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Las portadas de disco más escandalosas de la historia…


The Beatles y la portada del carnicero – Las musas de las fusas
Las tiendas se negaron a vender discos con semejante portada (la moral estadounidense de esa época) y Capitol tuvo que actuar de manera inmediata retirando todos los ejemplares para cambiar las portadas. En unos cinco días ya habían cambiado las portadas.

JotDown(E.de Gorgot) — No son pocos los músicos que han tenido problemas, queriendo o sin querer, con las carátulas de sus discos. El motivo de escándalo ha variado mucho con el tiempo: por ejemplo, entre los años cincuenta y setenta podía resultar “provocador” cualquier detalle inocuo e incluso irrisorio, cosas que en nuestros días ni siquiera despertarían atención.

Mientras que ahora se editan algunas portadas que en otros tiempos ni siquiera hubiesen sido consideradas publicables.

Así que aquí tendremos algunas carátulas que hoy nos parecen inocentes, junto a alguna que otra salvajada de tiempos más recientes… y curiosamente, quizá en su día fueron bastante más controvertidas algunas imágenes inocuas de lo que otras más crudas puedan serlo hoy.

El caso es que a lo largo de la historia de la industria discográfica existen muchos ejemplos de portadas que despertaron polémica y aquí por supuesto no vamos a incluir todos esos ejemplos, pero sí varios de los más legendarios, curiosos o extraños. (Haga clic en la miniatura para ver la portada correspondiente)

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Electric lady land

Quizá el caso más paradigmático de portada escandalosa es la del doble álbum Electric Ladyland, de The Jimi Hendrix Experience.

La compañía de discos decidió que un harén de mujeres en pelota picada se correspondía bien con la imagen que el público tenía de Hendrix gracias a sus letras repletas de cálidas referencias a las féminas, sus movimientos sexuales en escena y la apenas disimulada vocación del guitarrista de Seattle como mujeriego insaciable.

Además, el título del disco casi invitaba a ello. Pero, como era de esperar, en plenos años sesenta aquella portada era demasiado para las mentes bienpensantes del momento: la sobredosis de tetas no sentó bien y la discográfica se vio obligada a terminar cambiando la idea original por un retrato icónico del rostro del músico.

Lo más curioso de todo el asunto era que mucha gente creía que la portada de las chicas había sido idea del propio Hendrix y asumían que llenar la portada de “foxy ladys” parecía muy propio de él… sin embargo, el guitarrista la consideraba una provocación vulgar y nunca le gustó; de hecho, la discográfica había utilizado la foto de las mujeres en contra de su opinión.

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Beatles yesterday and today

Los Beatles —o parte de ellos— sí se sintieron más cómodos al utilizar una de sus fotografías más chocantes para ilustrar el recopilatorio Yesterday and today.

En la imagen aparecían disfrazados de médicos, manchados de sangre, rodeados de casquería y muñecos despedazados que simulaban ser niños muertos.

El truculento montaje, que había sido idea del fotógrafo de una de sus sesiones, divirtió a los cuatro músicos.

Aceptaron posar de tal guisa porque estaban hartos de las típicas fotos promocionales “happy” e inocentes que el público asociaba con ellos. Pero fueron tantas las tiendas que se negaron a poner aquella portada en sus exhibidores y tan fuertes las críticas, que la discográfica se vio obligada modificar la portada.

Pegaron —literalmente— una nueva fotografía sobre la funda de los discos que aún tenían por vender. Paul McCartney, el principal impulsor de la idea de la carátula —parece que por una vez el más siniestro del grupo no fue John Lennon— se mostró decepcionado e hizo comentarios despectivos hacia quienes se habían escandalizado por la imagen, afirmando que aquello era una metáfora sobre la guerra del Vietnam.

Lennon estuvo de acuerdo con la ocurrencia de usar la foto en la portada, como era de esperar habiendo fetos, sangre y cosas desagradables de por medio. A quien parece que no le hizo mucha gracia fue al etéreo George Harrison, que lo consideró una idea “estúpida”. Hoy en día el disco con la portada original es una pieza de coleccionista de mucho valor monetario.

También el disco censurado que aún conserve la imagen censora pegada a la carpeta tiene su valor, ya que constituye una rareza porque la mayor parte de la gente sencillamente arrancó la pegatina para poder contemplar aquella polémica imagen de los Beatles rodeados de tripas, cabezas y sangre. All you need is love.

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Two virgins

Tenía que ser él. En un alarde de ¿modernidad? ¿expresividad?, o Dios sabe qué, John Lennon tuvo los santos redaños —y por las dudas, ahí le cuelgan— de publicar un disco en cuya portada aparecían completamente desnudos él y su novia Yoko Ono.

Aquello hacía que el Electric Ladyland de Hendrix pareciese un óleo de Velázquez.

Podemos formularnos muchas preguntas acerca de esta carátula: ¿era realmente necesario?

Supongo que Lennon le veía el lado poético al asunto, pero a algunos todavía nos cuesta asimilar la ocurrencia, más que nada por el resultado estético.

¿Alguien se imagina una portada en la que, no sé, aparezca Neil Young como su madre lo trajo al mundo (aparte de cabreado, quiero decir)?

Hay cosas que sencillamente no son una buena idea. No obstante hay que reconocer que Lennon ya se las arreglaba por entonces para organizar mayores escándalos que el de esta portada sin necesidad de sacar la pistolita de paseo.

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Blind Faith

Blind Faith fue un grupo que nació de las cenizas de Cream, con Eric Clapton y el batería Ginger Baker uniendo sus fuerzas a otra superestrella del momento, Steve Winwood. Sacaron su primer y único disco en 1969, pero incluso en aquellos tiempos de alegría hippie y cantos al arco iris la portada de su álbum causó un considerable escándalo.

Se trataba de la fotografía de una niña preadolescente que posaba desnuda, sujetando la maqueta de un avión con supuestas connotaciones fálicas.

El revuelo, lógicamente, no se hizo de esperar. Las leyendas urbanas tampoco: muchos creyeron que se trataba de la hija del propio “Ginger” Baker, dado que el batería —como bien indica su apodo— también era pelirrojo.

Otros, en cambio, daban una versión menos inocente y aseguraban que era una “groupie” menor de edad a la que los pervertidos rockeros usaban como juguete sexual en sus giras. Al final, lo cierto es que no se trataba de lo uno ni lo otro: la chiquilla era simplemente una modelo que el fotógrafo responsable de la portada había contratado a través de sus padres.

Había querido componer una imagen metafórica que evidentemente nadie entendió y que se suponía que simbolizaba el inocente fruto de la vida —la chica— junto al fruto del progreso humano, una nave espacial. La edad de la modelo tenía que ser precisamente esa, explicó el fotógrafo, porque es el momento de transición entre una niña y una mujer.

Sea como fuere, el escándalo fue considerable y más teniendo en cuenta que el disco llegó al número uno de las listas.

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Moms apple pie

Hoy en día esta portada puede parecernos una broma más bien inocua, pero en 1972 el disco homónimo de Mom’s Apple Pie dio bastante que hablar por la imagen de una tarta en la que podía distinguirse claramente una vagina.

La combinación entre el aparentemente inocente nombre de la banda (“la tarta de manzana de mamá”) y el dibujo con estilo como de cuento infantil con las claras connotaciones sexuales más o menos ocultas, fue algo quitó el sueño a muchos sufridos padres de la época, hasta el punto de que la compañía de discos tuvo que retocar el dibujo en posteriores ediciones, tapando el dulce coñito de manzana con ¡un muro de ladrillo!

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Diamond Dogs

Si hubo alguien que supo sacar partido del escándalo a principios de los setenta, ese fue David Bowie.

Proyectando ambigüedad sexual y dando material a la prensa con floridas declaraciones, consiguió que se hablase mucho más de él de lo que ya se habría hablado con los grandiosos discos que había estado grabando junto a Mick Ronson.

Y fue precisamente en el primer disco sin Ronson cuando Bowie eligió una cubierta de dudoso gusto que levantó bastante polémica.

Se trataba de un dibujo que lo presentaba convertido en una especie de híbrida mutación queer de un perro, conveniente provisto de sus perrunos genitales. Muy desagradable todo, estéticamente hablando, aunque para gustos hay colores.

Una vez más, la discográfica se vio obligada a retocar la portada, eliminando con aerógrafo las partes pudendas del Bowie-Rintintín para convertirlo en un híbrido igualmente horrendo, pero eso sí, asexuado (¡ah, menos mal!).

Hoy en día, un ejemplar del disco en el que aparezcan esos genitales constituye una valiosa rareza por la que se paga bastante dinero. Así es la gente.

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RM country life

Esto ya es otra cosa.

En 1974 Roxy Music publicaron el LP Country life, pero en la portada no había perros, ni niñas pre-púberes, ni tartas de manzana. 

Brian Ferry fue a por todas y colocó la fotografía de dos esplendorosas mujeres que había conocido durante sus vacaciones; el cantante las convenció para posar y aparecer en la carátula ataviadas únicamente con ropa interior.

Naturalmente, en aquellos tiempos la cubierta se consideró inaceptable en muchos países (entre ellos, cómo no, España) y el disco fue subsiguientemente editado sin las dos señoritas en lencería. Mala suerte.

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Virgin Killer

Los alemanes Scorpions ya se caracterizaban por discos cuyas portadas, invariablemente chabacanas y horteras, se habían convertido en una marca de fábrica, pero fueron más lejos que nunca con el álbum Virgin Killer.

Aunque la iniciativa, en realidad, partió de la discográfica, deseosa de que el grupo llamase más la atención.

Optaron por la fotografía de una niña rubia completamente desnuda y en postura insinuante, cuyos genitales estaban cubiertos por el efecto de un cristal roto.

La idea como decimos fue de los ejecutivos de la casa de discos y los propios miembros del grupo no supieron muy bien cómo tomárselo, aunque pensaron que les serviría para atraer la atención de los medios, y así fue.

En aquellos días previos a Internet y al auge de la pornografía infantil en la red, el LP originó un escándalo, aunque no exactamente con las connotaciones que podría tener hoy en día, cuando ya consideramos sencillamente inviable la edición de un disco con una presentación semejante.

En consecuencia, la carátula fue cambiada en algunos países, mientras que en otros se siguió vendiendo el disco con la imagen original, pero tapada con un plástico para que no fuese visible en las tiendas. No es la única portada chocante en la historia de este grupo, pero desde luego sí fue la más delicada de todas.

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On stage

A veces el escándalo llega por los motivos más nimios y risibles.

Una de las leyendas urbanas más chorras relacionadas con la carátula de un disco y el consiguiente escándalo “sexual” (es un decir) se remonta a los tiempos en que el quinteto Five keys publicó el disco On stage.

A primera vista no parece haber nada de extraordinario en la fotografía: vemos a los cinco tipos posando con actitud de cantar, algo perfectamente típico en los grupos vocales de su tiempo.

Sin embargo, si nos fijamos en el individuo de la izquierda, algo parece sobresalir de su pantalón… naturalmente se trata de su mano, pero a la gente le gustan estas tonterías y rápidamente empezó a correr la voz de que el muy sinvergüenza había posado con el pene al aire.

La cosa no pasaba de una broma que iba de boca en boca, pero eso no impidió que se disparase hasta el punto que la compañía modificó la fotografía para posteriores reediciones, eliminando el dedo de la discordia antes de que el supuesto “sexto miembro” de Five Keys se convirtiese en una celebridad nacional.

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The pros and cons of hitch hicking

Roger Waters, el antiguo líder de Pink Floyd, era conocido por las temáticas oscuras y retorcidas de sus canciones, por la atmósfera opresiva y melancólica de casi toda su música.

En fin, todo el mundo está más o menos familiarizado con algunas de las imágenes de The Wall. En 1984 publicó un disco también conceptual que había compuesto más o menos en la misma época.

Titulado “Los pros y los contras de hacer autostop”, la cubierta no estaba sin embargo en línea con la habitual oscuridad del trabajo de Waters.

Se veía a una señorita haciendo dedo ataviada únicamente con una mochila y unos zapatos de tacón… y absolutamente nada más.

Todo un atrevimiento para un músico de su fama en aquella época. Aunque esta vez no solamente reaccionaron los habituales guardianes de la decencia, sino también grupos feministas que consideraron la imagen una “apología de la violación de autostopistas”… ahí es nada.

El argumento del disco habla de la crisis existencial e infidelidad de un hombre casado que se enrolla con una chica a la que recoge en una carretera, y la chica desnuda de la portada —además de servir para llamar la atención— representaba gráficamente esta tentación, pero durante los ochenta y noventa algunos de esos grupos de protesta ideológica la tomaron con los músicos de rock, así que los ataques a cualquier carátula que mostrase carne no siempre llegaban únicamente desde la derecha conservadora.

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family man

La banda norteamericana de punk Black Flag editó Family Man en 1984, un disco híbrido con discursos hablados —a cargo, naturalmente, de Henry Rollins— y temas instrumentales, algo que era bastante diferente a lo que habían grabado hasta entonces.

Pero lo más notorio del álbum era el dibujo de la carpeta, en el que se veía a un hombre que acababa de tirotear a su mujer e hijos y que está a punto de pegarse un tiro.

Todo un alarde de poesía visual que naturalmente hizo las delicias de los amantes del cine de Disney y las comedias en plan Tú a Londres y yo a California.

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Frankenchrist

Jello Biafra, líder de los Dead Kennedys, se ha caracterizado siempre por intentar tocarle los bemoles al sistema de las maneras más variopintas posibles.

Desde el nombre artístico que escogió para él y para su banda punk, hasta una lista de travesuras provocadoras que es demasiado larga para desgranar aquí.

Con el título de este disco, Frankenchrist, ya tenía más que suficiente para soliviantar a los guardianes de la decencia, especialmente en 1985, la época del advenimiento del PMRC. El PMRC fue un lobby moralista-censor-mojigato fundado por las “esposas de Washington”, un grupo de beatas histéricas encabezadas por la aborrecible Tipper Gore, mujer de Al Gore.

Sí, el mismo que ahora va de progre salvador del ecosistema, de los arbolitos, del ozono y de todo lo que se tercie.

El caso es que aunque la portada de Frankenchrist parecía bastante inocua —unos tipos en cochecito—, lo delicado venía en la parte interior de la carpeta, donde se reproducía un dibujo de Giger, autor de los diseños de Alien.

El dibujo consistía en un “paisaje” de penes introduciéndose en vaginas y estaba escondido a la vista cuando uno compraba el disco, uno solo lo descubría cuando desempaquetaba el álbum en casa. Jello Biafra fue llevado a juicio acusado de poner material indecente al alcance de los compradores menores de edad.

El cantante fue finalmente absuelto de los cargos, pero el proceso judicial le costó la ruina económica. A partir de ese momento se convirtió en uno de los más fieros opositores de las piadosas y cristianísimas madres fascistoides del PMRC, convirtiéndose junto a Frank Zappa en uno de los adalides de la libertad de expresión en su país durante aquellos años.

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Lovesexy

También Prince tuvo problemas con el PMRC durante sus años más exitosos; de hecho fue una canción suya la responsable de la creación de dicho comité censor, cuando la horrorizada Tipper Gore (¡una pobre víctima!) descubrió con espanto que su hija de once años estaba escuchando un disco de Prince que contenía un tema, Darling Nikki, en el que se que mencionaba la masturbación.

En vez de afrontar el asunto desde una perspectiva educativa, Tipper Gore recurrió a la influencia de su maridito político y decidió convertirse en salvadora de la nación.

Creó el PMRC y se enfrascó en una ofensiva que tuvo como objetivo principal a músicos de rock y de pop, con la connivencia de los sectores más conservadores del país (esos que en España se hacen llamar “liberales”). Prince fue uno de los objetivos de la asociación de consortes histéricas de Washington, pero no se enfrascó en una guerra dialéctica abierta como Frank Zappa.

Eso sí, tampoco renunció al fuerte ingrediente sexual de su música. Ni corto ni perezoso, decidió que el mundo necesitaba verle posando en pelotas en la portada de uno de sus discos (¡no!), llamado Lovesexy. Naturalmente, aquello le ponía difícil a sus fans —sobre todo a los más jóvenes— el trago de ir a la tienda y llevarse “aquello” ante la suspicaz mirada del dependiente.

Quizá por eso fue un disco menos exitoso que los anteriores, quién sabe, aunque contenía el irresistible single Alphabet St., cuyo videoclip, al menos en España, era emitido a todas horas. En fin, amiga Tipper, ya ves lo que conseguiste… ¡muchas gracias! (¡¡no!!).

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Fuck me Jesus

Naturalmente, cuanto menos conocido es un grupo más fácil lo tiene para forzar la nota en las cubiertas de sus discos.

En 1991 las cosas habían cambiado un tanto y la fiebre censora de los ochenta ya no estaba en su punto álgido, pero un artista de primera fila aún podía generar un considerable escándalo si pretendía incluir según qué referencias en su trabajo.

Especialmente referencias religiosas: por entonces aún estaba reciente el escándalo en torno a la película La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese.

Pero ese era un problema que las pequeñas bandas de metal europeo no tenían o no consideraban tener, protegidas por su relativo anonimato. Así, los suecos Marduk sacaron un disco que no solamente tenía el llamativo título de Fuck me Jesus sino que mostraba en portada a una mujer introduciéndose libidinosamente un crucifijo por la retaguardia.

Aunque desde luego no hablamos de una banda mundialmente famosa —o hubiésemos visto el asunto en todos los telediarios— la potente imagen dio que hablar, incluso generando su propio “merchandasing”, incluidas camisetas y demás.

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God hates us all

Más revuelo causaron los norteamericanos Slayer, que eran bastante más famosos y por tanto estaban más sujetos a la atención periodística y a la polémica fácil.

En la portada de su God hates us all (“Dios nos odia a todos”) se veía una Biblia ensangrentada y cubierta de clavos, algo que despertó protestas entre sectores conservadores y creyentes.

No era la primera vez que Slayer se veía metido en polémicas por canciones como Angel of Death, en la que se hablaba del criminal nazi Joseph Mengele, algo que tuvo a no poca gente confundida y que hasta hoy ha hecho circular la idea de que Slayer son racistas o pro-nazis (desde luego, les guste o no, son uno de los grupos favoritos de los skinhead estadounidenses).

Sea como fuere, el guitarrista y autor de las letras, Kerry King afirmó que el mensaje de esta portada no era exactamente anticristiano —de hecho su cantante, el chileno Tom Araya, se define como católico— aunque naturalmente eso es algo que difícilmente podía disipar la polémica.

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Christ Illusion

Otra vez Slayer: en el 2006 editaban Christ Illusion, en cuya carátula se representaba un Jesús tatuado, mutilado, tuerto y según el grupo, “con aspecto de drogadicto callejero”, rodeado de cabezas y restos humanos.

Dado que hubo no pocos puntos de distribución que se negaban a exhibir el disco con la carátula original, Slayer se vieron obligados a editar una versión alternativa con la imagen parcialmente cubierta.

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Beggars Banquet

Los Rolling Stones tienen una nutrida historia en cuanto a portadas polémicas por razones de lo más peregrino: Sticky FingersLove you liveSome girls, la campaña publicitaria de Black and Blue… pero para ellos todo empezó con el retrete de Beggars Banquet.

Con aquel disco, los Stones abandonaban la era de Acuario y empezaban a cultivar un sonido más sucio, para lo cual no hallaron mejor acompañamiento que una portada presidida por un cochambroso baño público, algo que hoy puede parecer inocuo pero que por entonces resultaba muy atrevido para una banda tan famosa.

Allí donde no pudo distribuirse el disco con la portada original, se incluyó una funda completamente blanca… coincidiendo casualmente con el “álbum blanco” de los Beatles. Si llega a imitar la idea un par de bandas más, las tiendas de discos hubiesen terminado pareciendo la nave de 2001.

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8 Way Santa

Una de las polémicas más cómicamente absurdas relacionadas con este asunto de las portadas se produjo en 1991 cuando el grupo de Seattle Tad publicó su 8-way Santa.

La imagen frontal, en la que se veía a un tipo manoseándole el pecho a su mujer, no resultaba demasiado escandalosa para los años noventa y parecía más bien una parodia de los “artworks” hippiosos de otros tiempos.

Así que el disco se publicó sin mayor inconveniente.

El problema era que la foto no pertenecía a los miembros de la banda, sino que la habían encontrado dentro de un álbum de fotografías comprado en una casa de empeños. La imagen les hizo gracia, la retocaron y la usaron para su disco.

Y claro, pedir a unos tipos como Tad que se molestasen en comprobar los derechos de la fotografía o que asegurasen el tema desde el punto de vista legal era demasiado.

Así que un buen día el grupo se llevó una sorpresa: la cariñosa pareja anónima de la portada se dio cuenta de que, sin saberlo, su foto perdida aparecía en la portada de un disco.

Lejos de sentirse orgullosos de formar parte de la movida “grunge” figurando en el álbum de uno de los grupos más cafres de la ciudad, los dos veraniegos hippies demandaron a Tad y estos se vieron obligados a retirar la portada original, cambiándola por una foto del grupo. Cuidado con las casas de empeño, que las carga el diablo.

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Love it to death

No sólo los Five Keys tuvieron problemas con un dedito travieso. 

Alice Cooper hizo asomar uno de sus dedos por la bragueta en la foto de cubierta de Love it to death, el tercer disco de la Alice Cooper Band.

Parece que en 1971 aquel gesto era demasiado para lo que el buen y decente cristiano era capaz de procesar, así que la publicación del álbum causó escándalo entre muchos ciudadanos bienpensantes, especialmente porque el grupo estaba dando que hablar entre la juventud gracias al himno adolescente I’m eighteen.

Así pues, la compañía terminó reeditando el disco con la imagen retocada, y el dedo de Alice, ¡desapareció mágicamente! Porque ya sabemos, ni la guerra de Vietnam ni los escándalos políticos: el dedito de Alice Cooper era lo que debía preocupar a la ciudadanía.

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Laugh I nearly bought one

En 1992, los británicos Killing Joke publicaron un recopilatorio cuya portada mostraba a un sacerdote católico bendiciendo a las tropas nazis, que lo saludaban  a su paso con el brazo en alto.

El grupo ya había tenido problemas al utilizar aquella imagen como cartel de gira, e inclusos e vieron obligados a suspender algunos conciertos.

Todo ello pese a que la fotografía en cuestión no era un montaje realizado con intención sarcástica, sino que se trataba de una imagen completamente real de un miembro de la jerarquía eclesiástica alemana en los tiempos de monsieur Hitler.

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We're Only in It for the Money

El cachondo de Frank Zappa ideó una parodia de la famosísima cubierta del Sgt. Pepper’s de los Beatles como portada para el disco We’re only in it for the money de su banda de entonces, The Mothers of invention.

La imagen no se realizó sin conocimiento de los propios Beatles, es más, fue el propio Zappa quien pidió permiso personalmente a Paul McCartney.

Pero este se limitó a comentarle que aquello debía ser asunto de los abogados, lo cual dejó a Zappa perplejo.

Finalmente, la compañía discográfica en la que estaba Zappa decidió no usar la imagen como carátula y la movió al interior de la carpeta del disco, temiendo que combinada con el título del álbum (“Estamos en esto por dinero”) provocase una demanda por parte de los Beatles.

El músico estadounidense se sintió ultrajado por la decisión, pero no le quedó más remedio que tragar. Por cierto, en el collage paródico de la cubierta aparece nada menos que Jimi Hendrix: el guitarrista zurdo estuvo en la sesión fotográfica y aparece en un extremo de la imagen, muy cerca del propio Zappa.

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Street Survivors

Una portada tristemente profética: en 1977 los adalides del “rock sureño” Lynyrd Skynyrd, publicaban el álbum Street survivors.

Estaban en lo más álgido de su carrera, convertidos en superestrellas en América.

En la portada aparecían los miembros de la banda rodeados de llamas, una imagen como otra cualquiera que sin embargo adquirió una extraña connotación por cruel capricho del destino.

Solamente tres días después de que el LP se pusiera a la venta, el avión de gira del grupo se estrelló y en el accidente murieron el cantante Ronnie Van Zandt, el guitarrista Steve Gaines y una de sus hermanas, que ejercía como corista.

Aquella repentina desgracia hizo que la carátula se tornase inesperadamente tétrica, así que por petición de los familiares terminaron retirándose las llamas de la imagen, quedando únicamente el retrato de los miembros en lo que fue último disco con la malograda formación original del grupo.

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Party music

La coincidencia también se cebó con el lanzamiento discográfico del dúo de rap estadounidense The Coup.

En septiembre de 2001 tenían previsto el lanzamiento de su álbum Party music.

Lo sorprendente es que en la portada se veía a los dos miembros del grupo bajo las torres gemelas del World Trade Center, haciéndolas explotar por control remoto utilizando como detonador un afinador digital en vez de un teléfono móvil.

Un fingido acto terrorista que intentaba censurar la política exterior de su país, una política según ellos basada en conflictos bélicos motivados por intereses corporativos.

Pero justo en el momento previsto para la publicación sucedió lo que todos recordamos y de manera siniestramente casual la realidad terminó imitando al arte: la imagen de las torres tras el ataque aéreo resultaba completamente idéntica a lo que se mostraba en la cubierta del disco.

Ni que decir tiene que The Coup se vieron obligados a cambiar la portada, más en un momento donde el país estaba en estado de shock.

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Live Scenes

Dream Theater tuvieron un problema parecido con su disco en directo del 2001, en cuya carpeta aparecía la silueta de Nueva York —incluidas las torres gemelas— en llamas.

Lo más curioso es que el álbum fue publicado el mismo 11 de septiembre y encima se titulaba Live scenes from New York, una extraordinaria coincidencia.

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Back To The Shit

Al decir “cantante femenina de soul” probablemente muchos tengan la imagen de una mujer elegante, siempre en su sitio y con una actitud impoulta de dama respetable.

Pues bien, ese estereotipo no conjunta demasiado con Millie Jackson.

En 1989 publicaba un disco con el exquisito título de Back to the shit (“Regreso a la mierda”), cuya más que llamativa carátula presentaba a la amiga Millie sentada en un retrete, con las bragas por los tobillos y expresión de estar haciendo un esfuerzo extra. Muy elegante todo.

Aquello hacía que el Beggars Banquet de los Stones pareciese una postal de boda, pero en realidad se ajustaba bastante a la personalidad de Millie, que en directo tenía una más que considerable vena cómica y chabacana.

Solía adornar sus canciones con monólogos cerdos y chistes de toda índole, además de deleitar al público con temas cuyos títulos (Fuck you simphony, por ejemplo) bien podrían haber sido suscritos por Frank Zappa. Francamente, había que tener —con perdón de ustedes— muchos cojones para hacer estas cosas en los ochenta y mucho más siendo una mujer.

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Born Again

Hablando de mal gusto, pocas veces en la historia un grupo ha detestado tanto la portada de su propio disco. Born again fue el primer y único disco que Black Sabbath grababan con Ian Gillan, antiguo cantante de Deep Purple.

Más allá de que los críticos consideraron el disco como el peor de Sabbath hasta la fecha —aunque lo cierto es que se vendió bastante bien—, lo que de verdad produjo impacto fue la imagen del bebé-demonio de la portada, que resultaba más que chocante para el año 1983 y muy especialmente tratándose de un grupo internacionalmente famoso.

Aunque al guitarrista y líder Tony Iommi le gustó el inenarrable diseño, el batería Bill Ward no se privó de comentar que la carátula le parecía “horrible” y el propio Ian Gillan ironizó ante los periodistas diciendo que la primera vez que vio el disco terminado, la portada le “hizo vomitar”.

Eso sí, ahora Black Sabbath pueden presumir de que Born again aparece casi invariablemente en todas las listas de peores portadas de la historia, junto a freaks como Heino y probados campeones de las carátulas de mal gusto como los ya mencionados Scorpions.

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Moby Grape

Otro dedito travieso. Moby Grape fue una de las muchas bandas psicodélicas surgidas a mediados de los sesenta.

Ya en su primer trabajo, el batería Don Stevenson quiso colarle un gol a la compañía y posó para la fotografía de portada sujetando una tabla de lavar —tradicionalmente usada como instrumento casero para dar ritmo a las canciones—, para lo cual extendía inadvertidamente su dedo corazón.

Naturalmente, lo que estaba haciendo era un “middle finger” en toda regla: la discográfica se dio cuenta demasiado tarde y aunque retocaron la imagen en posteriores ediciones, la cubierta original con el simpático gesto dirigido a los compradores siguió circulando por ahí.

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See Jungle

A principios de los ochenta, después de haberse quedado sin su puesto de manager de los Sex Pistols, el inaguantable Malcolm McLaren consiguió otro éxito con la banda Bow Wow Wow, que se hizo célebre con su versión de un viejo tema de los sesenta, I want candy.

La controversia en forma de portada llegó con el disco See Jungle! See Jungle! Go Join Your Gang, Yeah. City All Over! Go Ape Crazy (sí, vaya nombrecito).

La fotografía de la carátula reproducía un famoso lienzo de Manet, con la cantante Annabella Lwin haciendo el papel de la célebre mujer desnuda de aquel cuadro.

El problema es que la cantante sólo tenía catorce años en el momento en que se realizó la sesión fotográfica, lo cual provocó que su madre amenazara con denunciar a McLaren, ya que habían acordado que la fotografía no sería usada como portada.

Incluso la policía británica metió baza en el asunto y Annabella estuvo a punto de ser obligada a dejar el grupo, aunque finalmente se la permitió continuar previo compromiso del manager de no usar a la chica como reclamo sexual ni mostrarla en actitudes provocativas mientras fuese menor de edad.

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Appetite for destruction

Otro ejemplo clásico de disco famoso con dos portadas: el primer álbum en estudio de los Guns n’Roses se titula Appetite for destruction precisamente porque ese es el nombre de la ilustración que le servía de portada, un dibujo de Robert Williams en el que se veía a un robot a punto de vengar la violación de una chica.

La cubierta provocó problemas de distribución ya que muchas tiendas no querían exhibir el álbum —hablamos de 1987—, así que la discográfica terminó cambiándola por el ahora ya clásico logotipo de la cruz y las calaveras representando a los miembros del grupo. A mí me gusta más la portada sustituta que la original, he de decir.

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We Can't Be Stopped

Los Geto Boys fueron un grupo de rap que se dieron a conocer por llevar más lejos la provocación y la crudeza de sus letras que lo que se estilaba en el género cuando aparecieron.

Especialmente conflictivo era el rapper enano Bushwick Bill, que en mitad de una pelea con su novia —con pistola de por medio— perdió accidentalmente un ojo.

Para su álbum We can’t be stopped, el grupo no tuvo una idea mejor que usar una foto de Bushwick en el hospital, con la herida visible, acompañado de sus colegas. Enternecedor.

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Matando Gueros

Con toda seguridad una de las portadas más salvajes de la historia, y desde luego la más salvaje de este artículo. 

Brujeria es la banda paralela de Dino Cazares, guitarrista del grupo metálico Fear Factory.

Aunque está generalmente formada por músicos estadounidenses, Brujería se lanzó como proyecto anónimo supuestamente basado en México y formado por miembros de una imaginaria banda de narcotraficantes.

Las macarrónicas letras en español dicen toda clase de burradas en torno a los temas más aberrantes que se puedan imaginar y el concepto general era el de crear la banda metálica más desagradable posible.

Su primer disco se llamaba Matando güeros y mostraba en portada la cabeza (fotografía real) de un narco decapitado por sus enemigos, lo cual provocó la lógica censura en muchos puntos de venta, que se negaban a vender el álbum.

Lejos de cambiar la portada, los Brujeria adoptaron la cabeza (a la que apodan Coco Loco) como mascota del grupo. Poesía y sensibilidad pop en cantidades industriales.

Hasta aquí el repaso a algunas portadas escandalosas. 

nuestras charlas nocturnas.

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