los métodos más civilizados para la extracción de sangre, una forma popular de curar enfermedades-
Para el médico griego Hipócrates, cualquier desequilibrio en los cuatro «humores» del cuerpo (sangre, bilis negra, bilis amarilla y flemas) era una causa de enfermedad.
Y la mejor forma de corregir esto era drenando el exceso de sangre.
Si nos remontamos a la Europa de 1830, las sangraduras eran un gran negocio.

Fue en esa época que la utilización de sanguijuelas para tratar casi todos los achaques alcanzó su cima, con Francia importando cerca de 40 millones al día.
Con el auge de la ciencia «racional», y sin evidencia para apoyar la práctica, las sangraduras dejaron de practicarse a gran escala.
Pero hospitales como el UCHL, en Londres, utilizan a estos gusanos para drenar el exceso de sangre tras microcirugías, porque ayuda a la curación natural.
Las sanguijuelas pueden utilizarse en los cuidados postoperatorios de trasplantes de piel o tras volver a juntar dedos u orejas perdidos.
Las sanguijuelas producen una proteína que evita la coagulación de la sangre, y esto da tiempo a las venas pequeñas a volver a soldarse.
Gales es ahora el centro de la terapia con sanguijuelas y alberga una fábrica donde se proveen decenas de miles de sanguijuelas medicinales a hospitales de todo el mundo.
Sauce
Tanto los antiguos egipcios como Hipócrates recomendaron utilizar la corteza de sauce para aliviar el dolor.
Su efectividad se probó en un estudio llevado a cabo por la Royal Society en 1763.
Pero no fue hasta 1915 que el gigante farmacéutico Bayer empezó a venderlo como aspirina.

Ahora es objeto de entre 700 y 1.000 estudios clínicos al año.
Avances recientes mostraron que sus efectos van mucho más allá que los de un simple analgésico.
Desde reducir el riesgo de infartos hasta que podría ayudar a prevenir el cáncer, la aspirina es el remedio tradicional que sigue dando beneficios.
– Campanillas de invierno
La galantamina, derivada de las campanillas de invierno y utilizada para tartar el Alzheimer, fue investigada en primer lugar por la Unión Soviética, pero la sabiduría popular dice que los búlgaros ya se frotaban las flores en la frente para curar el dolor de cabeza.
El profesor Heinrich dice: «Con toda seguridad lo usaban en la medicina tradicional antes de que los soviéticos empezaran a investigar en los años 50».

«¿Por qué empezarías a investigar las campanillas de invierno?»
«Tiene que haber una razón para que les prestaran atención en un primer momento».
– Jugo estomacal de las vacas
Una receta para «pomada de ojos» de un libro médico anglosajón de hace mil años, el Bald Leechbook, dice que hay que mezclar ajo, cebolla, vino y bilis de vaca, y dejar la mezcla en una vasija de bronce durante nueve días y nueve noches.

Una receta antigua mejor que cualquier antibiótico.
En la actualidad, investigaciones han mostrado que esta pomada mata al Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM) en el laboratorio más rápido que el mejor de los antibióticos.
«Los remedios anglosajones no tienen la mejor reputación, pero la idea de que la medicina anglosajona es superstición ha empañado nuestro juicio», dice Christina Lee, profesora asociada de estudios Vikingos en la Universidad de Nottingham, quien tradujo esta receta.
«Tenemos que librarnos del tufo de la homeopatía y dar a los remedios antiguos la consideración que merecen».
– Miel, lúpulo y otros remedios naturales que combaten bacterias

El té, la cerveza, la miel y las esponjas marinas tienen mucho más en común de lo que podría parecer.
Todos ellos son productos naturales que, según científicos de la Universidad de Cardiff, en Reino Unido, tienen capacidades para atacar a las bacterias que nos causan infecciones.
Su uso no es nuevo: hace décadas que se utilizan para este propósito.
Pero debido a la creciente tendencia de la resistencia a los antibióticos, muchos especialistas encuentran necesario buscar opciones alternativas para combatir los patógenos peligrosos.
«Gran parte de lo que hacemos se basa en la ciencia y en nueva tecnología, pero hay mucho que aprender de la historia«, le contó a la BBC el profesor Les Baillie, de la Facultad de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Cardiff.
¿Cómo pueden los remedios naturales ayudarnos a combatir las infecciones y cuál es su uso hoy en día?
1. La miel, antibiótico natural
Pocos remedios naturales tienen un uso tradicional tan longevo como la miel.
«La miel se utilizó durante miles de años para tratar heridas y, de hecho, todavía se usa en hospitales para tratar a pacientes con infecciones que no responden a los antibióticos», explicó Les Baillie.

La Universidad Cardiff se valió del producto de las abejas, en su búsqueda de nuevos fármacos antibacterianos.
Tras probar cientos de muestras enviadas por apicultores de toda la región, el equipo halló un tipo de miel en un pueblo galés llamado Twywyn con la misma potencia antibacteriana que la famosa miel de Manuka de Nueva Zelanda.
De acuerdo con Les Baillie, la investigación en climas más exóticos, como el Amazonas, podría permitir un nuevo enfoque en la investigación de «plantas exóticas que permitan curar enfermedades».
2. El lúpulo de la cerveza

Fue ese espíritu investigador lo que llevó al científico James Blaxland a visitar cervecerías locales en busca de agentes antibacterianos.
Blaxland investiga cómo el lúpulo, uno de los ingredientes principales de la cerveza, puede utilizarse para combatir patógenos.
«El lúpulo se utiliza desde hace cientos de años como aditivo aromatizante de la cerveza», le dijo Blaxland a la BBC.
A principios del siglo XVIII esos lúpulos que se agregaban a la cerveza evitaban que esta se estropeara, por eso la gente comenzó a plantearse que tal vez podría tener efectos antibacterianos», agregó el científico.
«Hemos ido más allá en los últimos cinco años y hemos analizado más de 50 muestras diferentes de todo el mundo«.

Blaxland está buscando componentes derivados que puedan ser efectivos en la lucha contra infecciones virulentas, como el estafilococo resistente a la meticilina (SARM), o soluciones al «gran problema» de la tuberculosis bovina.
3. Un té que mata bacterias
Pero hay otra bebida, igualmente popular en las islas británicas, con propiedades antimicrobianas: el té.
«Podría sorprender la cantidad de gente que sabe que el té contiene unos compuestos llamados polifenoles que matan bacterias«, explicó Les Baillie.
En colaboración con la Universidad de Aberystwyth, los investigadores de Cardiff trabajaron enClostridium Difficile(o C. Difficile), un tipo de bacteria que vive en los intestinos de muchas personas y que, si crece de forma descontrolada, puede provocar infecciones.

De acuerdo con Les Baillie, esta bacteria es susceptible a ciertos polifenoles que se encuentran en el té.
«Teniendo en cuenta que se trata de una enfermedad intestinal y que bebemos té, que va hacia nuestros intestinos, nos llamó la atención la idea de poder hacer un ‘súper té’ que sea lo suficientemente alto en polifenoles como para matar la C. Difficile«, dijo el científico.
En la búsqueda de ese «súper té», los científicos analizaron muestras de 37 plantaciones en todo el mundo, en colaboración con una compañía de té.
«Pudimos demostrar que el té verde del este de Kenia es el más efectivo», explicó Les Baillie.
4. Esponjas marinas
Pero los científicos no tuvieron que irse tan lejos para hallar otra posible fuente antimicrobiana; las esponjas marinas de la costa galesa de Swansea, también pueden combatir las bacterias.

Las esponjas marinas ya se utilizaron como «productos farmacéuticos» hace algunos años.
En la década de 1950, una especie del Caribe proporcionó la base para el medicamento contra el cáncer Cytarabine.
«Estos organismos en zonas templadas se han adaptado a condiciones más difíciles. Eso significa que algunas moléculas pueden obtener cierta ventaja competitiva», dijo Alex White, de la Universidad de Cardiff.
Y así fue cómo las esponjas se convirtieron en expertas en la creación de «potentes moléculas», efectivas para matar células.
«Estamos en los albores de nuestra investigación pero hemos sido capaces de encontrar varias moléculas antibacterianas y ponerlas a prueba frente a agentes existentes«, dijo White.
Pero será necesario continuar investigando para comprobar la efectividad de estos productos naturales, tal y como apunta Les Baillie:
«Aunque algunos remedios antiguos bien pudieran haber sido patrañas o pociones milagrosas, es probable que, a lo largo de miles de años, nuestros antepasados descubrieran algo que realmente funcionaba«, dijo el científico.
– 6 hierbas para remedios caseros

Infusión de manzanilla para aliviar los calambres y la inquietud. Aloe para curar quemaduras. Ruda para ahuyentar el mal de ojo.
Éstos son sólo algunos de los secretos herbales que la autora Mimi Prunella Hernández aprendió de su abuelita mexicana mientras observaba cómo recogía hierbas y arrancaba hojas para elaborar remedios caseros con los que tratar dolencias comunes. Más tarde, Hernández recurrió a sus raíces maternas colombianas para profundizar en el mundo de la herboristería, acumulando años de conocimientos que ahora comparte en el libro de próxima aparición, National Geographic Herbal: 100 Herbs From the World’s Healing Traditions.
«Mi perspectiva biorregional como herborista desde hace 27 años se centra en las plantas del este de Estados Unidos, mientras que mi perspectiva cultural está impregnada de la herboristería popular latinoamericana», escribe Hernández, que también es directora ejecutiva del Gremio de Herboristas de Estados Unidos. «Mi formación clínica se basa en la herboristería occidental con una pizca de ayurveda. Me baso en mi propio tapiz único (mi herencia, mi educación, mis estudios y mi experiencia clínica) unido a una información sólida y basada en pruebas que equilibra la ciencia, la tradición y la intuición».
«La herboristería me ha demostrado que, incluso en las penas más oscuras», continúa; «puedo encontrar consuelo en las plantas».
He aquí media docena de hierbas y sus usos terapéuticos:
– ‘Andrographis’
Coronada como la «reina de los amargos», esta hierba es originaria de los bosques y laderas de la India y Sri Lanka.
La Andrographis es venerada por sus propiedades para mejorar la inmunidad y suele recomendarse ante el primer síntoma de una posible infección vírica o bacteriana.
Esta potente hierba es rica en compuestos flavonoides, que pueden ayudar a aliviar las alergias y la congestión.
La andrographis también puede favorecer la salud del corazón al relajar los vasos sanguíneos, reducir la presión arterial y prevenir la formación de coágulos.
– Cayena

Esta guindilla roja picante ofrece un toque medicinal.
Un mordisco puede hacer que tus sentidos bailen un chachachá.
Las secuelas de lágrimas, goteo nasal, boca babeante y adrenalina disparada pueden incluso acelerar el ritmo cardiaco y aumentar el metabolismo.
Los herbolarios utilizan la guindilla de innumerables maneras, incluso para primeros auxilios en la cocina.
Una pizca de cayena en polvo no sólo puede ayudar a frenar la hemorragia de pequeños cortes, sino que también sirve como potente antiséptico adormecedor.
Una cataplasma tópica de guindilla cruda o un linimento de vinagre de cayena frotado en articulaciones doloridas o úlceras de cicatrización lenta puede provocar un torrente sanguíneo vigorizante, lo que se conoce como actividad rubefaciente.
Además, la cayena es un potente antioxidante que nutre el sistema cardiovascular.
– Vara de oro

El Solidago es una planta perenne, una flor silvestre común que crece en toda Norteamérica, ayuda a aliviar las irritaciones estacionales.
Aunque las vistosas flores de la vara de oro suelen ser las culpables de las alergias estacionales causadas por la ambrosía, esta planta puede ayudar a eliminar los síntomas de moqueo, lagrimeo o lagrimeo asociados a todo tipo de reacciones alérgicas.
Tomada como tónico a lo largo del tiempo, la vara de oro puede aumentar notablemente la resistencia a los alérgenos reforzando la integridad de las membranas mucosas permeables.
La suave astringencia de un té o tintura elaborada con las sumidades floridas seca el goteo de los resfriados y la gripe, al tiempo que provoca un sudor suave que puede enfriar la fiebre.
– Jewelweed

Sumergidas en agua, las hojas ovaladas de color verde azulado de Impatiens pallida brillan con una iridiscencia que recuerda a la plata fina.
Esta joya de los bosques norteamericanos también se conoce como nomeolvides moteada, por sus características flores anaranjadas punteadas y sus semillas proyectiles.
Crece en densas manchas a lo largo de zanjas, arroyos, lindes de vallas, campos húmedos y bordes de bosques. En muchas zonas rurales de Estados Unidos, la «jewelweed» es muy conocida por sus virtudes curativas.
Los suculentos tallos, en particular, están llenos de mucílagos calmantes que pueden aliviar el picor y el ardor asociados a irritaciones cutáneas como picaduras de insectos, quemaduras y sarpullidos.
También se cree que la alhelí neutraliza las toxinas de la hiedra venenosa en el momento en que entran en contacto con la piel, por lo que puede utilizarse como agente preventivo de limpieza.
Muchos excursionistas y entusiastas de las actividades al aire libre han aprendido a confiar en este método de prevención de erupciones.
– Llantén

La hierba llantén (Plantago major) está presente en todos los continentes habitados y puede que incluso crezca como mala hierba en tu jardín.
Amante de los suelos alterados, aparece en las grietas de las aceras, a lo largo de los bordes de los senderos, en campos abiertos y en las orillas soleadas de los arroyos.
El llantén tiene fama de ser la «venda verde» original por su aplicación en primeros auxilios para pequeñas irritaciones cutáneas, cortes y rasguños.
Con sus cualidades complementarias de astringencia y mucílago calmante, el llantén sella las abrasiones al tiempo que calma y refresca inflamaciones como hemorroides y erupciones cutáneas.
– Melisa

El corazón del herborista se regocija con la deliciosa y estimulante fragancia de la melisa (Melissa officinalis).
Esta planta desempeña un papel beneficioso en el jardín, ya que atrae a las abejas y a los polinizadores, al tiempo que ahuyenta a mosquitos.
Se dice que la melisa, también llamada «delicia del corazón», alegra a quienes la consumen.
Los herbolarios la utilizan sobre todo como antidepresivo para aliviar la depresión invernal.
Se puede tomar una infusión o tintura de melisa en cualquier momento del año al levantarse para combatir el desánimo matutino y calmar la ansiedad.
La melisa alivia el estrés y calma el ruido mental, por lo que también puede tomarse por la noche para favorecer un sueño reparador.
Un extracto de glicerina de melisa convenientemente colocado en la mesilla de noche puede ayudar a jóvenes y mayores a recuperarse de sueños oscuros cuando se consume tras una pesadilla.
Deja un comentario