He sido infiel a mi marido y aquí van cuatro lecciones incómodas que aprendí: «No era el amor de mi vida»…
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A.C.yV.(Cada relación es un mundo, pero escuchar testimonios de otras personas si estás pasando un momento parecido puede ayudar a sentirte más comprendido e, incluso, a tomar ciertas decisiones.
Anja Vojta, una conocida coach de vida y relaciones, ha compartido su desgarradora experiencia tras haber sido infiel a su pareja en la revista Your Tango, revelando cuatro lecciones profundas y dolorosas que aprendió a lo largo de este proceso. Su historia no solo refleja las consecuencias personales y emocionales de la infidelidad, sino que también ofrece una mirada honesta sobre las motivaciones y el crecimiento personal que puede surgir a partir de una traición.
La primera lección que Anja destaca es que la infidelidad no ocurre por accidente. Según explica, detrás de cada traición existe una necesidad no satisfecha, no necesariamente relacionada con la pareja engañada, sino con el vacío personal del infiel. Vojta reconoce que, en su caso, la falta de autoestima fue lo que la llevó a buscar aprobación externa. La infidelidad fue una manifestación de su necesidad de validación, algo que solo ella misma podía proporcionarse.
El segundo aprendizaje que resalta es que la intimidad puede ser una forma de escapar de la realidad dolorosa. Vojta reflexiona sobre cómo muchas personas utilizan la cercanía física como una manera de olvidar sus problemas emocionales o personales. Durante ese periodo de su vida, enfrentaba una serie de crisis emocionales, y la infidelidad le sirvió para adormecer temporalmente su angustia. Esta búsqueda de alivio, señala, es una señal de que algo más profundo está mal en la vida del individuo.
En cuanto a su relación con su ex pareja, Anja confiesa que él no era el amor de su vida, a pesar de que así lo creyó durante mucho tiempo. Si bien se puede amar y aún así traicionar, ella concluye que, en su caso, su relación estaba marcada por un vínculo tóxico y no por un amor genuino. Este tipo de conexiones, comenta, a menudo se confunden con el amor verdadero, pero en realidad reflejan patrones de apego basados en traumas no resueltos.
Por último, Vojta subraya que incluso quienes cometen infidelidades merecen ser felices. Aunque reconoce la gravedad de su error y el dolor que causó, también defiende la necesidad de dejar atrás la vergüenza para poder aprender y sanar. La estigmatización hacia quienes engañan, sostiene, a menudo ignora las heridas emocionales que subyacen detrás de estas acciones. La clave, según ella, es asumir la responsabilidad de los errores y buscar crecimiento personal, sin dejar que un mal paso defina toda una vida.
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