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Anécdotas de la vida cotidiana durante la 2da.Guerra mundial …


Historias Segunda Guerra Mundial El gobierno Británico promulgó La Ley Blackout en 1939. Era la ley de defensa civil que recogía toda una serie de disposiciones para que en el caso de que se produjera un ataque aéreo se pudieran apagar o esconder rápidamente las luces, para evitar de esta forma guiar a los aviones enemigos en sus misiones de bombardeo sobre las ciudades.

Entre las medidas que contenía, estaban las de adaptar los faros de los vehículos y cubrir las ventanas con materiales opacos. Todas estas disposiciones, supusieron un cambio de vida en las costumbres que tenían los ingleses. A esta restricción se la conoció como Black-Out y todo aquel que la incumplía, se arriesgaba a ser sancionado con una fuerte multa.

– Ortiga para el uniforme

ortigas

A principios de la Segunda Guerra Mundial, el ejército Británico se hizo acopio de 100 toneladas de ortigas, para extraer la clorofila y poder utilizarla como pintura de camuflaje en sus uniformes. Otra de las propiedades que tiene la clorofila es la de ser un gran cicatrizante de heridas, por lo que también fue utilizada para tratar heridas y para mejorar su tratamiento.

– La vitamina G de Joseph Stilwell

Raciones de comida SGM

La intendencia de las tropas en determinadas zonas planteaba serios problemas con la distribución de los alimentos. En zonas como la del pacífico, en las que las distancias a las que se enviaban las raciones eran muy largas, había que añadir otros factores como la dificultad de distribuir la mercancía por carreteras que serpenteaban a través de la jungla (como la famosa carretera que unía Birmania con China) y el calor y la humedad que alteraban la composición de la comida.

En el mes de abril de 1942, después de la caída de la ciudad Birmana de Rangún, las tropas del General Joseph Stilwell descubrieron una nueva vitamina a la que denominaron irónicamente vitamina G. La letra G era la inicial de los gorgojos que se encontraban en sus galletas caducadas.

– Café en el frente

Cartel de soldado bebiendo café

Los soldados americanos que estaban en el frente recibían el café en dosificaciones individuales con los que podían preparar café soluble con agua caliente.

Asímismo, una vez al año, un submarino alemán iba hasta Turquía para traer café arábigo para altos jerarcas nazis.

Tampoco se escapó al temido racionamiento junto con otros productos, ya que aunque por un lado la obtención del producto no era tan problemática puesto que los países productores como Brasil lo seguían cultivando, el traslado de la materia desde su punto de origen hasta los mercados internacionales era complicado.

El esfuerzo de la marina estaba centrado en la guerra y en el desplazamiento de material y soldados, por lo que el traslado del café quedó relegado a un segundo plano y el dia 29 de noviembre de 1942 empezó su racionamiento oficial.

– Tatuajes comprometedores

Tatuaje de un SS

Los soldados alemanes pertenecientes a las Waffen-SS, llevaban un tatuaje localizado en la axila del brazo izquierdo, en el que se grababa el tipo de sangre que tenía el portador. De esta manera, se quería acelerar el proceso de transfusión sanguínea en el caso que el soldado la necesitara.

Una vez acabada la guerra, se utilizaron estos tatuajes como método de identificación de la pertenencia de los soldados a dicha unidad.

– Canibalismo en Estalingrado

Civiles en Stalingrado

Durante el sitio de Estalingrado, el cual duró 872 días, aparte de las duras condiciones climáticas, la falta de alimentos hizo que fuera muy común la práctica del canibalismo. La población estaba condenada a morir de hambre en lo que eran los restos de la orgullosa ciudad.

El cerco al que estaba sometida hacía imposible su abastecimiento, y la cruenta lucha que se libraba entre sus ruinas producía miles de muertos. El Gobierno de Stalin arrestó a 1400 personas y ejecutó a 300, aunque las cifras oficiales son inferiores a las reales.

– Guerra al mosquito con la «Bomba insecto»

Bomba mosquito

Una de los principales problemas con el que se encontraron los americanos en la campaña del Pacífico fueron las picaduras de insectos al atravesar manglares, junglas y terrenos selváticos.

Hay que tener en cuenta que más de la mitad de las bajas estadounidenses en el pacífico fueron causadas por enfermedades tropicales causadas o bien por el clima o bien por los insectos, por lo que la lucha contra la enfermedad se convierte en un tema prioritario. 

A parte de buscar un remedio para la enfermedad transmitida, se busca un método para intentar alejar a los mosquitos y prevenir su picadura. Por suerte para ellos, en el año 1941, dos compatriotas suyos – Lyle Goodhue y William Sullivan – inventaron el spray pulverizador.

Con este spray, utilizaron un insecticida llamado «bomba insecto» que les ayudó en su particular combate contra los insectos. Se fabricaron unos 50 millones de unidades, y el excedente que se produjo fue absorbido por el mercado americano una vez finalizada la guerra.

– El rebaño del Ejército Británico

Algunas unidades del Ejército Británico estaban formadas por hombres de diversas procedencias, lo cual añadió un problema de envergadura a la hora de alimentarlos. Entre sus filas contaba entre otros con Hindúes, los cuales no comían carne de vaca y con musulmanes, los cuales no comían carne de cerdo, por lo que tuvieron que desplazarse llevando un rebaño de cabras en su retaguardia para poder alimentar a todos ellos.

– Las botas del General Mark Clark

General Mark Clark

El Capitán Eugene E. Johnston y su compañía se hallaban en Italia, concretamente sobre la montaña Calomiri a la que había llegado tras varias batallas.

Era el mes de enero y las temperaturas habían descendido bruscamente, aunque ellos aún estaban equipados con la ropa de verano.

La parte que más sufría eran los pies a los que habían tratado de proteger envolviendo trapos en su maltrecho calzado.

Eugene envió a un sargento a reclamar sus equipajes de invierno a los oficiales de suministro pero siempre volvía con la misma respuesta: Cuando fueron embarcados en África alguien se olvidó de sus uniformes de invierno en un almacén y por lo tanto no tenían las botas que tanto necesitaban.

La situación se agravó cuando tras tres meses, los hombres tenían el calzado totalmente desgastado.

Un día llegó el General Clark de visita por aquella zona y observó el estado lamentable en el que se encontraban los pies de aquellos hombres.

Preguntó a uno de los oficiales de suministro qué estaba pasando y aquel oficial le contestó que habían podido conseguir recuperar la ropa y que harían vales para que los hombres pudieran ir pidiendo sus enseres poco a poco. Aquello enfureció aún más a Clark quién le dijo «Tienes hasta el anochecer para conseguir un par de botas para cada uno de estos hombres».

Y así fue: Eugene fue enviando montaña abajo a sus hombres quienes al llegar se encontraron con tres jeeps llenos de botas de todos los números para poderlos abastecer. Aquello les costó un viaje de 2 horas montaña abajo y otras 3 de vuelta, pero finalmente consiguieron sus ansiadas botas.

– Las vidas del gato Oskar

El gato Oskar
El gato Oskar

El 27 de mayo de 1941 se hundía el acorazado alemán Bismarck después de aguantar ser alcanzado primero por un torpedo que inutilizó su timón, y posteriormente por el fuego de los destructores HMS Rodney y el HMS King George V y de los cruceros HMS Nordfolk, HMS Dorsetshire y HMS Sheffield.

Se empiezan a buscar supervivientes y el destructor Británico HMS Cossack rescata un gato negro que llevaba una placa en el cuello con el nombre Oskar.

El 23 de octubre de 1941, el HMS Cossack es hundido por el U-Boot alemán U-563 . Oskar, junto a algunos tripulantes del destructor, logran subir a los botes salvavidas y son rescatados por el portaaviones HMS Ark Royal.

El 14 de noviembre de 1941, el U-Boot alemán U-81 lanza un torpedo al portaaviones HMS Ark Royal y lo hunde, aunque Oskar también sobrevive al ataque.

Aquí terminaron los periplos marinos para Oskar, el cual fue «destinado» a la Casa de los Marinos Jubilados de Belfast, donde murió en 1955 .

– Ataúdes en Berlín

Dos chicos berlineses transportando ataudes en 1945

La navidad de 1944 fue especialmente dura para los Berlineses. Desde hacía un tiempo, se podía entrever el principio del fín, y aunque desde el gobierno nazi las consignas que se impartían a la ciudadanía no querían reconocer la situación real del curso de la guerra y seguían siendo fantasiosas, todo el mundo veía el final bien cerca.

Estaba ya bien claro que se avecinaba tiempos duros y que estaba cercana la conocida como  Batalla de Berlín. Los ciudadanos de Berlín, en otro arrebato de humor negro, pusieron de moda un slogan que decía «Sea práctico, estas navidades regale un ataúd».

– Remedio casero para las ampollas

Soldados comprobando sus pies
Soldados comprobando el estado de sus pies

El clima desértico con el que tenían que convivir los soldados ingleses y australianos que combatían al AfrikaKorps, castigaba duramente a las tropas. Una de las consecuencias del calor y de la arena que se colaba por dentro de las botas era la aparición de dolorosas ampollas en los pies.

Las tropas inglesas parecían sufrir el problema mucho más que las australianas. Un oficial médico se propuso estudiar el fenómeno y un día observó que un grupo de soldados australianos estaban remojando los pies en un charco. Al acercarse comprobó que estaban mojando los pies en orina, lo que presumiblemente les endurecía la piel.

– Capitán América contra Hitler

El Capitán América contra Hitler

En el año 1940, Estados Unidos aún no había entrado en guerra contra Alemania, aunque ya se respiraba cierto sentimiento anti-nazi. Este hecho se empezó a reflejar en la cultura de los cómics y uno de sus exponentes fue el Capitán América. En el mes de marzo de 1941 hace su aparición en escena y en la portada del primer número es dibujado propinándole un puñetazo a Hitler.

Ni que decir tiene que fue un éxito rotundo al que le siguieron otros tantos. Durante la Segunda Guerra Mundial, el Capitán América estuvo luchando en varios escenarios contra loz nazis y posteriormente contra los japoneses. A partir de aquí, otros personajes como Superman, Flash o la Antorcha Humana se unieron también a la lucha. 

Como podemos observar en otras ocasiones, el nexo de unión entre el mundo del cómic y la Segunda Guerra Mundial es bastante sólido, ya que no es la primera vez que sirve de inspiración a diferentes artistas o que se utiliza como homenaje a un tema en concreto.

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