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Génesis de la relatividad general para principiantes…


Albert Einstein relatividad 1
Dos operarios cuelgan un retrato de Albert Einstein pintado por Max Liebermann, 1938.

JotDown(O.Domosti) — En el transcurso de estos primeros diez años de vida de Jot Down se celebró el centenario de la presentación de la teoría de la relatividad general de Albert Einstein. Incluso lo conmemoramos con un pack de trimestrales que llevaban impreso en el lomo su ecuación de campo (Gab = 8 Π G Tab), una fórmula que parece tan inocente y sencilla que da la sensación de que la ecuación de gravitación de Isaac Newton (F = G m1 m2 / d2) es más compleja.

Nada más lejos de la realidad. Llegar a ella fue una tarea titánica de una de las mentes más prodigiosas de la historia de la ciencia. Newton, quitándose importancia, dijo en su momento: «Si he visto más lejos, ha sido encaramándome a los hombros de gigantes».

Siguiendo con la metáfora, cuando Einstein decidió enfrentarse a la generalización de su teoría de la relatividad especial, solo había un circo de tres pistas con gigantes y enanos dispersos, y él se tuvo que encargar de agruparlos, organizarlos para que formaran un castell, montar un andamio sobre ellos y encaramarse hasta la cima para enarbolar una banderita con la ecuación de campo anteriormente grafiada. Solo así consiguió «ver más lejos».

  • Matemáticas al poder

Gracias a las películas de ciencia ficción, forma parte de la cultura popular que la relatividad general consiste, a grandes rasgos, en que el espacio-tiempo se deforma por la presencia de los astros. Una forma simplificada de visualizar este fenómeno es con el consabido juego de pelotas de distintos tamaños y pesos sobre una red o tela tensa.

Quien haya dormido en una cama vieja junto a alguien mucho más pesado incluso lo habrá experimentado en primera persona. Pero describirlo matemáticamente es otra historia, porque la geometría convencional no sirve.

Durante siglos, la representación de la realidad a la que estaba acostumbrado el ser humano en su día a día fue la que estableció Euclides quien, a partir de cinco axiomas, construyó su geometría: la conocida como plana o euclídea. Los axiomas son unas proposiciones de partida que se asumen como ciertas, y durante unos mil quinientos años no hay constancia de que nadie chistara a Euclides.

Hasta que, en el siglo XIX, el quinto axioma («por un punto exterior a una recta se puede trazar una única paralela a la recta dada») fue rebatido por un puñado de matemáticos sensacionales que consiguieron plantear otras geometrías consistentes y que no daban lugar a contradicciones partiendo de una premisa diferente.

En torno a 1823, János Bolyai remató una geometría en donde el quinto axioma de Euclides era falso porque, en la suya, por un punto exterior a una recta hay más de una recta paralela a la primera. Esta geometría se denomina hiperbólica y su «plano», donde se contienen las rectas y puntos, es una seudoesfera que tiene una forma similar a dos campanas de trompa pegadas una a la otra.

Y no era el único resultado sorprendente que arrojaba el análisis, ya que la suma de los ángulos interiores de un triángulo resulta menor de 180 grados.

János Bolyai

Maravillado por su creación, János se lo comunicó a su padre, el también matemático Farkas, quien a su vez compartió orgulloso los descubrimientos de su hijo con su antiguo profesor de la Universidad de Gotinga, a quien aún lo unía cierta amistad.

Este antiguo profesor era nada más y nada menos que Carl Friedrich Gauss, uno de los mejores matemáticos de todos los tiempos.

Contra todo pronóstico, aunque Gauss reconoció el talento de János, transmitió algo más de tibieza ante la geometría hiperbólica porque, según manifestó, él la había concebido antes, pero se lo había guardado para evitar jaleos con los seguidores de Euclides radicalizados.

Estas palabras en boca de cualquier otro matemático podrían sonar a machada, pero dado el talento y el bagaje de Gauss, los Bolyai asumieron que decía la verdad.

Esto le sentó a János como un jarro de agua fría, suponemos que volcó algunos muebles por la impotencia, abandonó las matemáticas, ingresó en el ejército y estuvo años sin publicar lo que había descubierto.

Cuando al fin se decidió a darlo a conocer, en 1932, como un apéndice dentro de un libro de su padre, ya era tarde: un matemático ruso llamado Nikolái Lobachevski se le había adelantado. Aunque oficialmente fuera Lobachevski el primero en difundir la geometría hiperbólica, casi siempre va unida su autoría a la de Bolyai y, en menor medida, a Gauss.

Premio de consolación para el pobre János.

A otro alumno de Gauss (el mundo era un pañuelo en el siglo XIX), Bernhard Riemann, también le dio por las geometrías no euclídeas (entre otras muchas cosas, como veremos más adelante, porque estamos ante otro fenómeno de las matemáticas). En su caso, el quinto axioma de Euclides se transformó en «por un punto exterior a una recta no pasa ninguna recta paralela».

Además, los ángulos interiores de un triángulo en esta geometría siempre suman más de 180 grados. Y, por si fuera poco, las rectas no son infinitas (a diferencia de la euclidiana y la hiperbólica). Todo esto se consigue al considerar un elipsoide (por eso se denomina elíptica) como el «plano» donde se encuentran los puntos y las «rectas».

Para visualizarlo, basta con coger un globo sin inflar y dibujar sobre él un triángulo convencional. Cuando hinchamos el globo y se estira la goma, vemos cómo se curvan los lados del triángulo y se abren los ángulos que forman.

Y si consideramos una esfera (un caso particular de un elipsoide), las «rectas» (entendidas como el camino más corto entre dos puntos, denominadas técnicamente geodésicas), siempre son círculos máximos, por lo que es imposible trazar una paralela por un punto exterior sin que corte a la recta inicial y, evidentemente, siempre se cierran (basta con pensar en el ecuador de la Tierra).

Este tipo de geometrías no euclídeas de primeras suenan a pura abstracción, aunque si visualizamos sus «planos» y sus «rectas» vamos comprendiendo las posibles aplicaciones ante el ejemplo de un gordo tumbado en la cama. En efecto, fueron unas herramientas indispensables para que Einstein diera forma a la relatividad general.

Bernhard Riemann

Además, sin alejarnos de Gauss y Riemann, hubo otros desarrollos matemáticos esenciales para que se pudiera llegar a la ecuación de campo que plasmamos en el primer párrafo. Si nos dicen que describamos un objeto, en general enumeraremos los aspectos singulares que apreciamos desde fuera.

Por ejemplo, si se trata de un jarrón, diremos que en la parte superior tiene una abertura, que su forma es sensiblemente cilíndrica y que la base está cerrada.

Pero si ante la misma pregunta alguien responde que si se mueve en una dirección determinada vuelve al punto de partida y si se desplaza en una dirección perpendicular a la anterior llega a una abertura o a la base, inmediatamente marcaremos el 112. Algo así fue lo que propuso Gauss.

En lugar de definir las superficies bidimensionales desde un punto de vista tridimensional o exterior, realizó el análisis desde la propia superficie, describiendo su relieve, los valles y las cimas, la curvatura, en definitiva, a medida que se recorre. Riemann cogió el testigo de su profesor en este punto y lo generalizó para cualquier número de dimensiones.

En la conferencia de 1854 donde compartió estas ideas, Riemann concluyó de modo premonitorio: «Esto nos conduce a los dominios de otra ciencia, al ámbito de la física, donde nuestro propósito de hoy no nos permite adentrarnos».

Hubo que esperar más de cincuenta años para retomar el asunto, porque en 1915 Einstein pudo formular su teoría gracias a esta forma de analizar el espacio ideada por Gauss y generalizada por Riemann: describiendo la curvatura del espacio-tiempo desde su interior (además de otras ventajas matemáticas más complejas de describir y que se resumen excelentemente en la página de Wikipedia sobre la geometría de Riemann: «No hay introducción fácil a la geometría de Riemann»).

No obstante, aun disponiendo de estos artificios matemáticos desde hacía décadas, nadie los había usado, ni pensado en que el espacio se deformaba, ni que había más dimensiones que las tres del espacio, ni que la luz hacía cosas raras… Einstein fue el primero al que se le ocurrió. ¿O no?

Albert Einstein relatividad 1
Albert Einstein.

  • En el principio (casi) todo era éter

El ambiente científico del siglo XIX era etéreo, en el sentido de que todo era éter. El comodín que lo resolvía todo. Era imperceptible y no se tenían pruebas físicas de que existiera, pero las teorías se construían o aparentemente funcionaban a partir de la premisa de que en el vacío del espacio todo estaba formado por éter.

Era el soporte de la realidad. Puede sonar ridículo, pero, salvando las distancias, en cierto modo no es muy diferente a lo que sucede ahora con la materia oscura: es algo que la tecnología actual no detecta, pero que según la teoría y ciertas observaciones indirectas se asume que debe estar ahí.

A finales del siglo XIX, Karl Pearson desarrolló la teoría del chorro de éter. «De acuerdo, todo es éter, pero de algún lado debe venir y a algún lado debe marchar», conjeturó. Lo resolvió con una cuarta dimensión: de ella manaba el éter y a ella volvía a través de unos sumideros —¿no les recuerda a los agujeros negros?—. Y no solo eso.

En su libro La gramática de la ciencia especulaba con qué le sucedería en cuanto a la percepción del tiempo a alguien que viajara a la velocidad de la luz. También resulta familiar. Y hay constancia de que Einstein leyó ese libro.

Aún hay más.

El astrónomo Simon Newcomb propuso en 1888 un modelo de éter basado en el espacio hiperdimensional de geometrías no euclídeas y mantuvo correspondencia en la misma época con Charles Sanders Peirce, quien por su parte esbozó una teoría del espacio para explicar «las características del tiempo, el espacio, la materia, la gravedad, etc.», donde hablaba de cuatro dimensiones, de geometría hiperbólica y la realidad del espacio absoluto.

Pero más revolucionarios fueron los estudios del matemático William Kingdon Clifford, que ya en 1870 utilizó la geometría elíptica de Riemann para deducir que la variación de curvatura del espacio era lo que en realidad percibíamos como movimiento del éter y los astros. Para muchos, es el precursor de los conceptos de la relatividad general.

En resumen, antes de Einstein ya había ideas innovadoras, incluso se conocían ciertas herramientas matemáticas avanzadas, pero lo que no se conseguía era articularlas para que reprodujeran correctamente las observaciones.

  • El duro camino entre lo especial y lo general

La relatividad especial que se publicó en 1905 supuso un avance colosal en muchos aspectos de la física, pero estaba limitada porque solo contemplaba los efectos bajo velocidad constante: no tenía en cuenta las aceleraciones. Einstein contó posteriormente que, en 1907, pensó en que, cuando un hombre cae libremente, no siente su peso.

Es decir, en determinadas circunstancias, es lo mismo hablar de un objeto que sufre aceleración o que está bajo el efecto de un campo gravitatorio. A partir de este principio de equivalencia y teniendo en cuenta que, según la relatividad especial, la velocidad de la luz es una constante, la primera generalización que esbozó Einstein predecía que los campos gravitatorios afectaban a la propagación de la luz y que los relojes se ralentizan cerca de grandes masas gravitatorias.

Esto sentaba las bases para lanzar una OPA hostil a la gravitación universal de Newton, ya que en esta teoría la atracción gravitatoria no dependía del tiempo, era instantánea, lo que era contrario a la limitación de la velocidad de la luz.

Era la presencia de masas lo que configura el espacio-tiempo, lo deforma, lo curva, y no existe una fuerza invisible e instantánea que ejerza atracción entre los astros. Unas ideas no muy alejadas de lo que algunos habían aventurado a finales del XIX, como hemos visto, pero quedaba el durísimo paso de los conceptos a la formulación.

Aunque se ha extendido la errónea idea de que en el colegio las matemáticas se le daban regular (una confusión en la interpretación de las escalas de calificación), «Einstein era un buen matemático intuitivo y tuvo un poco de problema con estas ideas, pero sabía lo que quería. Cuando vio lo que Riemann había hecho, supo que era eso», contó Roger Penrose, premio nobel de física en 2020, en una entrevista.

No obstante, en un primer momento no estaba tan abierto a esos jaleos matemáticos. En 1907, un antiguo profesor suyo —insisto, el mundo era entonces un pañuelo— de la Escuela Politécnica de Zúrich llamado Hermann Minkowski, definió una métrica para un espacio-tiempo acorde a la relatividad especial, donde lo que se medía no era la separación entre dos posiciones, sino entre dos sucesos.

Minkowski utilizó para ello el análisis de geometría de superficies de dimensión superior que hemos mencionado antes. La primera reacción de Einstein fue furibunda: «Desde que los matemáticos se abalanzaron sobre la teoría de la relatividad, ni yo mismo la entiendo».

Pero en 1912, tras unos años de intenso trabajo, tuvo que reconocer que no había forma de llegar a la relatividad general sin echar mano de las matemáticas avanzadas: «Debes ayudarme o si no me volveré loco», le suplicó al matemático Marcel Grossmann, amigo suyo desde los tiempos en que fueron compañeros de estudios. Grossmann lo introdujo tanto en la geometría elíptica como en el análisis tensorial que se originaba en los trabajos de Gauss y Riemann.

Incluso en 1913 publicaron de forma conjunta el artículo «Esquema de una teoría de la relatividad generalizada y de una teoría de la gravitación», donde expusieron por dónde iban a ir los tiros de la construcción matemática de la relatividad general. La cosa parecía ir sobre ruedas, a pesar del complicado trabajo que aún tenía por delante.

Pero en 1915, con la intuición de que la pancarta de meta estaba cerca, surgió un problema inesperado. Alguien se le podría adelantar.

  • Me llamo Hilbert, David Hilbert

En el verano de 1915, Einstein fue invitado por un profesor de la Universidad de Gotinga a dar unas conferencias sobre sus progresos en la teoría de la relatividad general.

Este profesor era David Hilbert, uno de los más grandes matemáticos de su época que, en aquel momento, estaba interesado en las aplicaciones físicas de las matemáticas, tal vez por la influencia de su amigo Minkowski —un pañuelo, sin duda—, y, por tanto, qué mejor forma de hacerlo que escuchar los avances del mayor talento mundial de la física del momento.

Hilbert se sintió fascinado por las implicaciones de la teoría de Einstein en construcción y se vio capacitado para intentar llegar a la formulación final por su cuenta, aunque en comunicación con el físico. 

Durante el mes de noviembre de aquel año intercambiaron numerosas cartas, donde se iban transmitiendo los avances, se aclaraban mutuamente dudas y compartían las dificultades que se iban encontrando. Cuando Einstein finalmente envió su artículo definitivo titulado «Las ecuaciones de campo gravitacional» el 25 de noviembre de ese mismo año, suscitó dudas.

Había quien pensaba que se había aprovechado de la buena fe y los conocimientos del matemático para llegar a buen puerto, e incluso hay quien vio tongo porque Hilbert había enviado antes su artículo con sus propias ecuaciones de campo, pero se lo publicaron más tarde (en marzo de 1916 frente al 2 de diciembre de 1915).

Era un poco extraño que, si se había producido algún plagio o trampa, la relación de Hilbert y Einstein siguiera gozando de una extraordinaria cordialidad. Finalmente, este extremo quedó aclarado en 1997 cuando unos historiadores localizaron en los archivos de la Universidad de Gotinga las primeras pruebas de impresión del artículo de Hilbert.

Además de estar fechadas el 6 de diciembre de 1915, el artículo aún contenía algún error y, sobre todo, carecía de ecuaciones de campo que en el definitivo sí aparecían. Por si fuera poco, en el artículo publicado en marzo de 1916 Hilbert felicitaba indirectamente a Einstein. Pocas dudas.

Hilbert fue un excelente matemático. De su historial, lo que mayor fama pública le ha granjeado sea probablemente el planteamiento de los veintitrés problemas del milenio, alguno aún sin resolver (como la hipótesis de Riemann). Pero sus contribuciones a las dos teorías más importantes de la física del siglo XX fueron también capitales.

Además de sus aportaciones a la relatividad general de Einstein, la habilidad matemática de Hilbert fue utilizada para demostrar que la formulación de ondas de Schrödinger y la matricial de Heisenberg, las piedras angulares de la mecánica cuántica, son análogas. No es mala contribución a la física para solo «un matemático».

En resumen, la densidad de genios de las matemáticas y la física que se produjo en los cien años comprendidos entre 1850 y 1950 no ha tenido parangón en toda la historia. Einstein fue, con pocas dudas, el más brillante de todos ellos, pero su relatividad general fue factible gracias al apoyo y la consulta de los avances que habían logrado otros colegas. 


  • Bibliografía mínima para saber mucho más y bastante mejor

-Generaciones cuánticas, de Helge Kragh. A finales del siglo XIX se decía que toda la física estaba ya definida, que solo quedaba afinar las mediciones. Y al poco llegó la relatividad y la física cuántica, desbaratando muchas de las ideas preestablecidas. En este denso volumen se realiza un repaso de los avances de los distintos campos de la física y la tecnología que se produjeron durante el siglo XX.

-Cuando las rectas se vuelven curvas: las geometrías no euclídeas, de Joan Gómez i Urgellés. Durante siglos, la geometría que estableció Euclides fue la única válida para la representación de nuestra realidad, hasta que lo que parecían concepciones abstractas de algunos matemáticos como Gauss, Riemann, Lobachevski y Bolyai se demostraron necesarias para describir el mundo físico que nos rodea. Una buena introducción a las bases de esas geometrías no euclídeas.

-Lo que no podemos saber, de Marcus du Sautoy. El famoso autor de La música de los números primos expone en esta obra los límites actuales del conocimiento humano, describiendo cómo se llegó a las teorías físicas vigentes en la actualidad y cuál es su campo de validez.

-Einstein. El espacio es una cuestión de tiempo, de David Blanco Laserna. Una gran introducción a la teoría de la relatividad con incisos descriptivos de otros científicos y la época.

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¿Cuál es el origen del símbolo matemático del infinito?…


National Geographic(N.Freire) — Si hay algo universal, eso es el símbolo infinito. Puede que haya otros iconos que no te resulten tan conocidos del ámbito científico pero, seas o no alguien cercano a las matemáticas, seguro que puedes reconocerlo, “”.

Este signo, que ha sido utilizado para representar el concepto de infinitud desde el siglo XVII, tiene una historia mucho más antigua. ¿Alguna vez te has preguntado de dónde proviene? ¿Por qué un matemático decidió usar un ocho acostado para expresar algo que no tiene fin?

– Qué es el infinito

El término «infinito» en matemáticas describe algo que no tiene fin o límite. Este concepto, mucho más del contexto filosófico que pueda rodearlo, es fundamental en diversas ramas de las matemáticas, ya sea desde la teoría de números hasta el cálculo.

Por ejemplo, la serie de números enteros es infinita porque siempre podemos añadir uno más a cualquier número dado y, a diferencia de todos estos números reales, el infinito no puede ser medido ni cuantificado. Es una idea algo abstracta que, aunque a veces se usa en operaciones matemáticas, no es un número en el sentido tradicional.

Pero ¿de dónde ha salido? Por medio de documentación y bibliografía, se sabe que el símbolo “∞” fue introducido en las matemáticas en el siglo XVII por John Wallis, quien utilizó este símbolo para representar una cantidad «infinitamente grande«, una que no tiene cota ni límite. El símbolo se derivó de la palabra latina «infinitas», que significa «ilimitación» y, aunque Wallis no explicó por qué eligió este símbolo en particular, su elección ha generado varias teorías interesantes.

John Wallis by Sir Godfrey Kneller, Bt
Retrato de John Wallis

– Nada de «ochos»

El símbolo del infinito, tal como lo conocemos hoy, apareció por primera vez en la obra «Arithmetica Infinitorum» de John Wallis en 1656. Wallis, un matemático inglés, lo utilizó para simplificar la representación de cantidades infinitas en sus ecuaciones y conceptos matemáticos.

Sin embargo, Wallis nunca dejó una explicación clara de por qué eligió este símbolo, lo que ha llevado a diversas conjeturas sobre su origen.

Una de las hipótesis más aceptadas es que Wallis pudo haberse inspirado en el símbolo romano para el número mil, “CIƆ”, que se utilizaba para representar una gran cantidad. Esta teoría sugiere que Wallis simplemente adaptó un símbolo ya existente para un concepto nuevo y abstracto.

Otra teoría popular es que el símbolo del infinito está relacionado con la Serpiente Uróboros, una figura de la mitología griega y egipcia que representa serpientes mordiéndose las colas, formando un círculo sin fin. Esta imagen simboliza la naturaleza cíclica del universo y la eternidad, conceptos que resuenan de alguna forma con la idea del infinito.

ouroboros
Serpiente Uróboros.

Otra teoría barajada coloca a la lemniscata de Bernoulli como una posible inspiración para el símbolo del infinito, es decir, una curva matemática que tiene una forma similar al “∞”.

Aunque esta curva fue nombrada así después del trabajo de Jacob Bernoulli en 1694, se cree que su forma podría haber influido en la representación gráfica del infinito debido a su apariencia de lazo cerrado y continuo.

No obstante, es cierto que, antes de su adopción en matemáticas, el símbolo del infinito también se ha relacionado en alguna ocasión con la alquimia y la religión.

En la alquimia, el símbolo representaba la eternidad y el ciclo perpetuo de transformación, conceptos que también están en el corazón de la noción matemática del infinito.

Además, algunas representaciones del analema solar, que traza la posición del sol en el cielo a lo largo de un año, tienen una forma similar a la del símbolo del infinito, lo que sugiere una conexión más profunda con los ciclos naturales y cósmicos.

buble espejos
La ilustración de un hombre reflejado en espejos de forma continua es una buena metáfora de un bucle infinito.

Y tú, ¿Cuál crees que es la hipótesis verdadera?

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Se cumplen 25 años del temido efecto 2000…


National Geographic(N.Freire) — La noche del 31 de diciembre de 1999, mientras el mundo se preparaba para dar la bienvenida al nuevo milenio entre brindis y fuegos artificiales, un miedo silencioso recorría oficinas, centrales eléctricas y centros de control. No era una superstición ni una profecía milenaria: era el famoso efecto 2000, un error informático que, según muchos, podría desatar un caos tecnológico global.

Se hablaba de aviones que no despegarían, cajeros que dejarían de funcionar, redes eléctricas que colapsarían y bancos incapaces de calcular intereses. Incluso la CIA alertó sobre posibles fallos críticos. Sin embargo, cuando el reloj marcó la medianoche y el año 2000 llegó, el mundo siguió adelante sin grandes sobresaltos. Pero ¿qué fue realmente el efecto 2000? ¿Por qué se temió tanto y qué nos enseñó esta historia?

– El problema del “00”

Para entender el famoso efecto 2000, hay que viajar a los primeros años de la informática. Durante décadas, los programadores simplificaron la manera en la que los ordenadores registraban las fechas: en lugar de usar los cuatro dígitos del año, utilizaban solo los dos últimos. Así, “1975” se guardaba como “75”, y “1999” como “99”. Esta práctica tenía una razón lógica: ahorrar espacio y recursos en una época en la que cada byte era oro.

Pero a medida que se acercaba el año 2000, surgió una preocupación creciente. ¿Qué pasaría cuando los sistemas se enfrentaran al “00”? En lugar de interpretar el año como 2000, muchos ordenadores podrían confundirlo con 1900. Este fallo aparentemente pequeño podría causar problemas en cualquier sistema que dependiera de cálculos con fechas: desde bancos y aerolíneas hasta centrales eléctricas, hospitales y sistemas de tráfico.

Aunque en un primer momento parecía algo técnico y lejano, pronto el mundo entero empezó a temer el posible efecto dominó. Si los ordenadores fallaban, ¿qué sería de nuestras vidas modernas?

Bug de l'an 2000
Bug de l’an 2000 – Un letrero electrónico en la École centrale de Nantes que mostraba incorrectamente el año 1900 en vez del 3 de enero de 2000.

– Los peores presagios

Con el año 2000 a la vuelta de la esquina, las predicciones sobre el efecto 2000 se volvieron cada vez más alarmantes. Se decía que los aviones podrían quedarse en tierra porque sus sistemas de navegación y control fallarían. Las centrales eléctricas, dependientes de programas automáticos, podrían detenerse, dejando a ciudades enteras a oscuras.

Los bancos también estaban en el ojo del huracán: un fallo en la interpretación de fechas podía provocar errores en los intereses de cuentas, transferencias y pagos, dejando a millones de personas sin acceso a su dinero.

El miedo no quedó solo en teorías: informes oficiales y agencias como la CIA advertían sobre los riesgos reales del cambio de milenio. Algunos grupos más alarmistas incluso pintaban un panorama apocalíptico, donde las fallas tecnológicas podrían desencadenar un caos social y económico global. La incertidumbre crecía, y gobiernos y empresas sabían que no podían quedarse de brazos cruzados.

– La carrera contra EL RELOJ

Ante semejantes escenarios, el mundo entero se puso manos a la obra en una carrera frenética por evitar el desastre. Gobiernos, empresas y organizaciones públicas y privadas empezaron a revisar y actualizar sus sistemas informáticos a contrarreloj. Programadores, ingenieros y técnicos trabajaron sin descanso, buscando y corrigiendo cada error que pudiera surgir con el cambio de fecha.

FEMA   666   Photograph by Greg Mathieson taken on 12 31 1999 in District of Columbia
El equipo de apoyo de emergencia de la sede de FEMA realiza una teleconferencia el 31 de diciembre de 1999 con todas las oficinas regionales de FEMA y agencias gubernamentales esenciales en los Estados Unidos en preparación para el año 2000.

Las inversiones fueron astronómicas. Solo en Estados Unidos se gastaron más de 100.000 millones de dólares para garantizar que todo funcionara con normalidad. Los bancos, las aerolíneas y las grandes corporaciones destinaron recursos sin precedentes a asegurar que el cambio de siglo no trajera consigo ningún sobresalto.

La magnitud del esfuerzo fue global: desde pequeños negocios hasta gobiernos, todos se prepararon para lo peor. Era como si el mundo entero estuviera ajustando los engranajes de una gigantesca máquina antes de que el reloj llegara a cero.

– El gran momento: el 1 de enero del año 2000

Y entonces llegó el día. El reloj marcó la medianoche, y el año 2000 comenzó. Durante unos minutos, el mundo contuvo la respiración. Pero, para sorpresa de muchos, nada malo ocurrió. Los aviones siguieron volando, los cajeros automáticos funcionaron como siempre, y las luces permanecieron encendidas. El temido caos tecnológico nunca llegó.

Apple Lisa Workshop
Un Apple Lisa que no acepta la fecha.

Por supuesto, hubo pequeños incidentes aquí y allá. En Japón, algunos satélites tuvieron breves fallos; en Australia, las máquinas de aparcamiento registraron el año como 1900; y en Estados Unidos, unos cuantos recibos bancarios mostraron fechas erróneas. Pero estos problemas fueron mínimos y se resolvieron rápidamente, dejando una sensación de alivio a nivel global: el mundo había superado el efecto 2000.

Pero con el tiempo, surgió una pregunta inevitable: si no ocurrió ningún desastre, ¿fue el efecto 2000 solo un mito exagerado? La respuesta es más compleja. El hecho de que no pasara nada no significa que la amenaza no fuera real. Lo que evitó el caos fue precisamente la inversión colosal y el esfuerzo global por corregir el problema a tiempo.

Sin las revisiones y actualizaciones de los sistemas, las consecuencias podrían haber sido mucho más graves. El efecto 2000 fue, en cierto sentido, una victoria de la prevención y,  aunque algunos críticos lo consideran un gasto innecesario, la mayoría coincide en que el esfuerzo fue esencial.

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Qué son las «puertas santas» y por qué solo 8 iglesias las tienen en el mundo


Files cruzan por la puerta santa de San Pedro en 2015
A partir de esta Nochebuena la puerta santa de la Basílica de San Pedro abrirá sus puertas a los peregrinos.

BBC News Mundo(J.F.Alonso) — «Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos».

Para millones de católicos el pasaje del Evangelio de San Juan (10:9-11) cobrará otra dimensión a partir de esta Nochebuena, cuando la Iglesia inicie el Año Santo o Jubileo de 2025.

El arranque de la celebración, la cual se extenderá hasta el 6 de enero de 2026, lo marcará un rito que viene repitiéndose desde hace seis siglos: la apertura de la puerta santa por parte del papa Francisco.

«Ha llegado el momento de un nuevo Jubileo, para abrir de par en par la puerta santa una vez más y ofrecer la experiencia viva del amor de Dios, que suscita en el corazón la esperanza cierta de la salvación en Cristo», escribió el pontífice argentino en su bula Spes non confundit (La esperanza no confunde), con la cual convocó el evento que tiene sus orígenes en el judaísmo.

Retrato del papa Alejandro VI
El papa Alejandro VI consolidó el rito de las puertas santas al ordenar abrir una en la Basílica de San Pedro.

– San Pedro no tuvo la primera

Con la peregrinación a Roma y la visita a las basílicas papales, el cruce de la puerta santa es uno de los ritos más conocidos que realizan los fieles que participan en un año jubilar para conseguir así la indulgencia (perdón de los pecados).

Pero ¿qué es una puerta santa? «Es la puerta de una iglesia que se abre solamente con motivo del Año Santo», explicó a BBC Mundo el padre Fermín Labarga.

«Una puerta es elemento de la construcción que nos permite acceder a un lugar. Entonces, Jesús en sí mismo es la puerta y quien nos da acceso a la vida eterna es algo simbólico», agregó el religioso, quien es profesor de Historia de la Iglesia de la Universidad de Navarra (España).

Aunque la Basílica de San Pedro en el Vaticano es el principal templo del catolicismo, no fue el primero tener una puerta santa.

«La primera y más antigua de las puertas santas es la de la Basílica de San Juan de Letrán, que fue abierta por el papa Martin V en 1423», apuntó Labarga.

El templo, cuyos orígenes se remontan al siglo IV, es el más antiguo de Occidente y de paso es la catedral de Roma.

El papa abre la puerta santa de L'Aquila
Las localidades italianas de L’Aquila y Atri le disputan a Roma el honor de haber tenido las primeras puertas santas.

Sin embargo, unas décadas después, en 1499, el rito de la puerta santa se consolidó dentro de las costumbres de los jubileos con la instalación de una de estas entradas especiales en San Pedro por órdenes de Alejandro VI.

El segundo de los papas Borgia también mandó que se abrieran otras dos en las también romanas basílicas de Santa María la Mayor y de San Pablo Extramuros, las cuales estuvieron listas para el año jubilar que se celebró en 1500.

Las entradas de las cuatro basílicas papales serán abiertas por Francisco en el siguiente orden: La primera será la que está en el extremo derecho de la fachada principal de la Basílica de San Pedro, también conocida como la «puerta del gran perdón» y esto ocurrirá el 24 de diciembre.

Luego, el día 29 el pontífice abrirá la que está ubicada en la Basílica de San Juan de Letrán. Después el día 1 de enero de 2025 la que está en Santa María la Mayor.

Y, por último, el día 5 abrirá la que está en San Pablo Extramuros, de acuerdo con el cronograma que figura en la bula.

Peregrinos pasan por la puerta santa
La catedral de Santiago de Compostela, en el norte de España, también tiene su puerta santa, la cual solo se abre en aquellos años que el 25 de julio (fiesta del apóstol Santiago) cae en domingo.

– No solo en Roma

Aunque en este Jubileo solamente se abrirán las puertas que están en las fachadas de las basílicas papales romanas y otra temporal que estará en una prisión, al menos otras cuatro iglesias en el mundo poseen una de estas entradas especiales.

Dos de estos de accesos se encuentran también en Italia. Una en la Basílica de Santa María de Collemaggio, en la ciudad de L’Aquila; y otra en la catedral de la Asunción de María de Atri.

Ambos templos, ubicados en el centro este del país europeo y separados por menos de 85 kilómetros de distancia, reclaman poseer las primeras puertas santas de las que se tiene conocimiento.

El origen de ambos accesos data de 1294, cuando el papa Celestino V emitió una bula en la que concedía indulgencia a todo aquel que visitara ambos santuarios para escuchar misa y comulgar, y que ingresara por determinados accesos. Este rito se conoce hoy como Perdonanza celestiniana, según las páginas web de ambos recintos religiosos.

A diferencia de las puertas santas romanas, las que se encuentran en los santuarios de las dos localidades italianas no se abren únicamente en años santos, sino que lo hacen anualmente, aunque solo por unos días.

Asimismo, su apertura puede realizarla el papa o algún otro jerarca de la Iglesia que él designe para ello.

En L’Aquila esto ocurre entre el 28 y 29 de agosto, mientras que en Atri es el día 14 del mismo mes.

Pese a que estas puertas parecieran ser más antiguas que la de San Juan de Letrán, Labarga duda de esto.

«La bula que establece la Perdonanza del papa Celestino V ciertamente es del 29 de septiembre de 1294, pero las puertas son posteriores, probablemente de fines del siglo XV, a imitación de Roma«, agregó el experto.

Un cardenal junto a la puerta santa
La actual puerta santa de la Basílica de San Pedro data de 1949 y cuenta con 16 paneles que relatan momentos bíblicos, desde el Jardín del Edén hasta la Resurrección de Jesús.

– En Galicia y en Norte América

En España también hay otra puerta santa: la que está en la parte trasera de la Catedral de Santiago de Compostela, capital de la región norteña de Galicia.

«Una de las partes más simbólicas de la Catedral de Santiago es, sin duda, la puerta santa. Al igual que las puertas de las grandes basílicas romanas (…) esta solo se abre en los años santos. En Santiago, un Año Santo ocurre cuando el 25 de julio, día de la festividad de Santiago, cae en domingo«, explicaron desde el templo español.

Sobre el origen de este acceso también hay dudas.

«Algunos expertos creen que podría haber una tradición medieval anterior a la de los años santos romanos, aunque es más probable que Santiago haya adoptado este ritual del cristianismo», se lee en el material hemerográfico que desde el Departamento de Prensa de la catedral enviaron a BBC Mundo.

«Se cree que la puerta santa se construyó en los primeros años del siglo XVI, bajo el arzobispo Alonso III de Fonseca, quien conocía el ritual romano instaurado por el papa Alejandro VI», agregan los documentos.

Y, por último, está la de la Basílica-Catedral de Notre Dame de Quebec (Canadá), la cual fue abierta en 2014 por autorización del papa Benedicto XVI y que es la única fuera de Europa.

La puerta santa ha estado abierta a lo largo de 2024 para celebrar los 350 años de la fundación de la diócesis, la cual fue la primera católica en el país norteamericano, explicaron a BBC Mundo desde el Departamento de Prensa de la Arquidiócesis de Québec.

¿Por qué solamente estos templos tienen estos accesos especiales? «Porque así lo han decidido los sucesivos papas», explicó Labarga, quien indicó que los pontífices son quienes tienen la potestad de decidir dónde habrá una puerta de estas características.

«En otros jubileos, los papas decidieron que cada diócesis tuviera una puerta jubilar en sus catedrales o santuarios más significativos. Así ocurrió en el anterior de 2015, dedicado a la Misericordia», recordó el historiador.

Francisco volvió hacer uso de esta facultad y, en esta ocasión, decidió que en la prisión romana de Rebibbia habrá una puerta santa para que los reclusos puedan obtener la redención espiritual.

Obreros desmontando el muro que cubre la puerta santa
El ritual para abrir la puerta santa de San Pedro fue modificado luego de que en la Nochebuena de 1974 unos escombros cayeran muy cerca del papa Pablo VI.

– El susto que se llevó Pablo VI

Cuando no se celebra un Año Santo las puertas permanecen cerradas y hasta no hace mucho algunas eran tapiadas con paredes de piedra.

Sin embargo, esta centenaria costumbre se modificó luego de un incidente que le dio un buen susto a un Papa.

Todo ocurrió en la Nochebuena de 1974; hace 50 años. Pablo VI se disponía a abrir el acceso de la Basílica de San Pedro y así dar inicio al Jubileo de 1975.

El hoy santo golpeó en tres ocasiones el muro que cubría la puerta con un martillo de plata, mientras recitaba unas oraciones, como manda el ritual, cuando de repente unos escombros cayeron a solo centímetros de él.

El pontífice apenas se inmutó, según se aprecia en un video difundido por Vatican News, la agencia de noticas de la Santa Sede.

Algunos reportes de la época aseguran que unas piedras golpearon a Pablo VI hiriéndolo levemente.

¿Por qué ocurrió el incidente? «Unos operarios desmontaban el muro al mismo tiempo que el papa ejecutaba el rito, pero luego de este incidente se decidió simplificarlo para hacerlo más rápido y menos peligroso», explicó Labarga.

Así, en el caso de San Pedro, la pared que sella la puerta santa ahora es removida días antes de que se abra.

Por su parte, en Santiago, la tradición del muro fue abolida para evitar que los escombros ensucien o dañen el interior del templo, el cual fue sometido a un extensivo proceso de restauración en los últimos años.

Esta víspera de Navidad los ojos de 1.400 millones de católicos volverán a posarse sobre la puerta diseñada por el escultor Vico Consorti en 1949, la cual tiene dieciséis paneles con pasajes bíblicos que van desde la expulsión del jardín del Edén hasta la resurrección de Jesús.

nuestras charlas nocturnas.


Cómo veían el mundo los medievales


ciencia medieval universo asomándose a lo invisible

JotDown(J.Bilbao) — La Edad Media es un periodo de tiempo tan extenso que necesariamente tendremos que responder que de muy diversas formas.

Como tampoco es cuestión de dar por concluido aquí el artículo vayamos a aquello que podía haber en común en la cosmovisión de buena parte de los europeos de aquel tiempo.

Tal como explica Umberto Eco:

en la Edad Media se suponía que se decían cosas ciertas en la medida en que estaban sostenidas por una auctoritas anterior, hasta el punto de que, si se sospechaba que la auctoritas no sostenía la nueva idea, se procedía a manipular su testimonio porque la auctoritas, como decía Alán de Lille, tiene una nariz de cera”.

Así que bajo el amparo de la autoridad de Eco, puede suponerse cierto que ese respeto por la tradición y recelo por las ideas originales permitió ciertos consensos en torno a su manera de comprender el mundo (entre la minoría alfabetizada, se entiende), basados en las fuentes de referencia que se tenían en aquel tiempo, que eran autores griegos y latinos como San AgustínBoecioPseudo DionisioPitágoras… y muy por encima de todos, Aristóteles.

De él era, recordemos, el tratado sobre la comedia que tantos crímenes provocó para mantenerse oculto en El nombre de la rosa. Si el Filósofo decía que reír era bueno entonces inmediatamente se acabaría en el mundo el miedo al diablo —al pasar a ser objeto de chistes— y de ahí a la anarquía hay un paso, dedujo Jorge de Burgos.

  • El universo
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Según la concepción aristotélica (y con variaciones, ptolemaica) que estuvo vigente hasta el siglo XVI, el mundo era una esfera que ocupaba el centro del universo y estaba contenida en otras nueve, a modo de capas de una cebolla.

Fuera de la última de esas capas “no hay ni espacio, ni vacío, ni tiempo. Por eso lo que quiera que allí haya se caracteriza por no ocupar espacio ni verse afectado por el tiempo”.

Nos queda la duda de cómo podría Aristóteles saber tal cosa… pero sea como fuere, para el cristianismo posterior ese inmenso espacio vacío pasó a estar ocupado por Dios, a cuyo alrededor danzaban serafines, querubines y tronos.

La más superficial de las capas o esferas es la Primun Móvile, que da una vuelta sobre sí misma cada 24 horas y que impulsa a todas las demás contenidas en ella.

Después encontramos la Stellatum que es en la que están fijas las estrellas. A continuación hay otras siete capas, cada una tenía incrustada un “planeta”, que eran de fuera hacia adentro: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna.

Dentro de esta última, en el mundo sublunar ocupando el centro de todo, está la Tierra. Desde la Tierra hasta el Stellatum estimaban que recorriendo unos 65 kilómetros al día se tardarían 8.000 años en llegar ahí.

Lógicamente esas capas son transparentes —si no no veríamos las estrellas— debido que están formadas por el quinto elemento, que es el éter. Esas siete esferas representan una nota musical cada una y al girar crean una bonita melodía que se conocía como “la música de las esferas”.

Pero lamentablemente no podía trasmitirse al aire, así que los terrícolas nos quedamos fuera de ese inmenso concierto celestial.

Puesto que todo movimiento es generado por una voluntad, se atribuía cierta inteligencia a los planetas, que podía a influir en el carácter de las personas, (sin llegar a anular su libre albedrío, lo que sería una blasfemia).

Así, si eran influidos por la esfera de Saturno eran melancólicos, mientras que los afectados por Júpiter eran alegres y tranquilos, es decir, “joviales”. Marte provocaba un temperamento violento, “marcial”.

Venus inclinaba al amor, Mercurio al estudio y los desdichados que estuvieran bajo el influjo de la Luna eran lunáticos.

Pero si a cada esfera dado que se movía se le atribuía una inteligencia… la Tierra al estar inmóvil en el centro ¿carecía de ella? 

Dante respondió a esa pregunta diciendo que no, que nuestro planeta no es ningún estúpido y la inteligencia/voluntad que le corresponde es la de la Fortuna, una diosa que hace girar su rueda alterando constantemente la suerte de todos los seres terrestres.

  • El mundo sublunar
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En el centro, Jerusalén

Si allá arriba hay un universo ordenado, eterno, perfecto y regular, por debajo de la Luna la Fortuna no deja de hacer de las suyas en un mundo endemoniadamente variable y caótico.

Bajo la esfera sublunar están los cuatro elementos primordiales, con dos cualidades cada uno que los ligan entre ellos.

Debajo está el más pesado de ellos, la tierra.

Y en el centro mismo de la Tierra, el infierno.

Un lugar que contaba con diversas estancias, como el Erebo (habitado por dragones y gusanos de fuego) el río Aqueronte o la laguna Estigia.

La tierra es un elemento frío y seco, que puede transformarse en agua, que es fría y húmeda y está sobre la tierra formando océanos.

El agua a su vez se convierte en aire, húmedo y cálido, que está sobre ella formando la atmósfera.

Por encima de todos ellos, el más ligero y que hace de frontera con el éter es el fuego, seco y cálido.

Que se transforma a su vez en tierra y cerrando así el ciclo.

Pero si el fuego está formando ahí arriba una capa que rodea la Tierra, justo por debajo de la esfera lunar… ¿Cómo es que no vemos al mirar hacia arriba un cielo en llamas?

La explicación que daban es que era un fuego puro y por tanto invisible. En su pureza era la materia en la que se encarnaban los ángeles cuando tenían que bajar a darnos algún recado.

Más abajo estaban las criaturas aéreas, es decir, los demonios o ángeles caídos esperando entre tormentos el día del Juicio Final. No eran de fiar.

No es casualidad que una de las cualidades de las brujas fuera la de poder volar ayudadas por ellos. En el agua habitaban las criaturas acuáticas, es decir, los peces y los pájaros. Y aquí llegamos a la distribución de la superficie terrestre y las criaturas que la habitan.

  • Gentes de fea estatura y de mala naturaleza
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La geografía terrestre estaba distribuida en cinco zonas: septentrional, solsticial, equinoccial, brumal y austral.

Las de los extremos eran inhabitables a causa del frío y la del centro por el calor.

Las dos del medio al mezclarse en ellas el frío y el calor podían ser habitadas, los humanos habitamos una de las dos, la solsticial, donde se hallan los continentes conocidos por entonces: Asia, África y Europa.

Eran dibujados en torno al Mediterráneo sin demasiado tino, dado que buena parte de las representaciones de la geografía terrestre en la Edad Media tenían una función teológica más que práctica.

En ellas en el centro del mapa no solía estar Bilbao, sorprendentemente, sino Jerusalén.

Cerca de Asia se situaba el Paraíso, donde crecía el Árbol de la Vida, y la India, habitada por toda clase de pueblos a cada cual más exótico. 

La crónica de Nuremberg es un libro incunable del siglo XV, lo más parecido a una wikipedia de su tiempo y contaba con mapas y dibujos de pueblos que al parecer habitaban en desiertos lejanos y montañas remotas.

Están por ejemplo los que matan a sus padres y los cuecen para comérselos. Los Brahmanes, que se lanzan al fuego para alcanzar la otra vida. Los pigmeos, seres diminutos que habitan en las montañas y guerrean contra las grullas.

Los Sciópodos, que corren a grandes velocidades gracias a contar con un solo pie pero de gran tamaño, que también usan para protegerse del sol.

En dicho libro, se cuenta también como “en otra isla [del Índico], hacia la mitad, habitan gentes de fea estatura y de mala naturaleza, que no tienen cabeza y tienen los ojos en la espalda y la boca, torcida como una herradura, en medio de los pechos. En otra isla, hay numerosas gentes sin cabeza, y que tiene los ojos y la cabeza en la espalda”.

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Sciópodo a la fresca

Finalmente, en lo que respecta al cuerpo humano, contaba con un alma dividida en tres partes o, según algunos, tres almas: la vegetativa común a todos los seres vivos, el alma sensible compartida con los animales y el alma racional, exclusivamente humana.

El cuerpo estaba formado por los cuatro contrarios (caliente, frío, húmedo y seco) igual que la tierra, pero que en el cuerpo forman los humores que determinan el carácter: sangre, bilis, flema y melancolía.

Las tres partes del alma más las cuatro del cuerpo suman siete, como los planetas y las notas musicales, lo que vinculaba al ser humano con el cosmos.

En cierta forma se consideraba a cada persona un mundo en miniatura.

Todavía quedarían muchas más cosas por mencionar como las creencias religiosas, el orden social, la enseñanza en las universidades, las criaturas que se creía que habitaban los bosques…etc.

Pero este breve esbozo de la cosmovisión medieval que hemos visto da cierta idea de un mundo que era visto como algo armónico, mecanicista, donde hay un sitio para cada cosa y en el que todo guarda una relación.

Tal vez ese cosmos tan ordenado y previsible era un consuelo psicológico ante una vida tan sometida como la de entonces a lo imprevisible, a las malas cosechas o las plagas, donde lo único más mortífero que una enfermedad eran las curas a la que sometían a los enfermos.

Luego llegó el aguafiestas de Copérnico y a partir de ahí la ciencia no hizo más que darnos disgustos destronándonos del centro del Universo y mostrándonos a éste como un lugar cada vez más lovecrafiano, enloquecido e insondable.

Al que ahora nos atrevemos a asomarnos una vez que nuestras vidas son bastante más apacibles y seguras para enterarnos sobre agujeros negros atroces o supernovas como la que acaba de explotar con gran estruendo.

Un mundo en definitiva donde uno ya no puede fiarse ni de la velocidad de la luz.

nuestras charlas nocturnas.


Blanca de Castilla: esa extranjera que gobernó Francia…


Retrato de la coronación de Luis VII y Blanca de Castilla.
Coronación de Luis VIII y Blanca de Castilla, 1223. Jean Fouquet. Grandes Chroniques de France, Tours, ca. 1455-1460.

The Converesation(M.V.Herraez) — El fraile franciscano Guillaume de Saint-Pathus describió a la princesa hispana, madre de san Luis rey de Francia, como “la reina que tenía el coraje de un hombre en un corazón de mujer”.

Lo hizo en una crónica en la que añadía referencias a su sabiduría, prudencia, generosidad y toda una serie de virtudes que justifican el calificativo de “la reina magnífica”. 

Otros cronistas destacaron, además, su belleza y elegancia.

Todas estas características probablemente motivaron a la reina Leonor de Aquitania a elegir a Blanca de Castilla entre sus nietas como candidata al trono francés a través del matrimonio con el heredero de dicha corona.

En 1200, cuando Blanca, la tercera hija de Alfonso VIII de Castilla y Leonor Plantagenet, contaba solamente con doce años de edad, se vio obligada a hacer un largo viaje que la llevaría desde Palencia hasta Normandía, escenario de sus esponsales con el futuro rey galo Luis VIII.

Los derechos de la princesa al trono de Inglaterra alimentaban la esperanza de unir ambas coronas y terminar con la discordia generada por el dominio inglés de los territorios continentales.

Conoció los reinados de su suegro Felipe Augusto (1180-1223), su marido Luis VIII (1223-1226) –junto al cual se coronó como reina en la catedral de Reims el 6 de agosto de 1223– y su hijo Luis IX (1226-1270).

Pero Blanca no fue un personaje secundario en la gobernación; muy al contrario, se convirtió en una figura dominante en el paisaje político de su tiempo, especialmente tras la muerte de su esposo.

Reinó en solitario durante la minoría de edad de su hijo y también cuando este fue a la cruzada. Siempre firmaba como reina junto a él y fue considerada como tal por encima de su nuera, Margarita de Provenza.

Algunos barones rebeldes opinaban que una mujer no debía gobernar el dominio real francés y trataron de vilipendiar a “esa extranjera que gobierna el reino”. Pero fue capaz de ganarse su respeto, tras someterlos en varias ocasiones con el apoyo militar de los burgueses.

Ejerció un matriarcado comparable al que otros miembros femeninos de su estirpe practicaron en sus respectivos territorios, utilizando la maternidad, la estrategia política y familiar y el mecenazgo religioso y cultural para asegurar su poder personal y promover su linaje.

Así, no debió ser menor el papel que jugó en la construcción de un rey santo, su hijo Luis, quien se mantuvo siempre bajo la atenta mirada y los firmes principios de su madre.

– La misión educadora de Blanca

La piedad de Blanca, su interés por la cultura y el arte y su misión educadora se aprecian en los libros que regaló a toda su familia: salterios para su esposo, su hijo y su nuera Margarita de Provenza, biblias y todo un conjunto de manuscritos destinados a la preparación religiosa y didáctica de ella misma y de sus descendientes, realizados en magníficos talleres parisinos de iluminación.

La representación de la reina junto a su primogénito en actitud de instructora la señala como patrona de la biblia moralizada de la catedral de Toledo –un fragmento de la cual se conserva en la Pierpont Morgan Library (Nueva York)– y deja entrever su papel activo en la formación del príncipe.

Retrato de Blanca de Castilla y su hijo el rey Luis IX de Francia
Blanca de Castilla y su hijo el rey Luis IX de Francia. ‘Biblia de san Luis’ 

Además, en uno de los ejemplares conservados en Viena, la abundante presencia de personajes femeninos, como la Virgen María y las grandes mujeres del Antiguo Testamento, vinculadas con escenas de maternidad y crianza de los hijos, conducen a pensar que se trata de un manuscrito hecho por y para una mujer.

Esto lleva a relacionar dichas imágenes con la figura de Blanca de Castilla, pieza importante en el orden de la dinastía capeta, perfecta regente y madre del heredero.

– Contacto con Castilla

Blanca amaba a su marido y sirvió con absoluta entrega al país que la había acogido.

Sin embargo, eso no impidió que mantuviera un estrecho vínculo con su familia castellana. La proximidad a sus hermanas se refleja en el envío de obsequios dirigidos tanto a Urraca, reina consorte de Portugal, como a Leonor, reina de Aragón y, muy especialmente, a Berenguela, reina de Castilla y madre de Fernando III el Santo.

Con esta última mantuvo una relación epistolar de la que se han conservado interesantes testimonios.

Sin duda, esa relación explica la debilidad que Blanca sintió por la Orden del Císter. Alfonso VIII y su esposa Leonor habían fundado el Monasterio de Las Huelgas de Burgos, como panteón real y casa madre de las abadías femeninas cistercienses de Castilla.

Del mismo modo, la reina de Francia concedió beneficios a distintas casas de la Orden y fundó la Abadía de Maubuisson con el deseo de ser enterrada allí e, incluso, de vestir el hábito monacal los últimos días de su vida. Lo hacía apelando, en el acta fundacional, a la memoria de sus padres.

Dibujo en carboncillo de una abadía medieval.
Abadía de Maubuisson. Grabado de Claude de Chastillon, s. XVII. 

Desgraciadamente, la mayoría de las obras de arte vinculadas a doña Blanca han desaparecido. Pero sus libros de cuentas dan noticia de un buen número de pagos por el encargo de libros iluminados, tejidos y vestiduras ricas, joyas y otras piezas de orfebrería, vidrieras, etcétera.

Las múltiples representaciones de la reina o de su heráldica castellana en edificios, miniaturas y vitrales, además de poner de manifiesto la relevancia del personaje, son indicativas de su probable implicación en la encomienda.

Y aunque la Sainte-Chapelle fue construida por deseo de Luis IX para albergar la corona de espinas de Cristo, que había adquirido en Constantinopla a un alto precio, la participación de su madre en el proyecto puede deducirse de la presencia de castillos heráldicos en las columnas del nivel inferior, en alternancia con los fustes que muestran la flor de lis de la monarquía francesa.

nuestras charlas nocturnas.


El fascinante papiro sobre la infancia de Jesús descubierto por un investigador brasileño y un colega húngaro


Obra de 1850 de James Tissot que representa a Jesús a los 12 años.
Obra de 1850 de James Tissot que representa a Jesús a los 12 años.

BBC News Mundo(E.Veiga) — Era una tarde común de verano para los investigadores Gabriel Nocchi Macedo y Lajos Berkes. En la oficina de Berkes en la Universidad de Berlín, ambos «revisaban» imágenes digitalizadas de documentos antiguos.

«Sabíamos que había algunos papiros en la Universidad de Hamburgo que nos interesaban», comenta Macedo, en entrevista con BBC News Brasil.

«La documentación papirológica se conserva en bibliotecas, museos o universidades en general y muchas de estas colecciones hoy están parcial o totalmente digitalizadas, es decir, con fotografías disponibles en internet», señala.

«Este trabajo de mirar papiros a través de fotografías es realmente un acto de la vida cotidiana en la investigación papirológica».

Fue entonces cuando un documento llamó la atención de los expertos.

Ya en el primer trabajo de descifrado, notaron que había una secuencia de tres letras griegas antiguas con el sonido de ies, «de Jesús».

«No hay muchas palabras en el idioma griego que comiencen con estas letras, entonces nos dimos cuenta de que había una mención a Jesús«, explica.

Este tipo de trabajos de investigación suele comenzar con algunas palabras clave, para intentar dar una idea de lo que está escrito allí.

Al fin y al cabo, además de utilizar una lengua antigua, estos papiros suelen estar fragmentados y sus textos están escritos con una ortografía muy diferente a la actual.

Más tarde, ese mismo día, publicaron las palabras identificadas en una base de datos profesional donde se ingresan todos los textos conocidos de la literatura griega desde la Antigüedad hasta la Edad Media.

Descubrieron que ese papiro era una copia del extracto inicial del famoso Evangelio de Tomás Sobre la Infancia de Jesús, un texto apócrifo que cuenta pasajes de lo que habría sido la vida de Jesús entre los 5 y los 12 años, es decir, historias que no están incluidas en la Biblia, ya que los cuatro evangelios canónicos guardan silencio sobre esta fase.

Obra de William Holman Hunt que muestra a Jesús cuando era niño.
Obra de William Holman Hunt que muestra a Jesús cuando era niño.

Durante los últimos 18 meses, el brasileño Macedo y su colega húngaro Berkes han estudiado minuciosamente el papiro. Estuvieron personalmente en Hamburgo para analizar físicamente el material.

Y, cada uno en su universidad -Macedo es profesor en la Universidad de Lieja, en Bélgica; Berkes, en la de Berlín, Alemania- estudió detalladamente todas las características del documento que, en junio pasado, fue dado a conocer al mundo.

El material tiene la distinción de ser el manuscrito más antiguo conocido sobre este importante relato de la infancia de Jesús. Según los investigadores, el papiro encontrado fue escrito entre los siglos IV y V.

Esta datación se realiza en función del estilo ortográfico.

«Los escritos son diferentes según la época. Y algunos son más difíciles que otros», dice Macedo.

«En el caso de nuestro papiro, no es caligráfico, no es bonito, bien hecho. Es una escritura más fea, hecha por alguien que no sabía escribir muy bien. No era un profesional, un copista, creo que por eso no llamó la atención [entre los muchos documentos archivados en Hamburgo]».

Una de las hipótesis planteadas por los investigadores es que el texto fue elaborado como una tarea de aprendizaje por un monje que estudiaba para, quizás algún día, convertirse en copista. Esto explicaría la escritura torpe y la irregularidad de los trazos.

«Lamentablemente, como no se conoce el contexto arqueológico de donde proviene [el papiro], el único instrumento que nos quedó para la fecha fue la paleografía, es decir el tipo de escritura. Usamos el método comparativo”, contextualiza.

En el artículo académico escrito por el dúo, señalan que «no hay evidencia de cómo ni cuándo se descubrió el papiro».

El fragmento de papiro descubierto.
El fragmento de papiro descubierto.

Según los investigadores, la colección papirológica mantenida por la Universidad de Hamburgo se formó mediante la adquisición de una colección entre 1906 y 1913 y, «posteriormente, mediante compras individuales hasta 1939».

Creen que el documento analizado no fue inventariado por la universidad hasta este siglo, ya que en 2001 «la colección [conservada allí] tenía sólo 782 números», y este papiro fue catalogado con el número 1011.

«El fragmento podría haber pertenecido al núcleo original de la colección o a un lote de papiro […] trasladado en una caja de madera de Berlín a Hamburgo en 1990», afirman los investigadores.

«Intentamos encontrar documentos sobre la historia del papiro. Lamentablemente no hay mucho al respecto«, lamenta Macedo.

– El texto

El Evangelio sobre la infancia de Jesús, también llamado Evangelio de Pseudo-Tomás o Protoevangelio de Tomás, ya era muy conocido entre los investigadores de la religión.

Anteriormente, el documento griego más antiguo con este relato databa del siglo XI.

«Tiene una tradición, una transmisión muy compleja, como se conoce en nueve lenguas antiguas y algunas ya son traducciones medievales. Algunas de estas lenguas tienen varias versiones: el griego, por ejemplo, tenía cuatro versiones diferentes», afirma el investigador brasileño.

En el fragmento, que mide 11 por 5 centímetros y tiene 13 líneas de texto, hay un extracto del inicio de este evangelio. Es el relato del que habría sido el primer milagro realizado por Jesús, cuando era un niño de apenas cinco años.

Según el texto, «jugaba en el vado de un arroyo; y juntaba las aguas corrientes en lagunas y las purificaba; y hacía estas cosas con solo palabras», según lo traduce el profesor Frederico Lourenço, de la Universidad de Coimbra.

«Y haciendo arcilla maleable, formó con ella doce gorriones. Y era sábado cuando los hizo. Y había muchos otros niños que jugaban con él», continúa el texto.

«Cuando un judío vio las cosas que Jesús hacía jugando un sábado, inmediatamente fue y se lo contó a su padre José: ‘He aquí, tu hijo está junto al arroyo; y tomó barro y moldeó doce gorriones, y profanó el sábado'», continúa el informe.

En este caso, el problema se debe a la ley judía que exige no trabajar los sábados.

«Y José, yendo al lugar y viéndolo, le gritó diciendo: ‘¿Por qué haces estas cosas un sábado, cosas que no te está permitido hacer?'», dice el texto. «Jesús, batiendo palmas, llamó a los gorriones y les dijo: ‘¡Id!’. Y volando, los gorriones se fueron cantando».

Según el comentario de Federico Lourenço en el libro Evangelios apócrifos -griegos y latinos- «no es posible determinar, de este texto, ni su autoría, ni su fecha, ni su título original«.

Este profesor y traductor portugués ha escrito que las hipótesis presentadas para datar el texto eran dispares y abarcaban desde el siglo II hasta el siglo VI; el descubrimiento actual acorta un poco esta brecha.

«Se trata de un texto desconcertante en varios niveles, sobre todo en la forma en que retrata a un niño Jesús insensible y caprichoso«, analiza en el libro.

«Es también curiosa la circunstancia de que sea el evangelio apócrifo con el menor número de paralelos con los cuatro canónicos (y con otros apócrifos), existiendo como en su propia burbuja».

Lourenço añade que «ha habido quienes la han tildado del primer ejemplo de literatura infantil […] en un contexto cristiano».

María y el niño Jesús en un cuadro de Caravaggio, de 1606.
María y el niño Jesús en un cuadro de Caravaggio, de 1606.

Macedo, profesor originario de Coimbra, comenta que, para su trabajo, se basó en la escritura en griego que proviene de dos manuscritos que datan del siglo XV. Dice estar sorprendido «de que los manuscritos griegos de este evangelio sean, en general, tan tardíos», ya que «existen testimonios más antiguos del texto (siglo VI) en traducción siríaca».

El investigador le dice a BBC News Brasil que ese es uno de los puntos que cambia su descubrimiento: había quienes creían que el informe había sido escrito originalmente en siríaco.

Ya no hay prácticamente ninguna duda de que la primera versión estaba en griego antiguo, la lengua franca de la intelectualidad mediterránea en aquellos primeros siglos de la era común.

Especialista en cristianismo primitivo y autor de varios libros sobre el tema, el historiador André Leonardo Chevitarese, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), destaca que, aparentemente, la preocupación por lo ocurrido en los primeros años de la vida de Jesús fue una construcción tardía, es decir, no fue preocupación de la primera generación de sus seguidores.

«Los autores que podrían habernos hablado de la infancia de Jesús , allá por los años 50, 60 del siglo I, no dijeron nada [al respecto]», dijo a BBC News Brasil.

«Así que lo más probable es que estas historias contenidas en el Evangelio de Pseudo-Tomás sean realmente tardías, de la segunda mitad del siglo II».

En una época en la que «quien podía contarnos cómo habría sido aquella infancia ya no estaba vivo para contarnos nada de nada», afirma el historiador.

El profesor de la Universidad Presbiteriana Mackenzie, el teólogo, historiador y filósofo Gerson Leite de Moraes evalúa, en una entrevista con BBC News Brasil, que este texto «es un intento de llenar un vacío». En este caso: la falta de datos biográficos o hagiográficos. Información sobre un período significativo en la vida de Jesús.

«Fue escrito en un momento de la historia en el que existen y coexisten varias corrientes teológicas, al margen, dentro o fuera del cristianismo, compitiendo», analiza.

– Repercusión

Chevitarese comenta que la mayor importancia de este descubrimiento es “que rebaja significativamente la datación de este evangelio” y el hecho de que “el original, muy probablemente, estaba en griego”.

Moraes sostiene que “cualquier manuscrito que recorra los orígenes del cristianismo” es muy significativo porque “prueba y corrobora toda una tradición de elementos teológicos, filosóficos, históricos y sociológicos que estuvieron en la base de la organización del cristianismo”.

Moraes coincide en que «la gran novedad» del hallazgo es la datación:

«Hay pruebas de que [el Evangelio de Pseudo Tomás] es un documento muy antiguo, que tiene un enorme respaldo de una gran tradición», afirma.

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¿De qué se reían en la Edad Media?…


De qué se reían en la Edad Media?

The Conversation(R.G.González) — ¿Reía la gente en la Edad Media? Probablemente muchos piensan que no. A fin de cuentas, somos carne de tópico: nuestro sentido común (ese “todo el mundo sabe que”) nos dice que la época era sucia, oscura, misógina, terraplanista y, en general, cualquier cosa que no nos guste.

Que todo eso sea mentira es lo de menos, porque cumple una función: esa creencia nos reconforta, nos hace sentir superiores a las gentes del pasado o a otras culturas “que aún siguen en la Edad Media”, y eso basta.

Por eso, “todo el mundo sabe que” el Medievo era una época especialmente lúgubre, donde reinaban el miedo, la angustia y la represión: supuestamente, la risa estaba incluso condenada por la Iglesia, que atenazaba con su poder omnímodo a las masas.

Y sin embargo, nada de eso es cierto. Hasta tal punto que los habitantes de la Edad Media real podían tomarse unas libertades para el humor que a ojos del presente resultan cuando menos chocantes.

– Las canciones de Isabel y Fernando

En la biblioteca del Palacio Real de Madrid se conserva un libro (un “códice”) maravilloso: el Cancionero musical de palacio. Gracias a él podemos conocer la letra y partitura de cientos de canciones que sonaban en la corte de Isabel y Fernando de Trastámara, los “Reyes Católicos” españoles.

No pocas de ellas fueron compuestas por Juan del Enzina, nacido en las tierras del viejo reino de León, que acabaría siendo prior de la catedral leonesa. Una de las más curiosas, titulada “Si abrá en este baldrés”, narra cómo a tres mozas parece quedárseles corto, en algún sentido, ese misterioso objeto.

La edición actual del diccionario de la Real Academia Española conserva aún la voz baldrés o baldés, que define como “Piel de oveja curtida, suave y endeble, empleada especialmente para guantes”. Las versiones anteriores añadían, tímidamente, “y otras cosas”.

Página del _Cancionero Musical de Palacio_ en el que se reproduce 'Si abrá en este baldrés', con tachados posteriores que suprimen del texto todas las apariciones de las palabras 'pija' y 'carajo'.
Página del Cancionero Musical de Palacio en el que se reproduce ‘Si abrá en este baldrés’, con tachados posteriores que suprimen del texto todas las apariciones de las palabras ‘pija’ y ‘carajo’.

Como el siglo XV era algo menos mojigato, podemos conocer la verdadera naturaleza del objeto en cuestión gracias al anónimo texto satírico conocido como las Coplas del provincial. En él se preguntaba sin remilgos “a cómo vale el valdrés / por falta de cuerpo de hombre”.

Cabe sospechar que, medio milenio después, en las cortes reales ya no se cantan esas cosas. O, al menos, no se ponen por escrito. Con el correr de los siglos, nuestros oídos parecen haberse vuelto mucho más sensibles al escándalo que los de los Reyes Católicos.

– Las risas del clero

En el París del año 1414, una epidemia de tos ferina dio pie a una canción humorística muy popular entre los niños que se reunían en cuadrillas para hacer los recados de la tarde.

Su estribillo decía así: “Vuestro coño tiene tos, comadre / Vuestro coño tiene tos, tiene tos”.

Pintura que retrata a un bufón riéndose en la coronación de un rey.
Fragmento de ‘Cómo Enrique Curtmantle, hijo de la emperatriz Matilde, fue coronado rey de Inglaterra’, de David Aubert, ‘Histoire abrégée des Empereurs’: París.

Pocas cosas hay más humanas que ese recurso a la risa como mecanismo liberador frente al miedo que produce una epidemia.

Por eso sorprende que, mientras que un clérigo de la época no tuvo reparos en recoger estas palabras textualmente en su crónica (conocida como Diario de un burgués de París), la historiadora que preparó en 1990 una edición de la misma para el gran público se sintiese obligada a censurar el vocablo malsonante.

Un milenio antes, el 13 de agosto de 1099, la elección papal se celebraba en esta ocasión en la venerable basílica romana de San Clemente de Letrán.

La ceremonia tenía lugar a la vista de unos frescos entonces recientes que cubrían las paredes de la iglesia, en los que se narraban los milagros del santo titular.

En uno de ellos, situado muy cerca del altar, la risa cobra un especial protagonismo.

A la manera de una viñeta de tebeo moderno con bocadillos, podemos ver allí a varios personajes acompañados de sus frases respectivas.

El efecto cómico se produce por contraste: San Clemente se expresa solemnemente en latín, y los paganos que intentan apresarlo sin éxito dicen zafiedades en lengua vulgar (sus palabras son, de hecho, uno de los testimonios escritos más antiguos de los romances itálicos).

El jefe de los paganos emite una orden crudamente realista, posiblemente el más hilarante de los textos fundacionales de una lengua: “Fili dele pute traite” (“¡Hijos de puta, arrastrad!”).

No parece que la broma disgustase a los prelados allí reunidos, ya que eligieron como papa precisamente al cardenal al frente de la basílica, Raniero de Bleda, quien adoptaría el nombre pontifical de Pascual II.

A diferencia de nosotros, las gentes del siglo XI encontraban espacio para el sentido del humor incluso en los asuntos sagrados.

– La culpa no es del Medievo

De hecho, la comicidad era un elemento esencial de la cultura medieval en todas sus manifestaciones: arte, literatura, música, rituales, costumbres…

Claro que la Edad Media, como cualquier otra época, tuvo sus fanáticos, sus inquisidores, sus eunucos, sus predicadores de rostro enjuto y corazón helado, sus enemigos del cuerpo, el placer y la alegría.

Pero a lo largo de aquellos siglos nunca dejaron de ser una minoría, incluso dentro del clero.

En general, los intelectuales y los clérigos del Medievo se atenían a la opinión de Aristóteles, para quien la risa era un atributo humano esencial.

Por eso cuando, allá por el año 1000, el monje Notker escribía en la abadía de San Gall (en la actual Suiza) un libro de definiciones, no encontró otra mejor para el ser humano que la de “animal racional, mortal, capaz de reír”.

Inscripción de San Clemente, detalle de un fresco de finales del siglo XI en la basílica subterránea de San Clemente de Roma.
Inscripción de San Clemente, detalle de un fresco de finales del siglo XI en la basílica subterránea de San Clemente de Roma. Affreschi della Basílica di San Clemente

No fueron los tiempos medievales sino otros posteriores los que erradicaron la estación carnavalesca, las cencerradas, la fiesta de los locos, la risa pascual o las travesuras de la víspera de Todos los Santos.

La anulación de la risa, como la doma de los cuerpos, es un fenómeno mucho más reciente de lo que nos gustaría creer. Tanto, que todavía está en marcha. Y a qué velocidad.

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El Martillo de Texas…


Quora/Voces del misterio — Descubierto en la localidad de London, estado de Texas, Estados Unidos, en el año 1934, este artefacto apareció incrustado en el interior de una roca.

La madera se encontraba petrificada y su cabeza de hierro fundida con la piedra que lo alojaba.

Ante la escalofriante idea de que el martillo, para terminar en el interior de la roca, debía haberse construido antes de que esta se formase (unos millones de años atrás), los científicos decidieron olvidarla en el Museo Somerwell, de Texas.

Posteriormente, análisis realizados sobre el martillo demostraron que el interior del mango estaba carbonizado y que la cabeza (perfectamente formada) había sido construida en hierro con un grado de pureza, solo alcanzable con tecnología moderna.

El mango del martillo muestra no haber estado exento en el proceso de “petrificación” que evidencian los árboles de los bosques prehistóricos texanos. El lento proceso de petrificación prehistórica ocurrida en dicha zona, según los geólogos, data de hace 140 millones de años.

Una deducción rápida del contexto del hallazgo lleva a suponer no solo que existía una civilización humana antes del proceso histórico de petrificación de Texas, sino que esta ya poseía la tecnología necesaria para realizar un martillo de características modernas.

La cabeza, según estudios del Instituto Metalúrgico de Columbia, está conformada prácticamente en un 97 de hierro puro, un 2 por ciento de cloro y un 1 por ciento de azufre. Asombrosamente también se comprobó que el hierro había sufrido un proceso de purificación y endurecimiento, propios de una metalurgia del siglo XX.

La porción de piedra que rodeaba la cabeza del martillo también presentó anomalías, pareciendo haberse fundido con algún tipo de recubrimiento (vaina) del martillo. Como prueba física de está supuesto envoltorio se encontró una muesca regular. El análisis químico de esta “vaina” detectó también ciertas cantidades de potasio, silicio, cloro, calcio y azufre.

Esta composición contradice a las hipótesis que postulaban que la cabeza del martillo pertenecía al fragmento de un meteorito, dado que los cuerpos de nuestro sistema solar no tienen tal naturaleza química.

El hecho de que la cabeza se haya encontrado fundida en la roca parece acusar que el proceso de incrustación se llevó a cabo bajo condiciones atmosféricas distintas a la actual (diferente presión atmosférica), probablemente según científicos, más concordantes a una época remota.

Contra las remotas posibilidades de que un meteorito de extrañísima composición química y morfología excepcional, atrapara en la prehistoria a un trozo de madera (de igual manera que la cabeza de un martillo aprisiona a su mango), los científicos aventurados ven en este oopart, solo un indicio más de que nuestro planeta cundió en algún momento de su historia, de civilizaciones de avanzada capacidad técnica, de las cuales hoy solo nos quedan leyendas, y algunos vestigios atrapados en roca.

– Argumentos a Favor y en Contra

  • A Favor: Los defensores del martillo argumentan que su presencia en la roca indica que podría tener una antigüedad extrema, desafiando las creencias establecidas sobre la aparición de las primeras civilizaciones humanas.

  • En Contra: Los detractores sostienen que el martillo es mucho más reciente y que su inclusión en la roca es el resultado de procesos geológicos naturales, como la formación de concreciones que pueden encapsular objetos modernos.

El Martillo de Texas sigue siendo un tema de debate entre los científicos y los entusiastas de los Ooparts (Out of Place Artifacts o Artefactos Fuera de Lugar.

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¿Por qué se utiliza un lazo morado en el 8M? Este es el motivo del símbolo del Día de la Mujer…


El Español(N.Gómez) — El Día Internacional de la Mujer, celebrado el 8 de marzo, tiene su origen en 1975 cuando la ONU decidió oficializar este día para reconocer y respaldar las demandas de las mujeres en su búsqueda de igualdad con respecto a los hombres.

Entre los símbolos asociados al 8 de marzo se encuentran los lazos morados, que han sido utilizados durante décadas en los movimientos del 8 de marzo. Pero, ¿sabes por qué se utilizan los lazos y por qué el color morado? 

Existen diversas teorías que explican por qué el lazo morado se ha convertido en el símbolo del 8 de marzo. Una de ellas se remonta a 1908 en Nueva York, cuando un grupo de mujeres inició una huelga el 5 de marzo para exigir condiciones laborales y salariales equitativas a las de los hombres.

Tres días después, el 8 de marzo, se dice que ocurrió un incendio en la fábrica textil Cotton, donde fallecieron 129 mujeres debido a que las puertas estaban cerradas.

Se rumoreaba que las telas que se producían allí eran de color morado, lo que explicaría el humo de ese tono visto desde la distancia. Sin embargo, investigaciones recientes han desmentido este evento, ya que la fábrica estaba cerrada ese día.

Sin embargo, en realidad, el trágico incendio ocurrió en la Triangle Shirtwaist Company el 25 de marzo de 1911, donde perdieron la vida muchas mujeres, la mayoría jóvenes inmigrantes que trabajaban en condiciones precarias.

Otra teoría, que se remonta al siglo XIX, sostiene que el color morado fue elegido por las sufragistas inglesas junto con el blanco y el verde para simbolizar sus acciones en favor del sufragio femenino. El morado se asociaba con la realeza y la nobleza, representando así la «sangre real» que fluía por las venas de cada sufragista.

Además, se sugiere otra teoría basada en el concepto de igualdad entre hombres y mujeres que promueve el feminismo. Al mezclar el azul, representativo del hombre, con el rosa, que simboliza a la mujer, se obtiene el color morado, que representa la igualdad. Aquellos que portan este lazo muestran su apoyo a la igualdad de derechos en la sociedad.

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Las inesperadas revelaciones del mapa más antiguo de un lugar habitado del mundo…


Valcamonica
Pie de foto,En Val Camonica hay rastros de uno de los asentamientos más antiguos de Europa.

BBC News Mundo — La elaboración de mapas es un instinto humano básico: es una de las formas en que damos sentido al mundo que nos rodea.

Y cuando se trata de mapas antiguos, se convierten en ventanas a diferentes épocas y culturas.

Ofrecen una perspectiva específica desde la experiencia subjetiva de los cartógrafos y de las personas que los comisionaron.

Y uno de los más intrigantes se encuentra en la región italiana de Lombardía. Es conocido como el «Mapa de Bedolina«.

– Testigos de piedra

La Val Camonica o Valle Camonica es hogar de uno de los asentamientos más antiguos de Europa.

El arte rupestre de Valcamonica
El arte rupestre de Val Camonica fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.

Su arte rupestre es una de las colecciones más grandes de petroglifos prehistóricos del mundo, con alrededor de 200.000 figuras y símbolos esculpidos en la roca a lo largo de 8.000 años que muestran escenas cotidianas de labores agrícolas, navegación, guerra y magia.

Pero además, es también considerada la cuna de la cartografía.

Esto es debido a que un mapa creado en ese gran valle de los Alpes orientales ha sobrevivido durante casi 3.000 años, pero no fue identificado por arqueólogos hasta hace 80 años.

– Ahí, donde todo comenzó

Lo que los expertos encontraron finalmente reveló algunas claves sobre las razones que llevaron a la gente de ese antiguo pueblo a hacer mapas incluso antes de aprender a escribir.

Parcelas
Estas formas geométricas -rectángulos con puntos- son típicamente identificadas como campos de cultivo.

Mapa de Bedolina
Así, con trazos en plástico transparente sobre los reales, se ve más fácil.

«Es extraordinario. Lo interesante es que claramente hay una estructura, hay un código, hay un sistema sobre lo que está representado», exclama el historiador y experto en cartografía Jerry Brotton al ver en persona el mapa.

«Puedes ver que estos rectángulos con puntos representan campos. Y, a todo lo largo, hay líneas que parecen representar alguna noción del paisaje.

«Hay casas con entramado de madera… ¡Ahí está el techo y el cuerpo principal de la casa!», señala entusiasmado.

Casa
He aquí una de esas casas: ¡no es cualquier choza!

«Hay guerreros

Figuras talladas en la roca
El de la izquierda definitivamente es un hombre.

…y puedes ver un ciervo con cuatro patas claramente marcadas».

Ciervo
Y el ciervo.

«Para mí, un fanático de los mapas, es increíblemente conmovedor porque aquí es donde comenzó todo», le dice a la BBC.

– Un mapa para una nueva forma de vida

Los orígenes y el propósito del Mapa de Bedolina desconcertó a los arqueólogos durante años.

No se trataba de un mapa geográficamente preciso del área. No se podía usar para ir de A a B.

Entonces ¿para qué servía?

Después de analizar dibujos rupestres y usar técnicas de datación comparativas, los arqueólogos ahora creen que fue creado por una antigua tribu, los cammuni o camunos, en un momento crítico de su historia.

Hace 3.000 años, los camunos fueron pioneros en una forma de vida completamente nueva.

La agricultura estaba reemplazando el estilo de vida de cazadores-recolectores y creando una estructura social más compleja.

El arqueólogo Alberto Marretta piensa que esa es la clave para desvelar los secretos del mapa.

Mapa
El arqueólogo Alberto Marretta traía consigo este diagrama en el que puedes ver más claramente las figuras talladas hace tres milenios.

«Tenemos evidencia del arte rupestre y de la arqueología de que en Val Caminica había aristocracias, algún tipo de pequeños grupos de personas que controlaban las pequeñas comunidades y probablemente también, la tierra», le dijo Marretta a la BBC.

Esa información sobre la organización social fue la que ayudó a entender el mapa.

«Ese grupo de personas, esa aristocracia, registró a través del mapa sus posesiones en esta parte del valle».

– Símbolos e ideales

Parece además que esas élites tribales usaron el mapa para celebrar su propiedad de la tierra. Dibujaron el mapa no para representar un paisaje real, sino uno ideal.

«Fue una especie de representación sobrenatural del paisaje, de cómo debería ser después de que tu tiempo haya pasado», señala Marretta.

«En cierto sentido es una imagen altamente simbólica».

«Los mapas hechos por ‘pueblos primitivos’ pueden ser simbólicos en su forma y significado, de manera que pueden afirmar derechos y soberanía sobre el espacio representado«, enfatizó P.D.A. Harvey, profesor emérito de Historia Medieval de la Universidad de Durham, Reino Unido.

El historiador francés Christian Jacob en su libro «Mapas Soberanos» asegura que «en los orígenes de la cartografía, los mapas no necesariamente cumplían las funciones más elementales, como determinar dónde estás o por dónde ir».

Valcamonica
Los habitantes de esta zona de los Alpes en esa época experimentaron un cambio como ningún otro: el asentamiento de la población.

Teniendo en cuenta que los camunos experimentaron la «revolución neolítica» -domesticación de ciertos animales, asentamiento de poblaciones, las primeras formas de organización urbana, una economía agrícola autosuficiente, diversificación de clases sociales y nuevas prácticas religiosas-, el mapa de Bedolina era «un instrumento de administración de esa vida colectiva, del funcionamiento económico y social en ese espacio», señala Jacob.

Y va más allá: «En su complejo simbolismo, podría indicar la división de trabajo, la planeación y especialización de métodos agrícolas, un sistema de irrigación de las tierras, las leyes que gobiernan y los límites de las propiedades de territorios atribuidas a familias o grupos familiares».

Marretta, por su parte, dedujo que esas imágenes de campos bien ordenados y de abundantes cultivos eran una visión de la prosperidad futura.

«El mapa fue diseñado para reforzar el poder de la élite gobernante, para tranquilizar al pueblo cammuni mostrándoles que la vida mejoraría bajo su liderazgo», señala Brotton.

El Mapa de Bedolina es una ventana fascinante a esa antigua cultura que vivió en los Alpes. Y revela que la creación de mapas estuvo vinculada con la economía, el poder y la política desde el principio.

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La frondosa historia del árbol de Navidad…


En Alemania no hay fiesta de Navidad sin árbol: unos 21 millones de árboles naturales adornaron las habitaciones germanas el pasado año, reporta la Asociación de Productores de Árboles de Navidad (BWS, por sus siglas en alemán). Eso sí, cada persona, familia y región interpreta la tradición a su manera.

  • ¿Quién lo inventó?

El árbol de Navidad es “un invento”, afirma el ensayista Bernd Brunner en un libro que titula justamente: “La invención del árbol de Navidad”. Según sus investigaciones, ningún texto de historia da cuenta de una fecha de nacimiento exacta de la ahora central pieza del decorado navideño, no sólo en Alemania.

Podría haber aparecido por primera vez en Friburgo, en el año 1419, donde se dice que una panadería-dulcería lo adornó con galletas de especias y nueces. Pero nadie puede demostrarlo.

Otras ciudades como Tallin, la capital de Estonia, o Riga, la de Letonia, se adjudican también la invención y exposición del primer árbol de Navidad. Pero la leyenda de Friburgo es de todos hermosa: en año nuevo, según se cuenta, se les permitió a los niños sacudir y saquear el árbol repleto de golosinas.

Las más antiguas pruebas documentales de la presencia de un árbol de Navidad provienen del suroeste del espacio lingüístico germano, sobre todo de zonas protestantes.

Desde la alsaciana Sélestat (Schlettstadt, en alsaciano y alemán) se ha transmitido hasta nuestros días la noticia de que personas notables de la localidad adornaron un árbol con manzanas y obleas, que luego podían ser degustadas el Día de Reyes.

Existen además pruebas documentales de que la Catedral de Estrasburgo exhibió un árbol de Navidad en 1539. Y aunque fueron los gremios y asociaciones quienes terminaron por establecer la presencia de estos arbustos coníferos siempre verdes en sus sedes, la costumbre no se expandió a las casas sino hasta entrado el siglo XIX.

Eso sí, sólo las clases adineradas podían darse este lujo. Al pueblo le tocó conformarse en principio con gajos de frescura y duración limitadas.

  • De culto de brujas a tradición cristiana
El pesebre del mercado navideño de Fráncfort del Meno.
El pesebre del mercado navideño de Fráncfort del Meno

Sobre las más profundas raíces de esta tradición circulan también numerosas teorías.

Antiguas culturas, que practicaron la adoración de bosques y plantas sagradas, consideraban que en los llamados árboles de hojas perennes habitaban dioses, que eran fuentes de vida.

Se les asociaba con la salud, fertilidad, fuerza vital, protección.

Los romanos coronaban sus casas con ramas de laurel para saludar el nuevo año.

Pero el actual árbol cristiano surgió con la novena de Navidad, en el Medioevo, cuando la doctrina cristiana comenzó a representarse como pieza teatral para los fieles iletrados.

Durante mucho tiempo, las iglesias se negaron a tolerar el árbol pagano. “Pero el pueblo se impuso y la iglesia evangélica, siguiendo su tradición democrática, convirtió al árbol de Navidad en símbolo de estas festividades para todo creyente protestante”, dice el pastor Jeffrey Myers. 

Según fuentes históricas, fue hacia fines del siglo XIX que el árbol de Navidad apareció también en las regiones católicas de Alemania y Austria.                                                                                                                                 

  • De objeto de culto a escultura pop

En la Plaza Roja de Moscú también brilla un gigante árbol de Navidad.

El primer árbol iluminado se registra alrededor del año 1611, cuando la duquesa Dorothea Sibylle de Silesia le agregó velas al decorado. En torno a 1830 se sumaron las esferas de cristal soplado.

Según la leyenda, la idea de estas esferas coloridas se le ocurrió a un pobre vidriero de la oriental Lauscha, en Turingia, que no podía darse el lujo de colgar en el árbol las caras nueces y manzanas de los ricos.

Cierto o no, el hecho es que, hasta el día de hoy, la región es internacionalmente conocida como una de las más importantes en el arte del soplado de vidrio en  Europa Central.

De cristal o plástico, las esferas son hoy parte indiscutible del decorado del árbol navideño. Chillonas o clásicas, de uno o varios colores, según se ponga de moda. Con el paso del tiempo la decoración del árbol se ha vuelto cada vez más opulenta y suntuosa.

Y las más “increíbles” tendencias de la moda se muestran cada año en la Christmasworld, la mayor feria internacional de decoración navideña, en Fráncfort del Meno, cuenta también el pastor Jeffrey Myers. Si uno se fija en todo lo que allí se muestra, puede llegar a la conclusión de que el árbol ha vuelto a su origen pagano, dice.

El pastor ya estuvo en la feria una vez, en un pabellón de la iglesia evangélica, para insistir en el significado religioso de la festividad: aunque nadie sepa la fecha exacta del nacimiento de Jesús de Nazareth, la Navidad es la celebración del nacimiento de Jesucristo y «muchos lo han olvidado», cree Myers.

No obstante, en Alemania, el pastor se siente a gusto: después de enterarse de todas las tendencias, los alemanes siguen colgando en el árbol lo mismo que colgaban en su niñez. De ahí que, por estas tierras, las clásicas bolas rojas, plateadas y doradas sigan brillando entre las ramas siempreverdes del abeto navideño.

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La fascinante comunidad cristiana en España que en la Edad Media vivía en cavernas y sobrevivió a conquistas y epidemias…


Vista aérea de la zona excavada en el asentamiento altomedieval de Las Gobas (Condado de Treviño, España).
En esa época vivir en cuevas era común.

BBC News Mundo(A.Götherströn/R.R.Varela – The Conversation) — En un nuevo estudio, hemos secuenciado el genoma de varios individuos de una comunidad cristiana de la Iberia medieval, que abarca lo que hoy son España y Portugal. Vivían en cuevas artificiales excavadas en un afloramiento rocoso.

Este asentamiento, conocido como Las Gobas, está situado en la provincia de Burgos, cerca de Laño (Condado de Treviño), y es una de las comunidades rupestres medievales más destacadas de la península ibérica.

Los arqueólogos debaten desde hace tiempo por qué estos grupos preferían las cuevas a los poblados más convencionales. Aunque resulte tentador especular sobre ermitaños o grupos religiosos, apenas hay pruebas que apoyen tales teorías.

Nuestro estudio, que ha combinado arqueología y genética, desveló íntimos secretos de esta comunidad: una historia marcada por la endogamia, episodios ocasionales de violencia y enfermedades a lo largo de un periodo fascinante.

A juzgar por las marcas de violencia en los esqueletos analizados, es posible que algunos de los primeros habitantes tuvieran experiencia militar, aunque no está claro si eran soldados profesionales.

Varias tumbas en el yacimiento con esqueletos dentro.
Se econtraron varias tumbas en el yacimiento.

El asentamiento existió desde mediados del siglo VI hasta el siglo XI. Las Gobas cuenta con un cementerio que se utilizó ininterrumpidamente desde el siglo VII hasta el XI.

En una primera etapa (siglos VII al IX) esta comunidad vivió en las cuevas. En el siglo X se trasladaron a una aldea cercana convencional, aunque siguieron usando la iglesia rupestre también excavada en la roca y el cementerio hasta el siglo XI.

La Alta Edad Media fue una época dinámica y tumultuosa en muchas partes de Europa, especialmente en la península ibérica. Durante parte de este periodo, alrededor del siglo VI, la comunidad de Las Gobas vivió en un peligroso territorio fronterizo que separaba el reino visigodo de las tribus vasconas al norte.

Desde el siglo VIII en adelante su situación no fue mucho mejor. Según en qué momentos, se encontraban más o menos cerca de la frontera que dividía los reinos cristianos del norte de Iberia del territorio vecino controlado por los musulmanes.

El reino visigodo se derrumbó tras la conquista de los ejércitos musulmanes procedentes del norte de África en el año 711.

Este acontecimiento estableció un territorio conocido como Al-Andalus que, en su mayor extensión, abarcaba gran parte de Iberia. Pero los reinos cristianos persistieron en el norte de la península y fueron recuperando territorio.

Foto aérea de las tumbas abiertas
Las excavaciones arqueológicas en el cementerio han descubierto los restos de 41 individuos.

La mayor parte de lo que sabemos de este periodo en esta parte del mundo está dominado por los acontecimientos en las principales ciudades de Iberia en aquella época, como Toledo, Granada y Córdoba. Eran centros de comercio, diplomacia y poder.

El yacimiento rural de Las Gobas, en el norte de España, ofrece una visión de la vida alejada de estos centros urbanos, en una de las peculiares comunidades rupestres conocidas de este periodo.

– ¿Qué dicen los análisis de ADN?

Las excavaciones arqueológicas en el cementerio han descubierto los restos de 41 individuos. Se realizaron análisis genéticos en 39 de ellos, y en 33 se logró obtener suficiente ADN para identificar su sexo (22 hombres y 11 mujeres) y llevar a cabo investigaciones más avanzadas.

Los análisis genéticos muestran niveles relativamente bajos de ascendencia norteafricana y de Oriente Medio en comparación con otros individuos medievales de la península ibérica, y no observamos un aumento significativo en estas ascendencias después de la conquista islámica de Iberia, a pesar de su proximidad al extremo norte de Al-Andalus.

Vista de uno de los cráneos encontrados.
En el yacimiento se hallaron osamentas bien conservadas.

Esto concuerda con los registros históricos que indican una influencia genética limitada de las poblaciones norteafricanas en el norte de Iberia durante la Edad Media.

No obstante, sí se produjo cierto contacto, como sugiere la presencia de varios individuos con mayor ascendencia norteafricana tras la conquista musulmana.

– Golpes de espada

Dos de los individuos más antiguos datados entre los siglos VI y VII muestran signos de violencia, probablemente por golpes de espada, y estaban emparentados entre sí.

Estos individuos, sin embargo, proceden de una época anterior a la invasión musulmana, por lo que sus heridas no fueron causadas por conflictos a lo largo de la frontera de Al-Andalus.

Otra característica notable de esta comunidad son los elevados niveles de consanguinidad observados: aproximadamente el 61% de los individuos con datos genómicos suficientes para este análisis mostraron signos de consanguinidad (14 de 23).

Esto sugiere que la población de esa época practicaba la endogamia, es decir, se casaban únicamente entre ellos.

Otro de los cráneos encontrados tenía un agujero redondo.
Algunos cráneos mostraban claros signos de violencia.

Junto con las pruebas de endogamia, podemos ver que varios de los varones de la primera fase tienen relaciones de parentesco y la gran mayoría presentan variaciones relativamente pequeñas en su cromosoma Y (un paquete de material genético que se transmite de padres a hijos).

Esto sugiere la posibilidad de que en el siglo VII el yacimiento estuviera poblado por un pequeño grupo patrilocal (en el que las nuevas parejas se asientan en la casa o comunidad del varon) y, además, endogámico.

Podrían ser, por ejemplo, miembros de un grupo con experiencia militar.

– Infecciones

En ambas fases del asentamiento de Las Gobas, pero especialmente en la fase inicial, detectamos la presencia de la bacteria Erysipelothrix rhusiopathiae en varios individuos.

Esta bacteria, que causa una enfermedad cutánea a través de la contaminación de heridas abiertas, suele infectar a los humanos mediante el contacto con animales domésticos.

Comúnmente encontrada en cerdos, esta bacteria sugiere que su cría era una parte esencial del estilo de vida de la comunidad.

Además, uno de los individuos infectados con E. rhusiopathiae también era portador de Yersinia enterocolitica, una bacteria conocida por infectar a los humanos a través de carne en mal estado o agua en mal estado.

Vista aérea de la zona excavada en el asentamiento altomedieval de Las Gobas (Condado de Treviño, España).
Vista aérea de la zona excavada en el asentamiento altomedieval de Las Gobas (Condado de Treviño, España).

La endogamia fue una característica importante a lo largo de toda la historia de la población, incluso cuando la comunidad pasó de las viviendas en cuevas a un asentamiento rural más típico en el siglo X.

Durante esta última fase, detectamos ADN del virus variólico, responsable de la viruela, en un individuo del siglo X.

Algunos investigadores han sugerido que la viruela, con su alta tasa de mortalidad (30% sin vacunación), llegó a Iberia a través de la conquista musulmana.

Sin embargo, la cepa de viruela de Las Gobas está emparentada con las encontradas en Escandinavia, Rusia y Alemania durante el mismo período.

Por lo tanto, parece que pudo haber llegado a la península a través de una ruta europea.

El investigador Ricardo Rodríguez Varela en el laboratorio.
En el laboratorio, el equipo del que forma parte el investigador Ricardo Rodríguez Varela analizó cientos de muestras.

El aumento de la movilidad, ejemplificado por la creciente importancia de la ciudad de Santiago de Compostela para los peregrinos cristianos en los siglos IX y X, pudo haber facilitado la propagación de este virus.

El estudio revela una comunidad marcada por la endogamia, el aislamiento y la continuidad genética a lo largo de cinco siglos, y ofrece una visión detallada de la vida y salud en pequeñas comunidades rurales durante la Edad Media.

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El dilema sobre la estructura de Yonaguni…


OPmachinery — El dilema sobre el origen de la estructura submarina de Yonaguni, en Okinawa (Japón), sigue hoy vigente, ¿Naturaleza o Civilización?

Hace mucho tiempo que se viene especulando sobre el origen de una misteriosa estructura rocosa localizada bajo el mar hace casi 40 años en una isla japonesa.

Se trata de un macizo de terrazas con ángulos rectos que fue descubierta accidentalmente por un buceador que buscaba tiburones martillo.

Después de estas décadas siendo objeto de exploración, estudio y polémica, el enigma sobre su origen sigue sin resolverse. La controversia científica y arqueológica enfrenta a los que ven en ella la mano del hombre antiguo y a los que aprecian en la zona una morfología caprichosa consecuencia de la combinación de varios procesos geológicos.

¿Obra de la naturaleza o vestigio de una civilización?

Las revistas «Rocas y Minerales» y «OP Machinery» han querido tomar parte en la diatriba y emitir un juicio tras conocer directamente la citada estructura. Para ello, unidos en esta misión, viajamos en enero al país del sol naciente y en las páginas que siguen a continuación narramos de primera mano las diferentes impresiones recogidas después de haber buceado durante unos días en la isla de Yonaguni, un lugar remoto del imperio japonés situado al sur del archipiélago, entre el mar de la China Oriental y el mar de Filipinas.

Todo el mundo ha oído hablar alguna vez de Port Royal, en Jamaica, cuna de piratas y bucaneros en el siglo XVII, que quedó bajo el agua como consecuencia de un importante terremoto en el año 1692; o de Atlit Yam, en Israel, un yacimiento neolítico de 8000 años de antigüedad, que quedó sumergido debido a la subida del nivel del mar como consecuencia de la finalización de la última glaciación; o de la ciudad de Heraclión y el enclave portuario de Thonis, o Tonis, en la desembocadura del Nilo, en el siglo XII a.C.

Esta fue descubierta en el año 2000 y que descansa bajo 10 metros de agua desde que en el siglo VII a.C. importantes terremotos azotaran la costa egipcia; o de buena parte de la ciudad egipcia de Alejandría, fundada por Alejandro Magno en el 331 a.C., y que como consecuencia de fenómenos geológicos desapareció bajo el agua en el 365 d.C.; o de la ciudad italiana de Baia, a 30 km de Nápoles.

Nápoles, lugar de esparcimiento y retiro de las familias adineradas del Imperio Romano que acudían a sus termas, un enclave que por subsidencia asociada a los fenómenos volcánicos de la zona comenzó a hundirse lentamente en el siglo IV d.C. y duró hasta el año 650 d.C., dejando tan ilustre colonia a 5 metros de profundidad.

Todos estos casos son parte de los muchos ejemplos históricos existentes de grandes urbes costeras que han desaparecido a lo largo de los siglos por fenómenos asociados a la geología.

Sin embargo, es poco conocida la estructura de Yonaguni, en Japón, lo que fundamentalmente se debe a que se encuentra en un lugar remoto y a haber sido descubierta relativamente hace pocos años. Incluso a pesar de la polémica existente en el mundo científico, que no termina de ponerse de acuerdo sobre si se trata de una estructura geológica, una construcción realizada por una antigua civilización o la mezcla de ambos.

  • Yonaguni y Okinawa

Cuando se habla de Okinawa, a la mayoría de la gente le suena por ser uno de los enclaves más importantes que la Armada Imperial Japonesa tuvo durante la II Guerra Mundial entre el mar de China Oriental y el mar de Filipinas, en el océano Pacífico.

Además de haber sido en 1945 el teatro de operaciones de una de las mayores batallas de la Guerra del Pacífico entre americanos y japoneses, ya a finales de la contienda.

Okinawa es una isla de Japón, concretamente la más grande e importante del archipiélago Ryukyu, cuya capital es Naha, a su vez capital de la prefectura de Okinawa; y Yonaguni es una de las islas Yaeyama y la única habitada más al oeste de todo Japón, que se encuentra tan sólo a 110 km de Taiwán (en un día despejado se puede ver la isla china) y a más de 2000 km en dirección suroeste de Tokio, capital del imperio nipón.

Llegar a Naha desde España supone unas 19 horas de vuelo, 27 horas en total tras realizar dos escalas, una de ellas en Fráncfort y la otra en Tokio. Además, hay que hacer noche en esta colorida y costera ciudad para poder seguir camino a Yonaguni, un trayecto en avión de 90 minutos adicionales.

Yonaguni, enclave diminuto en el Pacífico con sólo 29 km2 y cerca de 1500 moradores, se puso de moda en 2021 entre la gente más joven por tratarse del título de un exitoso tema del popular cantante portorriqueño de reguetón Bad Bunny.

Sin embargo, en el mundo del buceo recreativo y de la biología marina, hasta el año 1985 que se descubrió la estructura de Yonaguni (toma el nombre de la isla más cercana), la zona ya contaba con gran renombre por ser una de las áreas del mundo donde más y mayores tiburones martillos se puede observar como consecuencia de su migración anual, pues pasan en el lugar la temporada invernal (de noviembre a mayo).

Desde entonces, los tiburones han cedido el protagonismo a una estructura geológica que hoy en día sigue generando controversia en el mundo científico y arqueológico.

El misterio de Yonaguni: los científicos debaten si hay una Atlántida bajo  el mar de Japón - Infobae

  • Estructuras sumergidas de Yonaguni

Las estructuras megalíticas de este lugar, conocidas en japonés como Kaitei Iseki (el monumento en el fondo del mar), fueron descubiertas por el submarinista Kihachiro Aratake hace casi 40 años.

Situada en la parte sur de la isla de Yonaguni y a no más de 150 m de la línea de costa, la estructura de Yonaguni está formada fundamentalmente por arenisca.

Se encuentra a 8-10 metros de profundidad la parte más alta de la estructura y entre 25 y 35 metros la más profunda, y aunque muchos observadores quieren asociarla a una pirámide maya, no cuenta con una forma realmente definida. Su planta es de 290 x 120 metros y en ella se aprecian diversos niveles.

Hasta el lugar se llega partiendo del puerto de Kuruva, un emplazamiento de 500 habitantes en la parte suroeste de la isla donde es necesario tomar un barco que, tras 25-30 minutos de navegación, en función del estado del mar, permite acceder a la zona de acantilados donde bajo el agua se encuentra la famosa estructura de Yonaguni.

Una vez se abandona la superficie y se desciende, la estructura, vista desde la distancia, impresiona. Se trata de una masa pétrea que se erige desde el fondo y cuya parte superior se encuentra muy cerca de la superficie del mar, siendo los días de mala mar un peligro bucear en la estructura.

Cuando uno se sumerge por primera vez, se aprecian demasiadas líneas rectas, diferentes niveles, mucha simetría, ángulos rectos, paredes muy verticales, suelos horizontales. Algo totalmente inhabitual en los frecuentes fondos marinos que hay en todo el mundo. De ahí que se haya generado un encuentro entre geólogos y arqueólogos para demostrar el origen de Yonaguni.

El misterio de Yonaguni: los científicos debaten si hay una Atlántida bajo  el mar de Japón - Infobae

  • La controversia continúa

Desde que el buceador Kihachiro Aratake diera a conocer al mundo su descubrimiento, a mitad de la década de los 80, distintos expertos se han aventurado a dar una explicación coherente sobre esta estructura submarina compuesta por escalones geométricamente perfectos y paredes y superficies prácticamente planas, sin que hasta la fecha se haya llegado a una teoría convincente y aceptada por la comunidad científica.

Por un lado, se encuentran los que defienden los procesos geológicos como el único origen de la formación de esta estructura. Por otro lado, los que consideran que se trata de una construcción humana de hace varios millares de años, cuando esta se encontraba todavía por encima del nivel del mar, antes de que aconteciera el deshielo de la última glaciación terrestre hace unos 15000 años.

Gracias al conocimiento geológico se sabe que durante los últimos períodos glaciares el nivel del mar era 40 metros más bajo que el actual, existiendo conexión terrestre entre China, Taiwán y las islas Ryukyu.

Sin embargo, no todos los estudios realizados se ponen de acuerdo en las fechas.

Uno de ellos es el llevado a cabo por el profesor Misaki Kimura, que efectuó un análisis con berilio 10 en el que concluye que los yacimientos deben tener entre 2000 y 3000 años, período muy alejado del deshielo de la última glaciación que ocasionó una subida del nivel del mar y, por lo tanto, la inmersión de la estructura de Yonaguni, lo cual lleva a pensar si realmente el hundimiento de esta estructura se debió al deshielo o a otro tipo de fenómeno geológico no identificado hasta la fecha.

Por otro lado, están todos aquellos que quieren ver en la estructura de Yonaguni la mano de antiguos pobladores de la cultura Jomon, que habitaron el Japón prehistórico entre los años 10000 a.C. y 300 a.C.

De hecho, son muchos los arqueólogos que buscan en la caprichosa orografía de la zona similitudes con estructuras realizadas por antiguos pobladores. De ahí que se hayan buscado semejanzas específicas en las zonas, que se han bautizado como el Arco de entrada, los Dos monolitos, la Terraza principal, la Terraza superior, la Habitación de oración e incluso la Tortuga.

Igualmente, otros estudios hablan de la similitud de esta estructura sumergida con otro yacimiento terrestre descubierto en la misma isla de Yonaguni, zona que todavía no está abierta al público pero en la que se están realizando campañas arqueológicas.

Entre los aspectos más destacados de la morfología de esta estructura se encuentran unas terrazas perpendiculares, varios escalones que algunos han precipitado a denominar la Escalera de caracol, dos megalitos, uno junto al otro, un estanque de forma triangular con un canal de drenaje, una habitación excavada en la roca, supuestas tallas decorativas en la mole y una formación que otros quieren asemejar a un rostro humano.

Todo esto refuerza la línea de investigación de los arqueólogos, que quieren ver en estos indicios la constatación de la mano del hombre en la construcción de la estructura de Yonaguni.

Por último, la teoría más actual, y posiblemente la más acertada, según nuestro criterio, sea la de una curiosa estructura natural como consecuencia de la geología local, que los habitantes de hace miles de años se encontraron por encima del nivel del mar y adaptaron a sus necesidades urbanas, religiosas, de oblación, etc., y que posteriormente desapareció bajo las aguas.

Esta teoría es presumiblemente la que mejor se adapta a los supuestos indicios aparecidos y a la morfología de la estructura generada por la geología regional.

▷ Ruinas de Yonaguni ⇒ ¿Te Atreves a Bucear en Ellas? ⛩️
  • Análisis personal de Yonaguni

He tenido la suerte de bucear en el entorno y en la estructura sumergida de Yonaguni y he podido apreciar esa curiosa y enorme masa de piedra. Mi formación de geólogo me ha llevado a observar una serie de detalles que otros profesionales pasarían por alto.

Por ello, me gustaría trasladar una serie de apreciaciones propias, no con idea de cambiar alguna de las diversas teorías existentes, sino simplemente de hacer públicas mis evaluaciones.

Me gustaría empezar diciendo que la geología es la ciencia que estudia la tierra y su evolución; una disciplina que, mediante la observación y el estudio, busca conocer el origen y desarrollo del planeta en el que vivimos. Los más de 4600 millones de años de vida de la Tierra nos trasladan información que nos permite averiguar su historia y evolución.

De ahí que tengamos indicios suficientes para poder estimar qué pudo haber pasado en Yonaguni y si realmente se trata de una formación natural.

Tras visitar la estructura de Yonaguni, a profundidades entre los 10 y 35 metros, pude observar una formación pétrea excesivamente interesante. Varias terrazas, niveles, estructuras rectilíneas, ángulos cercanos a los 90º, etc.: “algo que resulta incluso demasiado perfecto para ser únicamente obra de la naturaleza”, dirían los seguidores de la teoría de los antiguos pobladores.

Tratando de recordar en geología todo aquello que, con una formación natural, tiene unas ciertas estructuras simétricas y/o rectilíneas, lo más llamativo que tiene la geología son las estructuras poligonales generadas por el enfriamiento del basalto.

Estas formaciones regulares tienen forma de prismas poligonales, generalmente hexagonales, y se deben al enfriamiento lento de la lava basáltica, generando esta disyunción columnar unas estructuras muy llamativas, elegantes y peculiares, visibles únicamente en determinadas zonas del planeta.

Uno de los ejemplos más llamativos es la montaña Devils Tower, la Torre del Diablo, en Wyoming (Estados Unidos), un exterior que se utilizó para el rodaje de la película Encuentros en la Tercera Fase, dirigida por Steven Spielberg. Igualmente conocidas, aunque con una dimensión muy inferior, son las estructuras poligonales de la Calzada del Gigante, conocido en anglosajón como The Giant´s Causeway, una estructura de 40000 columnas que se crearon hace 60 millones de años en Bushmills, en el condado de Antrim (Irlanda del Norte).

Sin embargo, las medidas máximas de estos polígonos varían entre las decenas y centenas de centímetros, mientras que la estructura de Yonaguni alcanza los casi 300 metros de longitud.

La cristalización de determinadas rocas genera minerales cuya estructura se ciñe a determinados sistemas de cristalización, siete en total, que gestan minerales de una máxima belleza.

Un ejemplo concreto son los cubos de pirita, un sulfuro de hierro que puede cristalizar en el sistema cúbico, dando piezas con forma de cubo perfecto muy codiciadas por los coleccionistas de minerales. Los ejemplares más grandes de estos minerales no sobrepasan los 15-20 cm de lado, algo también muy dispar con la estructura de Yonaguni.

Intentando buscar alguna estructura geológica en la Tierra de un tamaño mayor, me viene a la memoria el Ojo del Sáhara, conocida técnicamente como la Estructura de Richat, una formación concéntrica de 50 km de diámetro en África, concretamente en Mauritania, que se descubrió hace unas décadas por dos astronautas en una misión espacial y que es fácilmente localizable con Google Earth.

Este anticlinal circular muestra cómo la geología puede ser muy caprichosa, por lo que la estructura de Yonaguni seguramente tiene un origen geológico, que en unos años desvelará su origen.

Pese a todo ello, hay una corriente de geólogos con fuertes conocimientos en geomorfología y geología estructural que traslada que la estructura no tiene ángulos a 90º, las diferentes capas están inclinadas entre 10º y 15º (continuación de la familia de fallas Yaeyama que se encuentran en la zona) y cuenta con un buzamiento de entre 10º y 15º dirección sudeste.

Remarcan también que su formación se remonta a hace dos millones de años. En definitiva, una posible explicación geológica a una estructura compleja, desconocida y enigmática.

Tras haber buceado por la zona, puedo confirmar que las diferentes terrazas tienen una inclinación determinada y un buzamiento de varios grados que despeja las falsas afirmaciones publicadas en varios medios de unas estructuras horizontales con unos ángulos a 90º.

Yonaguni, la misteriosa ciudad sumergida de Japón

  • Sísmica y erosión

Si se quiere buscar una respuesta técnica a todo lo que aparece en la estructura, es relativamente fácil. Con respecto a los monolitos que encontré en la estructura sumergida, son fragmentos de arenisca de morfología y medidas muy similares que posiblemente han sido desplazados por las fuertes corrientes de la zona, conjuntamente con las tremendas tormentas que se producen con frecuencia en el lugar, quedando de forma semivertical y apoyados sobre una estructura inferior.

No hay que olvidar que la sísmica en la zona también ha contribuido al movimiento de los grandes bloques de piedra en esta parte del mundo.

Otra de las formas que los creyentes de una antigua civilización mencionan en la estructura de Yonaguni es la Habitación de oración, una zona supuestamente excavada en la roca por los antiguos moradores. Analizando la formación, se trata de una zona que se ensancha tras un corredor estrecho abierto en la zona superior.

Esta formación tiene una morfología típica de la erosión que genera el agua con partículas en suspensión tras recorrer con la corriente el espacio estrecho y terminar en una especie de fosa donde el agua se arremolina y con la fricción genera la erosión de las paredes.

Se trata de un simple proceso de erosión a lo largo de miles de años, algo absolutamente normal en los procesos geológicos donde el agua modela el terreno.

En lo relativo a los diferentes niveles (Terraza principal y Terraza superior) y los diferentes escalones (la Escalera de caracol para algunos), además de lo que se ha denominado la Tortuga, aquí hay que tener en cuenta lo que en geología se conoce como familias de diaclasas: las familias de rotura de rocas sin desplazamiento más o menos paralelas o subparalelas y con un espaciado relativamente uniforme.

Estas diaclasas han pasado, por la acción sísmica de la zona, a convertirse en fracturas de diaclasa y con la fuerza del mar y las tormentas han generado que la estructura se encuentre actualmente con varios niveles de terrazas y escalones fácilmente visibles.

Tal y como se ha apuntado anteriormente, no hay que olvidar que Yonaguni y todo Japón se encuentran en el anillo de fuego del Pacífico, una zona tectónicamente activa. Más de 1500 terremotos azotan la región anualmente, lo que ayuda a que los bloques generados por las diaclasas puedan desplazarse, siendo posteriormente la acción de las corrientes y tormentas la que ha ayudado a modelar el terreno.

Analizando las familias de diaclasas, se puede decir que prácticamente son muy similares las que se dan en toda la estructura, excepto las que aparecen en la zona denominada la Tortuga, en el extremo este de la estructura, donde se aprecia un cambio importante en el ángulo de dos de las familias de diaclasas.

De ahí que la estructura resultante, al contar con ángulos más cerrados, dé pie a que la gente la asocie a una tortuga con la forma de la cabeza y las diferentes extremidades.

La segunda teoría, la que se enfoca únicamente en el ser humano como diseñador y constructor de Yonaguni, es difícil de digerir. Si se asume que después de la última glaciación la estructura quedó sumergida y, por lo tanto, son los habitantes de aquella época los que tuvieron que realizar dicho trabajo durante el período glaciar, parece harto complicado.

Es una estructura demasiado grande para las herramientas con las que contaban en aquella época. Aunque si uno piensa en las pirámides de Egipto, todo es posible…

De hecho, la duda en tan grande y la controversia tan fuerte que el gobierno japonés no termina de reconocer a Yonaguni como un emplazamiento arqueológico, no habiéndose pronunciado al respecto ni la Prefectura de Okinawa ni la Agencia Japonesa de Asuntos Culturales, algo que mantiene vivas las diferentes conjeturas sobre la formación de tan peculiar estructura.

Y la tercera opción: una estructura de origen geológico que los humanos supieron adaptar a sus necesidades y con el tiempo quedó sumergida. Es aquí donde, siendo franco, tendré que decir que mi visita a la estructura de Yonaguni no fue todo lo extensa que me hubiera gustado.

Un tiempo atmosférico malo y un mar de fondo fuerte hacían de las corrientes en la estructura algo muy molesto e incluso peligroso para bucear en determinadas zonas.

Es por ello que pude visitar todas las partes catalogadas previamente de la estructura, pero no fui capaz de encontrar en esa mole de piedra algo elaborado por un ser humano, ni algún tipo de herramienta que se hubiera podido usar, ni ninguna configuración o disposición que me hubiera hecho pensar que ahí vivieron, oraron, sacrificaron, cazaron o simplemente deambularon los seres humanos cuando hace miles de años todavía se encontraba la plataforma por encima del nivel del mar.

No quiero decir con esto que no lo haya. Estoy seguro que algo puede haber aparecido, pero en ningún caso creo que esta estructura haya sido la morada o un centro de peregrinaje, de oración o de sacrificios de humanos de hace miles de años.

Insisto que me hubiera gustado realizar muchas más inmersiones en la zona con unas condiciones más tranquilas que me hubieran permitido analizar con más profundidad lo que la gente le gusta llamar “ruinas” y yo sigo pensando que no es más que una impresionante estructura pétrea que la geología, la sísmica y la fuerza del mar han labrado hasta conseguir esa morfología tan llamativa y curiosa. Supongo que algún arqueólogo buceador podría rebatirme estos comentarios y mostrarme alguna evidencia de humanos en esta estructura, pero yo no fui capaz de ver ninguna.

Como era previsible, el haber buceado en Yonaguni no ha resuelto del todo mis dudas, pero ha servido para posicionarme ante la polémica y, en todo caso, me ha hecho patente mis carencias, tanto en geología como en arqueología e historia de las distintas civilizaciones. Es de suponer que en los próximos años los científicos llegarán a conocer el origen de esta estructura esculpida por el tiempo, desvelando los secretos que actualmente se resisten a ser descubiertos.

  • Los martillos de yonaguni

Los tiburones martillo de Yonaguni difieren de los que se puede observar en cualquier otro punto del mundo, como las islas Galápagos (Ecuador) o en Malpelo (Colombia), porque aquí se desplazan en grandes bancos.

Mientras en los dos emplazamientos mencionados se pueden ver ocasionalmente de forma individual o en pequeños grupos, nunca se mueven en grandes formaciones como ocurre en el enclave nipón.

Yonaguni es el paraíso, viéndose grupos de entre 20 y 80 ejemplares desplazándose por el fondo, siguiendo la orografía del terreno a profundidades entre 30 y 70 metros, aunque alguna vez se separan del fondo para subir a batimetrías más someras.

Estos grupos tan numerosos de tiburones martillos son muy habituales durante los meses de noviembre a mayo, pues vienen a pasar la época invernal a esta zona, donde el agua se encuentra a una temperatura entre los 24º y 26ºC.

Aunque este tiburón es tímido cuando ve a los buceadores y busca siempre distanciarse, su avistamiento a diario es habitual, siendo relativamente fácil grabarlos y disfrutar de ellos durante algunos minutos. Sólo es complicado topar con ellos un par de veces al año durante su temporada en Yonaguni, cuando coincide con los cambios de corrientes.

La espectacularidad de estos tiburones, la llamativa cabeza con que cuentan, que le confiere una visión estereoscópica hacia delante y hacia atrás y una excelente percepción de las profundidades, el increíble tamaño que tienen y la gran cantidad de escualos que se mueven a la vez, hace de su avistamiento algo realmente impresionante.

  • Vida submarina

Rafael Fernández Caballero es un divulgador del mundo submarino, instructor de buceo y buzo profesional, formado en ingeniería de energía y organización industrial, que ha renunciado a la vida terrestre para dedicarse al mundo marino.

Este fenómeno, de tan sólo 29 años, ha ganado los más importantes certámenes de fotografía submarina desde 2012, siendo el buceador más joven en ganar el Campeonato del Mundo y de Europa.

En su amplio palmarés se encuentra el Campeonato Mundial de Fotografía Submarina de los años 2017 y 2023, el Fotógrafo Submarino del Año 2022 y 2024, el Fotógrafo de Fauna Oceánica 2022, el Campeonato Europeo de Fotografía Submarina 2016 y el Campeonato Nacional de Fotografía Submarina de 2018 y 2022.

Recientemente, ha sido nombrado National Geographic Storyteller.

nuestras charlas nocturnas.


“Operación trampa”, el fallido operativo de la Stasi en la antigua Alemania Oriental para encontrar y castigar a ambientalistas


Antigua torre de vigilancia del antiguo ejército de la RDA (NVA - «Nationale Volksarmee») en los bosques de Brandeburgo, junto a una zona militar abandonada.
El grupo luchaba por un ambiente más limpio y por el derecho a expresarse.

BBC News Mundo(S.Hardach) — Berlín Oriental, finales de noviembre de 1987, alrededor de la medianoche. En el sótano de un viejo edificio residencial, Tim Eisenlohr, de 14 años, está engrapando páginas que salen de una impresora contrabandeada desde el Oeste.

Él y sus amigos están publicando una revista semilegal sobre los problemas ambientales que aquejan a su estado socialista, la República Democrática Alemana (RDA): contaminación del aire, ríos sucios, lluvia ácida y reactores nucleares peligrosos.

Aislados de Europa Occidental por una frontera fortificada y separados de Berlín Occidental por el Muro de Berlín, intentan difundir información que los censores de Alemania Oriental no quieren que nadie vea.

De repente, la puerta se abre de golpe, y «unos 15 miembros armados de la Staatssicherheit irrumpen en la habitación, algunos con sus armas desenfundadas, dirigidos por un fiscal», recuerda Eisenlohr, refiriéndose a la policía secreta de Alemania Oriental, conocida también como la Stasi. «Gritan: ‘¡Manos arriba, apaguen la máquina, de pie contra la pared!’”.

Los hombres registran y fotografían la habitación, confiscan la impresora y luego uno de ellos pronuncia la famosa y críptica frase de la Stasi usada para llevarse a la gente a interrogatorio: “Has sido convocado para aclarar un asunto.” Uno por uno, Eisenlohr y los demás son metidos en autos y llevados a la sede de la Stasi.

Bautizada “Operación Trampa”, la redada y los arrestos fueron parte de los intentos de la Stasi por aplastar a un grupo de personas que luchaban por un medioambiente más limpio y por el derecho a expresarse.

Las tácticas de la policía secreta iban desde interrogatorios y encarcelamiento hasta juegos mentales extraños. En un incidente, informantes que lograron infiltrarse en el movimiento tomaron café de una despensa compartida sin poner dinero en el fondo común del café, una maniobra psicológica para sembrar conflicto y desconfianza dentro de los grupos.

– Un plan frustrado

Ese plan no funcionó, ni la manipulación psicológica, ni la represión drástica . Al contrario: la Operación Trampa se convirtió en uno de los muy raros casos en los que la Stasi se vio obligada a dar marcha atrás.

Enfrentándolos estaba un pequeño grupo de autodenominados pacifistas y “eco-nerds”, que imprimían una revista con una tirada de apenas unos cientos de ejemplares y que regularmente se quedaban sin tinta. Incluso el Congreso de Estados Unidos intervino en un momento y se puso del lado de los productores de la pequeña revista. ¿Cómo sucedió todo esto?

Entrevistas con disidentes de esa época y los informes internos de los archivos secretos de la Stasi, que se abrieron después de la caída del Muro de Berlín, cuentan la sorprendente historia de cómo un pequeño movimiento ambiental logró enfrentarse a una poderosa dictadura, y, al final, ganó.

«En realidad crecí como un niño bastante normal en la RDA, pero en una familia donde se nos animaba a hacer preguntas», dice Eisenlohr. Sus padres habían comenzado a volverse escépticos del régimen. La familia amaba a los animales, y su apartamento en Berlín siempre estaba lleno de “algo revoloteando”, recuerda, como pájaros rescatados e, incluso en una ocasión, un cerdo.

Eisenlohr pasaba el mayor tiempo posible al aire libre, observando pájaros y castores, camuflándose con una sábana en invierno para ver a los animales en la nieve.

En teoría, una pasión así por la naturaleza debería haber estado alineada con los objetivos declarados de Alemania Oriental: el cuidado del medioambiente estaba consagrado en la constitución de la RDA. En la práctica, sin embargo, industrias estatales y el uso intensivo de lignito (carbón marrón) como fuente de energía contaminaban el aire y el agua.

La contaminación era tan grave que perjudicaba la salud de las personas y los niños de Alemania Oriental crecían con una función pulmonar peor que los de Alemania Occidental. Por supuesto, en los países democráticos de los años 80 también hubo escándalos ambientales:

Alemania Occidental vertió desechos tóxicos en Alemania Oriental, y agentes de inteligencia franceses bombardearon un barco de Greenpeace para despejar el camino para pruebas nucleares.

La construcción del Muro de Berlín
Alemania Oriental construye el Muro de Berlín en 1961 para impedir que sus habitantes se marchen a Occidente.

Pero en Alemania Oriental, sin prensa libre ni libertad de opinión, resaltar siquiera problemas ambientales básicos era un tabú. En los días en que Berlín Occidental imponía una alerta de esmog debido a los altos niveles de contaminación, un periódico en Berlín Oriental informaba de «cielos despejados y sol».

Los datos ambientales se consideraban un secreto de Estado en la RDA, las reuniones de activistas estaban prohibidas y criticar al Estado era castigado con hasta 10 años de prisión.

“La fórmula básica de cualquier dictadura es, primero, difundir mentiras y suprimir la verdad.

Y segundo, destruir cualquier tipo de solidaridad, cosa que al final ya ni siquiera te importe si arrestan a tu vecino y simplemente te mantienes en silencio”, dice Christian Halbrock, uno de los cofundadores de Umweltblätter, la revista ambiental impresa en el sótano del edificio residencial de Berlín Oriental que Eisenlohr ayudó a publicar.

«No queríamos vivir con esas mentiras diarias, queríamos vivir con la verdad y demostrar con nuestro propio estilo de vida auténtico y verdadero que estábamos comprometidos con eso».

– Una publicación disfrazada de boletín de iglesia

Los Umweltblätter –que en alemán significa folletos medioambientales– eran un intento por contrarrestar la desinformación con hechos. Sus titulares iban desde «Mar Báltico: La cloaca de la nación», pasando por «Chernóbil está en todas partes» (en que abordaban el riesgo de la energía nuclear), hasta cuestiones relacionadas con la libertad de expresión.

Para imprimir revistas o libros para el público general en la RDA, uno tenía que solicitar una licencia de impresión a las autoridades. Si eso se aprobaba, se proporcionaba el papel.

Como esa licencia, y por ende el papel y la tinta, generalmente solo se otorgaban para publicaciones aprobadas por el Estado en Alemania Oriental, producir cualquier medio alternativo era difícil incluso antes de que se iniciara el proceso de censura como tal.

La revista Umweltblätter logró esquivar esta prohibición efectiva de medios libres: se imprimía en el sótano de un pastor liberal en los alrededores de la Iglesia de Sion y llevaba la frase «solo para uso interno de la iglesia».

Como parte de un compromiso con el Estado, las iglesias podían imprimir documentos internos. En realidad, la revista circulaba ampliamente, pasando de mano en mano y se leía mucho más allá de Berlín.

La tinta era introducida de contrabando por simpatizantes occidentales que venían de visita.

– La trampa

También en el sótano, y gestionada por los mismos activistas, había una biblioteca ambiental abierta al público, con libros que eran introducidos de contrabando desde Alemania Occidental. «Nosotros siempre intentamos empujar los límites de lo posible», dice Eisenlohr.

En otros lugares de la RDA, la gente también ponía a prueba los límites del Estado con acciones ambientalistas, ya fuera plantando árboles, recolectando basura o recorriendo ciudades en bicicleta para protestar contra la contaminación del aire y promover el transporte sin coches.

La Stasi mantenía a todas esas agrupaciones bajo la mira, incluyendo una operación de vigilancia en contra de los ciclistas bautizada con el nombre en clave «Ventil» o «Válvula», en alusión a la válvula de la bicicleta.

«A diferencia de hoy, donde el cambio climático aún se siente un poco abstracto para muchas personas, en ese entonces, podíamos sentir la destrucción con todos nuestros sentidos», recuerda Gisela Kallenbach, una ingeniera química quien trabajó en el Instituto de Investigación en Leipzig, y era tanto una activista medioambiental como miembro de la comunidad de una iglesia progresista.

«Básicamente podíamos saborear el dióxido de azufre en el aire, podíamos ver el esmog, podíamos oler los ríos que se habían convertido en cloacas abiertas. No podíamos ignorarlo, estaba con nosotros todos los días».

Sin embargo, incluso intentos cuidadosos por relevar estos problemas podían tener consecuencias dramáticas.

En 1983 Kallenbach y un colega elaboraron un póster sobre la contaminación y lo colgaron en el pasillo del instituto. Sabiendo que la información ambiental era considerada un secreto de Estado, ella solo usó datos comprobables de libros científicos ya publicados en la RDA.

De esa forma, pensó, no podría ser acusada de publicar información secreta. En cualquier caso, el póster era algo interno y sólo sería visto por la gente en el instituto.

«Normalmente, nadie miraba esos carteles internos, pero la noticia de éste corrió como la pólvora. La gente empezó a agolparse a su alrededor», rememora.

Después de dos horas, un oficial del Partido Socialista ordenó quitar el cartel. Al día siguiente, el funcionario convocó a Kallenbach y a su colega y les pidió que se disculparan. Ella no vio ninguna razón para disculparse por mostrar hechos científicos y se negó a capitular, dice.

En respuesta, la Stasi la puso bajo vigilancia junto a otros activistas. A medida que crecía su activismo ecologista y pacifista, la policía secreta acabó por incluir a Kallenbach en una lista de personas que serían enviadas a campos de internamiento en caso de represión gubernamental.

También la amenazaron veladamente con que sus tres hijos sufrirían si seguía hablando.

«No se trataba sólo de proteger el medioambiente», sostiene Kallenbach. «Por la forma en que el Estado intentaba reprimirnos, también se trataba de derechos humanos básicos, de cuestiones como: ‘¿Puedo expresar mi opinión libremente? ¿Puedo compartir hechos sobre nuestra situación? ¿O todo eso es perseguido y castigado?'».

Fue en ese clima de alta presión, creciente oposición y contundente represión que la Stasi puso en marcha la Operación Trampa.

Greenpeace en Alemania
Greenpeace se manifiesta contra la contaminación ambiental en un «lago plateado» cerca de Wolfen, Alemania.

A la edad de 14 años, Eisenlohr era el miembro más joven del grupo, pero ya había experimentado años de fricciones con el Estado. Empezó cuando tenía sólo 8 años y vio una serie estadounidense acerca del Holocausto emitida por la televisión del Alemania Occidental y vista en secreto por muchos habitantes de la RDA.

Preguntándose cómo era posible que los seres humanos se quedaran impávidos mientras otros cometían tanta maldad, comenzó a notar algunos paralelismos inquietantes con su propia sociedad.

“Los nazis eran un nivel de maldad diferente, sin duda, pero me molestaba que nosotros, que se suponía debíamos construir una nueva Alemania, estuviéramos usando algunos métodos similares” dice Eisenlohr.

En particular, la presión para conformarse desde la infancia y seguir ciegamente a un líder lo perturbaba profundamente. “Era como una especie de picazón que no desaparecía y me molestaba cada vez más”.

A los 12 años, como postura contra el conformismo, Eisenlohr decidió dejar los Jóvenes Pioneros, el grupo juvenil socialista para niños de la Alemania Oriental. Sus maestros le advirtieron sobre las consecuencias. No podría ir a la universidad y tendría que olvidarse de su sueño de ser veterinario. Pero esa presión solo le dio mayor determinación, asegura.

A medida que aumentó su contacto con los activistas, comenzó a ayudar en la biblioteca y en la revista.

El 24 de noviembre de 1987, sin que Eisenlohr lo supiera, los miembros veteranos del grupo tenían un plan secreto. Esa noche, en vez de imprimir la usual y parcialmente legal revista, iban a ir a ayudar a otro grupo a imprimir una publicación mucho más clandestina, llamada Grenzfall, «caso límite». En los ojos de la Stasi, Grenzfall era «ilegal y difamatoria».

Sus copias aparecieron en lugares tan lejanos como Moscú, Praga, Varsovia y Budapest.

Cuando la Stasi se enteró del plan a través de un informante, vieron una oportunidad de oro para arrestar a los activistas en el acto mismo de la impresión.

Pero a último minuto, el grupo abandonó el plan: Eisenlohr estaba con ellos y los activistas no querían poner en riesgo a un menor de edad. Así, cuando la policía secreta irrumpió, el grupo no estaba haciendo nada ilegal.

Eso no hizo ninguna diferencia para la Stasi, quienes de todas formas arrestaron a todos los presentes. Ese sería el inicio del desmoronamiento de la Operación Trampa.

Periodistas occidentales y extranjeros hablan con Bert Schlegel.
Periodistas occidentales y extranjeros hablan con Bert Schlegel, opositor de Alemania Oriental y miembro de otro grupo de oposición ecologista.

«Lo escuché a primera hora de la mañana en la radio de la Alemania Occidental», dice Halbrock, quien estaba en otra reunión cuando ocurrió el arresto. Muchos otros en el Este escuchaban secretamente los medios occidentales.

La iglesia, una institución poderosa por derecho propio, estaba furiosa. La redada incluyó el apartamento privado de un pastor que apoyaba el proyecto, lo que fue visto como una intrusión escandalosa.

El influyente periódico de Alemania Occidental BILD-Zeitung publicó un artículo que se preguntaba «Stasi en la Iglesia, grupo pacifista arrestado: qué está pasando en Berlín Oriental.

Una protesta en solidaridad surgió espontáneamente en Berlín Este. El temido jefe de la Stasi, Erich Mielke, sopesó el asunto e instó a sus colaboradores a reprimir a los simpatizantes.

Halbrock, de pie en medio del frío implacable y protestando en contra del arresto de sus amigos, no podía creer lo que estaba viendo. «Teníamos a adolescentes sumándose (a la protesta solidaria), y también a gente de edad. Alguien de una panadería incluso nos trajo unos panecillos», recuerda.

«En Alemania Oriental, ese tipo de apoyo público era inusual. Generalmente la gente nos decía: ‘¿Están locos, arriesgando pena de cárcel por semejante tontería?’ Pero en esa oportunidad logramos romper esa sensación de aislamiento».

– La mano de EE.UU. y el retroceso de la Stasi

Incluso EE.UU. se involucró: una resolución del Congreso de ese país expresó su preocupación por los arrestos. El momento en que estos ocurrieron también fue crítico. En diciembre de 1987, poco después de la Operación Trampa, el presidente de EE.UU. Ronald Reagan, y el líder soviético, Mijaíl Gorbachov, se reunieron para una cumbre crucial en Washington.

A principios de ese año, Reagan había desafiado a Gorbachov a derribar el Muro de Berlín.

Ante el desastre de la Operación Trampa –arrestar a personas que no hacían nada ilegal, no lograr detener las protestas que siguieron a las detenciones, enfurecer a la Iglesia, arrestar accidentalmente a un menor de edad, no tener pruebas de actividades criminales y tener a periodistas extranjeros informando sobre todo eso al mundo en un momento en que la RDA ya estaba sumida en el caos–, el Estado se vio forzado a dar un paso atrás.

El jefe de la Stasi, Mielke, canceló la orden de detención para los dos activistas que aún estaban detenidos.

Eisenlohr ya había sido liberado la mañana siguiente a su arresto y llevado de vuelta a casa por la Stasi: «Me dejaron en casa y me dijeron: ‘No menciones esto a nadie en la escuela'».

Para la Stasi, ese estaba lejos de ser el final. Su personal pasó meses escribiendo informes sobre la misión fallida y las protestas y lanzó más operaciones de vigilancia para manejar los efectos del asalto, todo por una misión que, muy brevemente, capturó a siete personas y una impresora.

Erich Mielke, jefe de la Stasi.
Erich Mielke, era el jefe de la Stasi cuando tuvieron lugar las detenciones de los activistas.

Como resume Halbrock: «El asalto fue un total fiasco vergonzoso para la Stasi». En su opinión, expuso la debilidad de todo el sistema. «La dictadura de la RDA era como un reactor nuclear, todo estaba tan estrictamente controlado y regulado que incluso una pequeña alteración –como este asalto que salió mal– podía causar un mal funcionamiento masivo», dice.

–¿Y la biblioteca y la revista? «Continuamos, por supuesto», dice Halbrock.

Ya había soportado muchas detenciones e intentos de intimidación, había sido golpeado reiteradamente por la policía e interrogado por la Stasi. Su estrategia general era ignorarlos.

Cuando se le preguntó si había notado que la Stasi estaba manipulando el fondo de café de su grupo para desorientar a los activistas, encogió los hombros:

«Siempre hacían ese tipo de cosas. También cosas como entrar en tu apartamento y llevarse un montón de llaves, solo para hacerte saber que habían estado allí. Yo siempre lo ignoraba. Sabía que querían que tuviera miedo, y que compartiera ese miedo con los demás y no quería darles esa satisfacción».

Las detenciones trajeron a la biblioteca y a su revista una publicidad sin precedentes.

«Para el Estado, toda la operación fue un fracaso total», dice Eisenlohr. «Antes, nadie en la RDA tenía idea de quiénes éramos. Pero ahora mucha gente lo sabía, porque veían la televisión o escuchaban la radio alemana occidental y venían a nosotros en masa».

Por separado, el impulso hacia el cambio se estaba consolidando debido a enormes fuerzas globales y sociales, como señala Kallenbach: las reformas en la Unión Soviética; la economía en colapso de la RDA; las masas de personas intentando escapar; el movimiento de solidaridad en Polonia y, finalmente, las manifestaciones masivas donde la gente tomó las calles.

Luego, una conferencia de prensa sobre reformas de viaje desató una estampida en la frontera y la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.

«El movimiento ambiental fue, en última instancia, una pieza más en el enorme mosaico de la revolución pacífica«, dice Kallenbach.

El periodo de transición que condujo a la reunificación alemana el 3 de octubre de 1990, y más allá, trajo nuevos logros para el medioambiente. Más del 4% del territorio de la antigua RDA fue convertido en reservas naturales, incluida la antigua franja de la muerte a lo largo de la frontera. Se liberaron datos ambientales previamente secretos. El aire y los ríos finalmente fueron limpiados.

Para Eisenlohr, uno de los logros más importantes del movimiento fue simplemente atreverse a luchar por el cambio: «Muestra el poder de los pocos”.

Kallenbach, Eisenlohr y Halbrock siguen apoyando causas ambientales y de derechos humanos hasta el día de hoy. Kallenbach, ahora de 80 años, ha marchado con activistas climáticos de Fridays for Future. Eisenlohr visita escuelas en Alemania Oriental para hablar sobre el cambio climático y su experiencia como disidente.

Halbrock estudió historia después de la caída del muro, tras haber sido impedido de asistir a la universidad en la RDA. En un giro inesperado, luego trabajó en el archivo de la Stasi, donde las víctimas y los investigadores pueden acceder a los archivos liberados. Halbrock también ha escrito varios libros sobre la Stasi y la RDA.

Para él, uno de los recuerdos perdurables es la valentía de los jóvenes en los años 80, que simplemente estaban hartos del régimen y decidieron defender sus derechos.

«David Bowie capturó ese espíritu de la época perfectamente con su canción Héroes» dice Halbrock. «Ese sentimiento de: hagamos algo. Seamos héroes. Incluso si es solo por un día».

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El insólito hallazgo de ADN que resolvió el enigma gótico detrás de la muerte de una adolescente del siglo XIX…


Un segundo análisis reveló que el cráneo pertenecía a una adolescente que murió al dar a luz.

Infobae(C.Díaz) — Después de más de un siglo y medio, una prueba de ADN resuelve la identidad de un cráneo hallado en 1978 en una casa de Illinois, arrojando luz sobre una desaparición envuelta en teorías de robo de tumbas y la historia trágica de una adolescente fallecida en el parto.

La casa en Batavia, Illinois, se encontraba en pleno proceso de renovación cuando, en una mañana de 1978, el propietario se topó con un descubrimiento espeluznante: entre las paredes de la estructura emergía lo que parecía una calavera humana. No había explicación inmediata, solo un sinfín de preguntas y un sentimiento de intranquilidad que se apoderó de la comunidad cuando la policía confirmó que el cráneo era auténtico y antiguo.

La investigación inicial, aunque exhaustiva, cayó pronto en el olvido; el cráneo quedó relegado a una vitrina del Museo Batavia Depot, y con el tiempo, la historia de aquella calavera perdió notoriedad. Por décadas, su identidad y su destino permanecieron envueltos en un misterio absoluto.

Eran otros tiempos, y los métodos de identificación forense estaban lejos de lo que hoy conocemos. Los esfuerzos de las autoridades por resolver el enigma se vieron frustrados ante la falta de tecnología y pruebas suficientes. Así, el cráneo se convirtió en una reliquia silenciosa en el museo, un fragmento de historia de origen desconocido.

¿Quién era esta persona, de qué época provenía y cómo había terminado su cráneo emparedado en una casa familiar? Estas preguntas quedaron congeladas en el tiempo hasta que, en 2021, un inventario rutinario en el museo trajo el cráneo de vuelta a la luz y, con ello, la esperanza de desentrañar su historia.

Lo que comenzó como un hallazgo casi olvidado se transformó entonces en un caso emblemático de la era moderna de la ciencia forense, en la que la tecnología genética ha permitido resolver crímenes de siglos pasados y devolver identidades perdidas a los desaparecidos.

Gracias a los avances en la genealogía forense y pruebas de ADN, y a la colaboración con el laboratorio Othram en Texas, el misterio de la identidad de esta calavera quedó finalmente resuelto. Ahora se sabe que pertenecía a Esther Granger, una joven de Indiana que murió en 1866, a sus 17 años, tras una breve y trágica vida que comenzó y terminó en el siglo XIX.

El caso de Esther trajo a la luz pública el saqueo de tumbas. 

– Descubrimiento del cráneo

En el transcurso de una remodelación, la pareja propietaria de una casa ubicada en Wilson Street, en Batavia, Illinois, se encontraba derribando parte de una pared cuando uno de ellos notó un objeto redondeado, oscuro, que parecía atrapado entre las tablas. Al retirarlo, se encontraron con algo inesperado: el fragmento de una mandíbula humana.

Al día siguiente, la policía acudió a la residencia y, tras examinar las paredes y escombros, hallaron un cráneo parcial en avanzado estado de descomposición. La policía y antropólogos de la Universidad del Norte de Illinois confirmaron la autenticidad del hallazgo, pero la fecha de la muerte resultaba incierta.

“Es imposible”, debió pensar el propietario. ¿Cómo podía una calavera humana estar atrapada en el interior de una casa familiar? ¿Quién era esa persona y cómo había llegado a terminar dentro de un muro de madera? Las preguntas se acumulaban, y pronto los medios locales comenzaron a circular teorías sobre el origen de aquella osamenta.

Sin embargo, sin nombre, sin fecha y sin detalles adicionales, las autoridades se vieron obligadas a cerrar el caso y, con ello, la posibilidad de devolver la identidad a aquel cráneo anónimo. A falta de otra solución, la calavera fue entregada al museo local, que la almacenó en una de sus vitrinas como un macabro vestigio de épocas pasadas.

El tiempo se encargó de diluir la historia de ese cráneo, que quedó escondido y cubierto por el polvo de los años, hasta que en 2021 una auditoría de inventario del museo lo rescató de su anonimato.

Tras el redescubrimiento, la policía y la oficina forense de Kane County, junto con el laboratorio de Othram en Texas, retomaron el enigma, esta vez con la ventaja de contar con tecnología avanzada de secuenciación genética. Así comenzó la fase final de un caso que llevaba cuatro décadas sin resolución, y que finalmente pudo identificar a la dueña de aquella calavera.

Las pruebas genéticas modernas son las que permitieron identificar a Esther. 

– La ciencia forense devuelve el nombre a un cráneo olvidado en una pared

Los análisis realizados en el laboratorio de Othram permitieron reconstruir el ADN de los restos y trazar una línea genealógica que conectó a la calavera con un pariente vivo.

De este modo, en el invierno de 2023, el laboratorio logró vincular el perfil genético con Wayne Svilar, un hombre de Portland, Oregon, y descendiente directo de la dueña del cráneo: una adolescente de nombre Esther Granger.

Esther, nacida en Indiana en 1848, tuvo una vida breve marcada por un final trágico. Al cumplir los 17 años, Esther se casó con Charles Granger y quedó embarazada, pero las complicaciones del parto terminaron con su vida en mayo de 1866.

La historia de esta joven quedó, sin embargo, grabada en los huesos que años después alguien hallaría en una pared de una casa en Batavia, a casi 130 kilómetros de su lugar de entierro.

.Tecnología de vanguardia para un misterio centenario

El avance en el campo de la genética forense permitió que los restos de Esther Granger, por décadas atrapados en el anonimato, finalmente contaran su historia. En el momento de redescubrir el cráneo en 2021, la oficina forense de Kane County decidió aplicar las herramientas modernas a este caso, confiando en el laboratorio Othram, conocido por su especialización en genealogía forense y su trabajo en casos sin resolver de alto perfil.

Usando tecnología de secuenciación genética avanzada, los científicos reconstruyeron el perfil de ADN de los restos y comenzaron la búsqueda de posibles descendientes que pudieran confirmar la identidad.

Othram Laboratories, con sede en Texas, utilizó sus técnicas de vanguardia para crear un árbol genealógico a partir de pequeños fragmentos de ADN preservados en el cráneo. Pronto, los investigadores establecieron un vínculo genético con un descendiente de quinta generación de Esther GrangerWayne Svilar, un exoficial de policía de Portland, Oregon.

Cuando Svilar fue contactado para una prueba de ADN, dudó en un principio, pero finalmente aceptó colaborar, permitiendo así confirmar la identidad de la dueña del cráneo y devolviendo a Esther Granger su nombre, su historia y su dignidad.

La capacidad de Othram para resolver casos de personas fallecidas en siglos pasados es notable: antes de Esther Granger, el caso más antiguo que habían logrado identificar era de una víctima de asesinato de 1881. Esta vez, el laboratorio superó su propio récord, arrojando luz sobre la vida de una joven del siglo XIX y, en el proceso, marcando un hito en la ciencia forense moderna.

.El enigma del robo de tumbas

Una vez determinada la identidad de Esther Granger y su causa de muerte, surgió otra pregunta ineludible: ¿cómo llegó su cráneo a una casa en Batavia, Illinois, a 130 kilómetros de su lugar de entierro en Indiana?

Las autoridades plantearon una hipótesis tan sorprendente como inquietante: Granger podría haber sido víctima de un robo de tumbas, una práctica que, aunque prohibida, proliferaba en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX.

Durante esa época, las escuelas de medicina estadounidenses necesitaban cadáveres frescos para enseñar anatomía, y los médicos pagaban grandes sumas a quienes lograban obtener restos humanos de manera ilícita. De acuerdo con el coronel de Kane County, Rob Russell, el cráneo de Granger podría haber sido exhumado de su tumba original y vendido a algún estudiante de medicina o médico que necesitara un esqueleto humano para sus investigaciones.

“Creemos que Esther fue una víctima de ladrones de tumbas”, explicó Russell en conferencia de prensa, señalando que estos delincuentes podían obtener en un solo cadáver el equivalente a varios meses de salario.

Los registros de la época muestran que el robo de tumbas no solo era lucrativo, sino un negocio arriesgado y a menudo violento: muchas comunidades llegaron al extremo de formar patrullas nocturnas para vigilar los cementerios y evitar la profanación de sus seres queridos.

Sin embargo, en el caso de Esther, el crimen quedó impune y sus restos fueron transportados a Illinois, donde, de algún modo, terminaron emparedados en la pared de una vivienda común y corriente, un final tan inesperado como perturbador.

Un ex policía de Oregon, pariente de quinta generación de Esther, fue quien dio una prueba de ADN para realizar la identificación. (Imagen Ilustrativa) 

.El cierre de una historia familiar

Tras la confirmación de la identidad de Esther Granger, el bisnieto Wayne Svilar viajó desde Portland para participar en una ceremonia de entierro en el cementerio de West Batavia, donde los restos de su antepasada fueron sepultados nuevamente con honores. Para Svilar, la noticia de que los restos pertenecían a su bisabuela fue un choque inesperado.

Como exoficial de la Policía de Portland, Svilar había trabajado en unidades de casos sin resolver, pero jamás imaginó que uno de estos misterios le tocaría tan de cerca.

Svilar recuerda el momento en que recibió la primera llamada del equipo de investigación en abril de 2023. Su reacción inicial fue de incredulidad; para él, la posibilidad de que un cráneo hallado en Illinois perteneciera a un miembro de su familia parecía demasiado descabellada.

“Para ser completamente honesto, no creíamos ni una palabra”, admitió durante la conferencia de prensa, señalando que hicieron falta varias llamadas para que comenzara a aceptar la historia.

Finalmente, al ver la dedicación del equipo de forenses y la meticulosa reconstrucción del caso, Svilar no solo encontró una conexión con Esther, sino una extraña familiaridad. La imagen generada digitalmente de Esther, basada en su estructura ósea, le recordaba profundamente a su propia madre.

“Desearía que ella estuviera aquí para conocer esta historia; le habría encantado saberlo”, confesó, visiblemente emocionado, durante el evento de entierro. Para él, participar en la última despedida de su bisabuela fue más que una formalidad: fue una manera de devolverle la dignidad a Esther, quien finalmente descansará en paz tras una travesía de un siglo y medio.

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El caso del Chico de las Estrellas…


El Litoral(F.Villagran) — El enigmático caso del cráneo conocido como el de Starchild (o chico de las estrellas) ha sido objeto de muchas especulaciones y estudios durante varias décadas. Se trata del cráneo de un niño que, por sus características particulares, podría provenir de otro planeta. Hasta hoy sigue siendo un enigma sin resolver.

A lo largo de la historia de la humanidad y en distintos puntos de nuestro planeta, fueron encontrados restos óseos de distintas características humanoides, distintas partes de cuerpos que llevan a pensar que podrían pertenecer a una raza distinta a la humana.

Esto es lo que habría ocurrido hace unos 80 años en una cueva de un poblado rural ubicado a unos 150 km del estado mexicano de Chihuahua, cuando una adolescente encontró dos esqueletos completos, uno muy extraño y de pequeño tamaño y el otro de aspecto normal por su estatura.

La joven guardó los cráneos durante toda su vida y, luego de su muerte, fueron entregados a un matrimonio norteamericano para finalmente pasar a manos de los investigadores y arqueólogos Lloyd Pye y Mark Bean, quienes con la colaboración de empresas especializadas en genética de Londres, algunos genetistas especializados en genética han llegado a determinar con una probabilidad cercana al 90 por ciento que el cráneo extraño sería de un ser híbrido, de madre humana y padre de raza desconocida.

Todo esto se logró determinar mediante el estudio profundo de los ADN de los esqueletos encontrados y que determinaron una sorpresiva respuesta para los investigadores, que quedaron absortos por lo descubierto.

– El proyecto

El descubrimiento de este extraño fenómeno despertó tal interés entre los científicos, que prestigiosos investigadores de todo el mundo se unieron con el solo objetivo de dar una respuesta a este  increíble misterio.

El director del equipo de investigadores afirma que la existencia de seres extraterrestres en nuestro planeta podría quedar demostrada gracias a este extraordinario descubrimiento.

Los científicos explican que de las evidencias estudiadas se puede obtener la siguiente información:

Uno, el cráneo encontrado es perfectamente normal y perteneció a una mujer joven, de entre unos 20 y 30 años, en cambio al otro cráneo (al que llamaron Starchild) se lo atribuyó a un niño de unos cinco años y muestra una serie de alteraciones que no parecen propias de un ser humano.

Su morfología es muy extraña, con abultamientos a cada lado de los ojos y la parte posterior alargada y aplastada. Además, las cuencas oculares son muy superficiales, por lo que se supone que la criatura carecía de movilidad en los ojos.

Por otra parte, el denominado foranem magnum, el agujero que se encuentra en la base del cráneo y que lo une a la columna vertical, se encuentra adelantado, casi en el centro de la base. Asimismo las pruebas de carbono 14 y ADN, realizadas por el Dr. Sweet, de la Universidad de Vancouver, Canadá, dieron como resultado una antigüedad de unos 900 años.

A su vez, el equipo que analizó los cráneos descartó la posibilidad de que todas esas peculiaridades sean malformaciones congénitas, lo que deja abierta la posibilidad de que estemos frente a una especie alienígena desconocida, que pudo haber llegado a nuestro mundo quizás hace miles de años.

Esta posibilidad cobra mucha más fuerza ya que los estudios de ADN realizados no coinciden con ninguna  de las especies vivientes conocidas. Así las cosas y luego de los interminables estudios de ADN y posibles análisis genéticos de la más moderna tecnología, se llegó a determinar casi con certeza total de que estamos en presencia de un cráneo perteneciente a un ser no original de este planeta.

En la historia de la ovnilogía mundial se han encontrado en distintos puntos del planeta no solo restos de naves que cayeron, sino también cadáveres y  esqueletos de presuntos seres alienígenas. Muchos de ellos fueron resguardados en zonas consideradas top secret, como el Área 51 o la Base Aérea de Wright Patterson, consideradas como las pioneras en esto de guardar restos de naves y cadáveres de seres extraterrestres.

Muchas fueron consideradas como de alta importancia, no solo para la ciencia sino también para comprobar la existencia de seres de otros mundos. A partir de la aparición de los distintos estudios específicos especialmente los de ADN para comprobar  la verdad en torno a la procedencia de estos seres, se ha tomado más en serio los distintos resultados brindados por los científicos.

Hoy ya no hay duda de que desde épocas inmemoriales seres de otros mundos han estado y están conviviendo con nosotros, con la especie humana, incluso hay firmes teorías que aseguran que a lo largo de la historia humana siempre han estado presentes en nuestra evolución.

El caso del Chico de las Estrellas | El Litoral

Recientemente se han encontrado en Italia y Europa central, gigantescos esqueletos pertenecientes sin duda a los famosos gigantes de la antigüedad, de 2 y hasta 3 metros de altura, mencionados en varios libros sagrados de las distintas religiones.

Esto indica sin duda alguna que sin duda alguna, los gigantes existieron y no pertenecían a la raza humana.

¿Cuál fue su procedencia y por qué desaparecieron? Nadie lo sabe a ciencia cierta.

Paralelamente, fueron encontrados, allá por la década del 60, numerosos esqueletos pequeños en lo que sería un cementerio alienígena de la antigüedad, unos 70 cuerpos con características humanoides pero que serían de una civilización desconocida.

Esto ocurrió en la región de Baian Kara –Oula, en China oriental, donde un grupo de investigadores que buscaba restos de una civilización antigua se toparon inesperadamente con este cementerio de extraños seres.

Los cadáveres fueron llevados para su estudio a las distintas universidades del mundo, pero nunca se comunicaron oficialmente los resultados obtenidos. Solo una, de Europa central, dio a entender que los estudios dieron como resultado que los cuerpos de presuntos seres espaciales estaban allí desde hace miles de años, muchos de ellos momificados por las condiciones favorables de la tierra a su alrededor.

Si bien las características eran humanas, la mayoría tenía un cráneo macrocéfalo, lo cual hacía inferir a los científicos que debían tener una capacidad cerebral muy desarrollada. En conclusión, a pesar de las distintas pruebas, ningún científico ni investigador se animó a afirmar oficialmente que los cuerpos podrían pertenecer a  una  civilización desconocida. Aunque la duda siempre persiste.

 Y como a menudo sucede, el misterio sigue…

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Las cartas de amor del genio de la física Albert Einstein…


Cartas de amor de Albert Einstein.

DW(S.Dege) — A lo largo de su vida, Albert Einstein (1879-1955) fue una especie de estrella pop de las ciencias. En 1905, con 26 años, presentó varios trabajos innovadores. Uno de ellos fue la teoría de la relatividad, que lo hizo mundialmente famoso. Apenas doce años después, Einstein recibió el Premio Nobel de Física. 

Jürgen Renn, historiador de ciencia y profesor del Instituto Max Planck de Geoantropología de Jena, coeditó en 2005 «El domingo te beso en la boca”, una colección de cartas de amor entre Einstein y su primera esposa, Mileva Maric, entre 1897 y 1903.

Estas cartas forman parte de la obra «Collected Papers of Albert Einstein», publicada en 1987 por Princeton University Press, en Estados Unidos. Renn trabajó en ese volumen como coeditor entre 1986 y 1992. «Las misivas acababan de ser descubiertas», recuerda en una entrevista con DW. «Mi trabajo consistía en leerlas, comentarlas y clasificarlas históricamente».

Renn todavía sigue fascinado por ellas: «Era un material sensacional, porque no sólo contenía expresiones de amor, sino también material científico de la fase más creativa de Einstein, sobre los que intercambió (información) con su novia y más tarde esposa».

– Ciencia y amor

Las cartas no sólo aportan una idea del mundo emocional del joven Einstein, sino también de sus teorías científicas. Einstein y Mileva Maric (1875-1948), una joven serbia, se conocieron en 1896 en el Politécnico de Zúrich. El tenía 17 años y ella, 20. La muchacha terminó el curso de acceso universitario en Suiza, país donde también estudió Física. Fue la única mujer de su clase y la primera serbia de la historia en conseguirlo.

Entre Mileva y Albert surgió un amor especial: «Con ella, Einstein podía combinar su vida amorosa con su vida científica», dice Renn. «¡Podían hablar literalmente de todo!». ¿Por qué si no, todavía hoy, los expertos especulan sobre el papel de Mileva en el desarrollo de la teoría de la relatividad?

Einstein escribió a Mileva desde Winterthur, en Suiza, alrededor de 1901: «Te amo, mi querida doncella… ¡Qué hermoso fue la última vez que pude estrechar tu querida personita como la creó la naturaleza, por eso recibe un beso sincero! Los seis años de correspondencia son cruciales para Albert y Mileva. Ella se quedó embarazada en 1901 y dio a luz a un hijo. Se casaron 1903 y el matrimonio tuvo tres hijos. En 1918, la pareja se rompió. «Renuncias a toda relación personal conmigo», dejó ya claro Einstein en una carta de 1914, «no tienes que esperar ninguna ternura de mi parte ni hacer ninguna acusación contra mí». En el acuerdo de divorcio, le concedió el dinero del Premio Nobel, que él aún no había recibido.

Una fotografía de 1912: Albert Einstein y su primera esposa, también física, Mileva Maric.

– Higiene personal del científico

En 1933, Einstein, que era judío, rompió con la Alemania nazi y se fue a Estados Unidos. Antes, en Alemania, se casó con su prima segunda, Elsa Löwenthal. Ella criticó su higiene personal y le regaló un cepillo para el pelo. «Si te parezco desagradable”, le escribió él, «entonces busca a un amigo más apetecible al gusto femenino. Pero yo conservaré mi indolencia».

Su higiene no fue impedimento para que las mujeres lo cortejaran. En muchas de sus frecuentes giras de conferencias, Einstein mantuvo aventuras amorosas. Incluso en Berlín, como escribe el biógrafo de Einstein, Armin Hermann, además de su matrimonio con Elsa, tuvo una amante.

«Las mayores tensiones en el matrimonio fueron desencadenadas por los líos amorosos de Einstein», señala Hermann en el prólogo de las cartas de amor de Einstein. «Einstein se sentía fuertemente atraído por todo lo femenino», explica.

– Amor juvenil apasionado

Más adelante, quedó claro que la conexión de Einstein con su primera novia, Marie Winteler, fue algo más que un simple coqueteo juvenil. «Cuando leí tu carta, fue como si estuviera viendo cómo cavaban mi tumba”, escribió patéticamente, y añadió: «La poquita felicidad que me quedaba está destruida, lo único que queda es una desolada y obligada vida”.

La destinataria de estas frases era su antigua novia de la infancia, hija de la familia de acogida con la que Einstein vivió durante un año cuando era adolescente.

Estas cartas, que estuvieron mucho tiempo en el Museo Histórico de Berna antes de su publicación en 2018, muestran al genio como un romántico al que le gustaba el lenguaje pomposo: «Qué infinita felicidad es el sentimiento: somos una sola alma», o «El amor nos hace grandes y ricos, y ningún Dios puede arrebatárnoslo».

Las misivas de amor de Einstein muestran que el físico amaba la ciencia, la amistad y las mujeres. No sólo fue un genio universalmente admirado, sino también un hombre completamente normal. Las cartas de amor de Albert Einstein a Mileva Maric fueron adjudicadas por 500.000 euros el miércoles (11.12.2024) en la casa de subastas londinense Christie’s.

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Las otras treguas de Navidad…


cp
Un soldado alemán le enciende un cigarrillo a un británico durante la tregua navideña de 1914.

National Geographic(F.Cervera) — Aunque la famosa tregua del frente occidental en 1914 es la más conocida, hubo muchas otras ocasiones en las que ambos bandos acordaron un alto el fuego para celebrar juntos la Navidad.

Un alto en la guerra de los Cien Años

En 1418 ya hacía casi un siglo que ingleses y franceses se enfrentaban por el control de Francia cuando el rey Enrique V puso sitio a la ciudad de Ruan tras su espectacular victoria en Agincourt.

Defendida por cañones y 60 torres la ciudad era una presa formidable, por lo que Enrique decidió rendirla por hambre, cortando los accesos y provocando la expulsión de 12.000 ancianos, mujeres, niños y enfermos que fueron muriendo poco a poco de hambre.

Con la llegada del invierno la mayoría de estos refugiados pereció de frío al pie de la muralla, pero con la llegada de la Navidad el rey se apiadó de ellos, y acordó una tregua con los defensores para llevar comida a los mil supervivientes.

Ruan se rendiría al cabo de dos semanas poniendo así fin al atroz asedio.

Católicos y protestantes amigos por un día
Asedio de Haarlem, grabado publicado por Coenraet Decker, Amsterdam 1785

Católicos y protestantes amigos por un día

Un suceso parecido ocurrió en 1573 durante el asedio de Haarlem en los Países Bajos. Rodeada por los tercios de Enrique de Guzmán, la ciudad había resistido tenazmente a la artillería de Felipe II y alas privaciones gracias a una flotilla de naves que traían comida y municiones desde el exterior, pero en diciembre ambos bandos decidieron darse un respiro y acordar una tregua de dos días por Navidad.

Cuentan las fuentes que españoles y holandeses confraternizaron en tierra de nadie, jugando a las cartas y entonando villancicos, intercambiando comida y regalos en un improvisado mercado que se organizó frente a la plaza.

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Nochebuena, ilustración de Thomas Nast para la revista Harper’s Weekly, 1861

Norte y sur, en paz por las Fiestas

El siglo XIX estuvo marcado por constantes revoluciones y luchas civiles, pero de ellas ninguna tan sangrienta como la Guerra de Secesión, donde la creciente modernización del armamento convirtió los campos de batalla en un matadero.

Aún así era una lucha librada entre estadounidenses unidos por una cultura común, de manera que se produjeron muchas treguas extraoficiales en el día de Navidad.

Sirva de ejemplo el encuentro de dos patrullas enemigas en el Rappahannock el 25 de diciembre de 1863, las cuales en vez de liarse a tiros se encontraron en medio del río para intercambiar comida, tabaco y felicitarse las fiestas.

H  Grobet   Sie`ge de Paris (1870
El asedio de París, ilustración de H. Grobet para Historia de Francia, 1902

Villancicos en las trincheras

Siete años más tarde la guerra franco-prusiana había supuesto la caída del segundo imperio de Napoleón III y la invasión de Francia, cuya capital se encontraba cercada por las trincheras alemanas.

Los combates se sucedieron hasta la noche del 24, cuando los soldados se retiraron agotados a descansar, de pronto un centinela francés dejó su rifle y de manera espontánea se arrastró hasta la trinchera alemana, donde se puso a cantar “Nöel, Nöel, ha nacido el rey de Israel” ante los atónitos alemanes.

Sin que nadie le molestara volvió a su puesto, y entonces fue un alemán quién se acercó a la línea enemiga para cantar un villancico, uniéndosele las voces de ambos bandos, que esa noche olvidaron las armas para celebrar juntos la Navidad.

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Soldados americanos cerca de Amonines, Bélgica, en enero de 1945

Noche de paz

Aunque no tan famoso como la tregua de 1914 durante la Segunda Guerra Mundial se produjo un alto el fuego parecido durante la batalla de las Ardenas de 1944.

La última ofensiva alemana había fracasado y los aliados se abrían paso pro Alemania cuando el 24 de diciembre llamaron a la puerta de Fritz y Elisabeth Vincken cerca de Aquisgrán.

Al abrir madre e hijo se encontraron con una pareja de soldados americanos que llevaban a un camarada herido en busca de refugio, la familia les dejó entrar cuando al poco se presentó una escuadra alemana en la puerta.

Acoger al enemigo era un crimen castigado con la muerte, por lo que al principio los nazis se mostraron hostiles, sin embargo Elisabeth puso paz recordándoles que “esta noche es Navidad, olvidémonos de matar”, de modo que todos dejaron las armas en la puerta y celebraron una frugal cena navideña compartiendo las raciones que llevaban encima.

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La triste historia del niño que inspiró el personaje Peter Pan…


Barrie y Michael jugando como el capitán Garfio y Peter Pan en 1906

L.B.V.(J.Álvarez) — James Matthew Barrie ya era un escritor y dramaturgo muy conocido cuando el 27 de diciembre de 1904 estrenó su obra más famosa, Peter Pan, or The Boy Who Wouldn’t Grow Up («Peter Pan o el niño que no quería crecer»), que en 1911, dado el éxito que alcanzó, convirtió en una novela infantil titulada Peter Pan y Wendy.

El personaje se hizo muy popular y apareció en más cuentos, pasando luego a adaptaciones a musicales y cine, de las que la más famosa fue la de Walt Disney en 1953. Lo más curioso es que Peter Pan estaba basado alguien real, un amigo del autor llamado Michael Llewelyn Davies.

Barrie no había tenido una infancia feliz pese a nacer en el seno de una familia acomodada del pueblo de Kirriemuir, Escocia, en 1860.

Ello se debió a la muerte de su hermano mayor, David (la superficie congelada de un lago se hundió a su paso cuando patinaba sobre ella), que impactó emocionalmente a su madre con tanta gravedad que le ignoraba o le trataba despectivamente, mientras que el padre se mantenía al margen afectivo de los suyos, como era costumbre en la Inglaterra victoriana.

J.M. Barrie

Es posible que esta situación le afectase psicosomáticamente, pues experimentó un considerable retraso en el crecimiento -un paralelismo primigenio con Peter Pan- del que sólo se recuperó cuando se trasladó a Londres y empezó a escribir.

En realidad esa recuperación fue parcial, psicológica, pues el enanismo la acompañó toda la vida (no superaba el metro y medio de altura), lo que no fue óbice para que en 1894 llegara a casarse con una actriz llamada Mary Ansell.

La cosa no salió bien; según unos porque ella sólo quería su dinero, según otros porque él sólo buscaba la madre que no tuvo.

Se divorciaron en 1909, cuando ya habían roto al saberse que Mary tenía un amante.

Pero antes, en 1897, Barrie había conocido a un matrimonio formado por Arthur Llewelyn Davies y Sylvia du Maurier (cuya sobrina sería la célebre escritora Daphne du Maurier, autora de Los pájaros, nacida en 1907). Se dice que con Sylvia mantuvo un romance que quizá influyó también en el divorcio.

Michael LLewelyn Davies de adulto

Cuando se hizo amigo de ellos tenían tres hijos, George, John y Peter, de cuatro, tres y dos años respectivamente.

En 1900 llegó el cuarto, Michael y en 1903 un quinto, Nicholas. Barrie conectaría especialmente con el primogénito y con Michael, hasta el punto de que el nacimiento de este último lo reflejó en una novela fantástica titulada The little white bird (El pajarito blanco), también conocida en algunas versiones como Adventures in Kensington Gardens («Aventuras en los Jardines de Kensington»), en el que apareció Peter Pan por primera vez como un bebé capaz de volar gracias al polvo de hadas y a pensamientos maravillosos.

Para ser exactos, Peter Pan, sublimación de la etapa más feliz de la infancia de Barrie (la anterior a la muerte de David), era una combinación de Michael y George con el nombre del tercer hermano.

De hecho, tras el triunfal estreno de The Boy Who Would not Grow Up, que vino seguido de una enfermedad de Michael que llevó a Barrie a montar una espectacular función para él en su propio hogar con la colaboración de otros amigos, el escritor escocés empezó a escribir una secuela sobre un hermano de Peter Pan que se llamaba precisamente Michael, aunque al final optó por juntar el texto con el anterior al pasar la obra teatral a novela.

En 1907 falleció Arthur y Sylvia le siguió tres años más tarde, de manera que los niños fueron adoptados por Barrie. Esto estrechó aún más los vínculos afectivos y es inevitable identificar a los Llewelyn Davies en la familia del personaje de Wendy.

Cuando también murió George en 1915, durante la Primera Guerra Mundial, el escritor y el joven pasaron a ser como uña y carne.

Davies estudió en Eton, desde donde mantuvo correspondencia diaria con su mentor, al que llamaba Tío Jim, ya que no se adaptó bien al alejamiento y las pesadillas que tenía desde niño se agudizaron.

No obstante, logró sobreponerse, hizo amistades y se convirtió en un alumno brillante, especialmente dotado para la poesía y el arte.

Rupert Buxton en 1920

Eso le abrió las puertas de las universidades de Oxford y París, donde se formó en artes.

En la ciudad inglesa se hizo amigo inseparable de Rupert Buxton, hijo de un magistrado aristócrata, que también componía versos y la gustaban las artes escénicas.

Al parecer, Buxton fue la única amistad de Michael con quien Barrie congenió; otro amigo, Robert Boothby, que luego sería político del Partido Conservador, confirmaría décadas después aquello a lo que apuntaban los rumores: que la relación entre los dos jóvenes era de naturaleza homosexual.

Hablaba con conocimiento de causa porque él también lo era y además, como amigo íntimo de Michael, desveló que éste ya había tenido relaciones anteriormente con otro estudiante llamado Roger Senhouse.

Asimismo, describió la relación del joven con Barrie como «morbosa» e «insana», aunque descartando cualquier matiz sexual en ella. Nicholas, el menor de los Llewelyn Davies, también negó que su padre adoptivo hubiera hecho jamás algo inapropiado con ellos.

Sin embargo, la de Michael y Buxton era otra cosa hasta el punto de que se apunta a ella precisamente como desencadenante del trágico final de ambos.

Ocurrió el 19 de mayo de 1921 en un lugar conocido como Sandford Lasher, un rincón del Támesis cercano al muelle de Sandord Lock, no lejos de Oxford, donde el río alcanza entre seis y nueve metros de profundidad.

Los dos se ahogaron mientras se bañaban, originando muchas especulaciones sobre las fatales circunstancias.

La noticia del ahogamiento en la prensa

Sandford Lasher forma una especie de embalse de aguas aparentemente tranquilas pero que estaban consideradas peligrosas por la corriente, tal como advertían varios carteles del entorno porque ya se habían producido desgracias con anterioridad e incluso se erigió un monumento en su memoria.

Los dos jóvenes, por lo visto, hicieron caso omiso de las señales y se metieron, aún cuando Michael no era buen nadador.

Algunos testigos declararon haber visto cómo Buxton nadaba hacia su amigo, aparentemente para intentar ayudarlo; no obstante, también dijo que no apreció movimientos violentos, como suele pasar cuando se intenta salvar a alguien de un ahogamiento.

El hecho de que los cadáveres se recuperasen abrazados -alguna fuente hasta especificó que atados, aunque el forense lo desmintió- hizo sospechar que habían pactado un suicidio juntos, si bien la falta de pruebas concretas llevó a que el informe final sólo hablase de accidente.

Sin embargo, Boothby sí consideró la posibilidad de que la muerte de Michael fuera deliberada -no tanto la de Buxton- mientras que los hermanos Lewellyn Davies también admitieron que era una hipótesis plausible.

La estatua de Peter Pan en los Jardines de Kensington

Otro que creyó en ella fue Barrie, que se sintió desolado. Moriría de neumonía en 1937, legando su patrimonio a su secretaria Cynthia Asquith excepto los derechos de las obras en que salía Peter Pan, que donó al Great Ormond Street Hospital de Londres, el primer centro sanitario infantil de la historia de Inglaterra, fundado en 1852.

Años más tarde Peter, no Pan sino el hermano de Michael que le dio nombre, publicaría un libro titulado Morgue que incluía buena parte de la correspondencia de Barrie y aclaraba más sobre su relación con la familia. Peter se suicidó poco después arrojándose al paso de un tren.

De toda esta historia quedan hoy las obras de Barrie, mil veces adaptadas a todo tipo de géneros, y la famosa estatua de Peter Pan que decora, cómo no, los Jardines de Kensington, exactamente en el mismo sitio donde vio a los niños Llewelyn Davies por primera vez.

Se erigió en 1912, de noche para que a la mañana siguiente fuera una sorpresa, pero la que se llevó Barrie fue negativa. Él estaba informado, por supuesto, pero pensaba que el escultor George Frampton iba a usar las fotos de Michael que le había facilitado y al final resultó que prefirió recurrir a otro niño como modelo.

El escritor quedó decepcionado y manifestó que la figura no mostraba «al diablo que hay en Peter».

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10 curiosidades sobre la tumba de Tutankamón…


Las primeras imágenes de la tumba de Tutankamón en Egipto tras una década  de trabajos de restauración - BBC News Mundo

National Geographic(S.Alcalde) — El descubrimiento en 1922 de la tumba de Tutankamón fue uno de los mayores logros de la arqueología mundial. ¿Por qué fue tan relevante? ¿Dónde se encontraba enterrado el joven faraón? ¿De qué estaba compuesto su ajuar funerario? He aquí algunas de las claves.

En noviembre de 1922, el arqueólogo Howard Carter dio con el que sería el descubrimiento arqueológico del siglo: había encontrado la tumba de Tutankamón después de años de excavaciones infructuosas.

Se topó fortuitamente con una escalera enterrada que conducía a los primeros escalones de una tumba que, por suerte, no había sido saqueada como sí había ocurrido con muchas otras durante cientos de años antes. Cuando accedió a la cámara funeraria, encendió una vela para ver lo que contenía.

Su compañero Lord Carnarvon preguntó con impaciencia: «¿Ve algo?», y Carter respondió: «Sí. Es maravilloso». Un trono de oro, estatuas doradas, criaturas fantásticas… se encontraba delante de un tesoro inédito en la historia de la arqueología. Encontraron un sepulcro prácticamente intacto que contenía más de 5.000 objetos.

Valle de los Reyes

. Tutankamón en el Valle de los Reyes

El joven faraón descansaba en el denominado Valle de los Reyes, una necrópolis construida en un wadi situado en las cercanías de Luxor, en la orilla occidental del Nilo.

Allí, durante quinientos años, entre 1552 y 1069 a.C., gobernaron las dinastías XVIII, XIX y XX, un período conocido como Imperio Nuevo. Los antiguos egipcios lo llamaban “El Gran Lugar”, aunque también se refirieron a él como “El Gran Campo”, “La Bella Escalera del Oeste”.

Para los antiguos egipcios se trataba de un lugar sagrado desde el que se podía llegar al Más Allá. 

Estructura de la tumba

. Estructura de la tumba de Tutankamón

En el Valle de los Reyes se han encontrado más de 60 de tumbas reales, entre ellas la de la reina Hatshepsut, una de las pocas mujeres que alcanzó el rango de faraón en el Antiguo Egipto. También fueron enterrados Tutmosis I y II, Amenhotep II III, la reina Tyi, así como los faraones Ramsés I, II, III, IV, V, VI, VII, IX y X. 

El diseño de la tumba de Tutankamón es típico de los reyes de la XVIII dinastía. A la entrada se encuentra un tramo de escaleras que conduce a un corto pasillo de ocho metros de longitud que conecta con el hipogeo. La primera sala es la antecámara, donde se encontraron muchos de los objetos destinados a acompañar al joven faraón a la otra vida.

De esta sala parte un anexo, y una abertura que conduce hacia la cámara funeraria y la cámara del tesoro. Hace años que se especula sobre la posible existencia de dos cámaras ocultas, pero hasta ahora no se ha podido demostrar.  La longitud de la tumba es de 30,79 metros, con una superficie de 109,83 m2.

Pinturas murales

. Pinturas murales

La decoración de su cámara funeraria incluye coloridas imágenes de los rituales realizados en honor del soberano. Destaca la escena representada en la pared norte. En ella, a modo de guía para orientarse en el más allá, aparecen siete figuras divividas en tres escenas separadas.

De derecha e izquierda, la primera de ellas representa el “ritual de apertura de la boca”, en el que el sucesor del joven rey, Ay, aparece vestido con ropa de sacerdote sosteniendo un instrumento especial. En la escena central, Tutankamón, vestido como rey viviente, es recibido por Nut, la diosa del cielo, mientras que en la escena final, el faraón y su ka, o fuerza vital, abrazan a Osiris. 

Las escenas ilustradas en el muro oeste describen el viaje de Ra, el dios del Sol, en su barca solar rumbo al Más Allá. En la escena superior aparece la barca solar y el escarabajo Jepri, que representa al dios solar, acompañado de cinco deidades. En la escena inferior aparecen doce babuinos en cuclillas, que se cree representan las doce horas nocturnas que deberá pasar el joven faraón en su viaje hacia el Más Allá.

. Estatuas a tamaño natural

Una de las escenas que más sorprendió a Carter cuando entró en la antecámara de la tumba de Tutankamón fueron dos figuras de tamaño natural que flanqueaban la cámara funeraria del joven rey como si de dos centinelas se tratasen. Representaban al propio Tutankamón, y ejercían de centinelas de la cámara funeraria del joven rey.

Además, servían como recipientes para que su ka, o fuerza vital, pudiera habitarlos en la otra vida. Ambas son similares, pues se representan de pie, con la pierna izquierda avanzada. Tutankamón aparece ataviado con un collar ancho sobre el pecho. En las manos portan muñequeras y brazaletes, y van vestidas con un faldellín que les llega hasta las rodillas. 

Triple ataúd

. Triple ataúd de la tumba de Tutankamón

Debajo de cinco capillas doradas dispuestas una sobre la otra se encontraba un enorme sarcófago tallado en un único bloque de cuarcita que contenía tres ataúdes en forma de momia.

En todos ellos, el joven faraón aparece con el báculo y el mayal, símbolos del poder real. Carter se sorprendió al encontrar el segundo ataúd, al que bautizó como «el más espléndido ejemplo del antiguo arte de fabricación de ataúdes jamás visto».

El tercero, cubierto de sudarios y guirnaldas de flores, estaba hecho de oro macizo. En su interior se encontraba el cuerpo momificado del joven faraón, cuyo rostro quedaba cubierto con una máscara funeraria de oro y lapislázuli.

Trono de oro

. Trono de oro

El trono de oro de Tutankamón (réplica, en la imagen), se encontraba entre los objetos más bellos acumulados en la antecámara del joven rey. La pieza mide 104 centímetros de alto, 53 de ancho y 59 de profundidad, y se construyó ensamblando trozos de madera que recubrieron con tonos dorados, vidrio coloreado e incrustaciones de piedras semipreciosas.

La escena representa al joven faraón acompañado de su esposa, la reina Anjesenamón.

Máscara funeraria

. La máscara funeraria de Tutankamón

Una de las piezas más representativas de la tumba de Tutankamón es su máscara funeraria, fabricada en oro, vidrio y piedras semipreciosas.  La obra maestra también simboliza la riqueza de la XVIII dinastía de Egipto (siglos XVI a XIII a.C.).

En ella se aprecia el tocado Nemes (una tela funeraria a rayas se usaba para representar a los faraones difuntos), además de las diosas Nejbet y Uadyet, representadas como un buitre y una cobra, que protegían a Tutankamón en su sepulcro.

La barba postiza estaba fijada a la máscara con un tubo de oro que se había impregnado con un pegamento natural: cera de abejas. 

Joyas

. Joyas

En la tumba fueron descubiertas unas 200 joyas pertenecientes al joven faraón, entre las que se encontraban cuentas, brazaletes, anillos, amuletos y collares, todo ello confeccionado con las combinaciones de materiales más preciados del momento, lo que daba una idea de la opulencia del joven rey.

Animales

. Animales

En la antecámara también se encontraron varias cabezas de animales, entre las que destaca esta imagen de un leopardo con el cartucho del joven rey incrustando entre los ojos. Iba acompañada de una tela que imitaba la piel del felino.

Los animales estaban presentes en todos los ámbitos de la vida cotidiana de los antiguos egipcios, especialmente en el religioso, pues eran considerados representaciones terrenales de los dioses. Era muy frecuente, pues, que fueran usados como ofrendas o exvotos. 

Maldición de Tutankamón

. Maldición de Tutankamón

Poco después del descubrimiento de la tumba de Tutankamón tuvieron lugar una serie de muertes que alimentaron la creencia de aquellos que habían osado profanar la tumba del rey se enfrentaban a una suerte de maldición oculta.

El finado más famoso era el propio Lord Carnarvon, el mecenas que financió la excavación, quien falleció a causa de una infección provocada por una picadura de mosquito.

No fue el único, fallecieron también el encargado de dar el último golpe al muro desde el que se accedía a la cámara funeraria, donde se encontraba el sarcófago, el hermano de Carnarvon, e incluso Archibald Douglas Reid, quien radiografió la tumba del joven rey.

Investigaciones recientes han concluido que una de las posibles explicaciones podría ser la dispersión de microorganismos que habían permanecido dormidos durante todo este tiempo, entre ellos hongos de la especie Aspergillus, cuyas esporas pueden permanecer activas durante miles de años. 

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El códice Voynich, el manuscrito más extraño del mundo…


La primera noticia de la existencia del Voynich data de 1580, cuando el emperador Rodolfo II de Habsburgo, muy interesado en las ciencias ocultas, la magia y las rarezas de todo tipo, lo adquirió por la elevada suma de 600 ducados a los ingleses John Dee –un mago que decía comunicarse con los ángeles mediante unas piedras– y Edward Kelley, un embaucador.

National Geographic(J.L.Corral) — Cuando hace más de 4.700 años se inventó el lenguaje escrito, los seres humanos fueron capaces de transmitir mensajes complejos mediante letras y signos. Pero también introdujeron códigos secretos y claves para encriptar textos de contenido religioso, político, diplomático o militar, cuyo desciframiento sólo conocían los iniciados.

Todas las civilizaciones han practicado estas técnicas, desde los sumerios a los griegos, los romanos, los mongoles, el Imperio español y, por supuesto, todos los países en el último siglo, especialmente en tiempos de guerra.

Los manuscritos y textos cifrados que se conservan son muchos, y todos han sido descifrados con relativa facilidad analizando sus códigos, en general bastante simples. Con una excepción. Existe un códice cuyo contenido nadie ha sido capaz de desvelar: el Voynich, el manuscrito más extraño del mundo. O al menos no del todo.

En la actualidad, el Voynich se guarda en la Biblioteca Beinecke de libros y manuscritos raros de la Universidad de Yale. 

Escrito sobre vitela (pergamino fino), con un total de 232 páginas (faltan algunas y hay otras desplegables), de 22 por 15 centímetros de formato y 5 de grosor, este códice contiene centenares de dibujos y 37.919 palabras con 25 letras o caracteres distintos, pero carece de autor, título, fecha y capítulos.

Los análisis mediante carbono 14 han permitido datar la elaboración del pergamino entre los años 1404 y 1434. La letra es del tipo cursiva humanística en caracteres latinos, usada en Europa occidental entre mediados del siglo XV y comienzos del XVI.

Huido de Rusia por motivos políticos, el polaco Wilfrid Voynich (bajo estas líneas) se trasladó a Inglaterra, donde después de muchas penurias se hizo un nombre como tratante de libros raros. Estaba convencido de que el códice Voynich encerraba conocimientos alquímicos que revolucionarían la ciencia moderna cuando pudiera descifrarse.

¿De dónde viene el manuscrito Voynich?

La primera noticia de la existencia del Voynich data de 1580, cuando el emperador Rodolfo II de Habsburgo, muy interesado en las ciencias ocultas, la magia y las rarezas de todo tipo, lo adquirió por la elevada suma de 600 ducados a los ingleses John Dee –un mago que decía comunicarse con los ángeles mediante unas piedras– y Edward Kelley, un embaucador.

En el siglo XVII el manuscrito pasó por varias manos hasta quedar depositado en el convento franciscano de Mondragone, en Italia, donde en 1912 lo compró el tratante de antigüedades Wilfrid Voynich, de quien toma el nombre. En 1931, su viuda lo vendió a un anticuario neoyorquino, Hans Peter Kraus, que no consiguió revenderlo y terminó regalándolo a la Universidad de Yale en 1969.

Intentos de descifrarlo

Desde el siglo XVI, muchos investigadores han tratado de descifrar el Voynich. Lo intentaron en el siglo XVII el alquimista Jacobus Horcicky de Tepenecz, el bibliotecario imperial Georg Barsche y el profesor de la Universidad de Praga Johannes Marcus Marci. Se envió al jesuita Athanasius Kircher, famoso por sus intentos de descrifrar los jeroglíficos del antiguo Egipto, pero aquél no respondió al reto.

La transcripción de un pasaje del libro que John Dee y Edward Kelley (arriba) regalaron a Rodolfo II ofrece el siguiente resultado: se osam ceetosas qopercetos detetiosus opercetios cetocperetus conllodam ollcet ollcetcius ollcetcius qoceretosas e ocilletosus e oter sauter olletosus ollos ollecetosus os e oter un conllcetius sais llotes oclletos cetollcetus llos cetotes e cetius olletiollos.

Ya en el siglo XX, el profesor Willian R. Newbold, de la Universidad de Pensilvania, intentó descifrarlo en 1921, e incluso llegó a trastornarse por ello. Lo analizaron expertos estadounidenses en gliptografía (estudio de las inscripciones sobre piedra) aplicando algunas técnicas experimentadas en la segunda guerra mundial, y filólogos profesionales y aficionados. Todos fracasaron.

Para intentar descifrarlo se han aplicado técnicas tradicionales, como sustituir una letra por otra o asignarles un valor numérico, pero sin resultado coherente. Se han usado tarjetas perforadas, ya conocidas en 1500 por Girolamo Cardano, y programas de ordenador, que han dado lugar a cientos de miles de combinaciones posibles, también sin resultado.

Si se trata de un libro encriptado, sus claves son tan intrincadas que nadie ha conseguido descifrarlas. Por eso se ha sugerido que está escrito en un lenguaje oculto no conocido, al que se ha dado nombre: el voynichés.

Y según se desprende de las ilustraciones, el texto contendría relatos esotéricos sobre ritos ocultos; y los dibujos de plantas, astros y mujeres serían símbolos alquímicos.

Algunas propuestas de interpretación del manuscrito han sido realmente estrambóticas. Se atribuyó su autoría al monje inglés Roger Bacon, pero Bacon vivió en el siglo XIII y el Voynich se ha datado en el XV.

Se ha especulado que lo escribieron los cátaros; que es una adaptación de un texto ucraniano con letras latinas; que es obra de Leonardo da Vinci, pues parece escrito por un zurdo –Leonardo lo era– y contiene elementos propios del Renacimiento italiano; que lo escribió el arquitecto Filarete a mediados del siglo XV, pues aparece la traza de un edificio similar a la torre del castillo Sforzesco de Milán, que Filarete levantó, y unos dibujos que recuerdan a los tubos de desagüe que este arquitecto diseñó para el Hospital Mayor milanés.

El último de estos intentos parece haber conseguido ciertos adelantos al respecto. Greg Kondrak, un profesor de ciencias de la computación, y Bradley Hauer, un estudiante de postgrado, ambos de la Universidad de Alberta (Canadá), están usando la inteligencia artificial para descifrar el Manuscrito Voynich. Y han descubierto que el hebreo es la lengua de escritura más probable.

En el manuscrito Voynich aparecen una serie de diagramas circulares zodiacales o astrológicos, grupos de mujeres desnudas bañándose en piscinas, más imágenes astronómicas, una sección «farmacológica»…

El libro misterioso

Sin embargo, hasta este momento, ante la aparente incoherencia del Voynich se ha sugerido que se trata de una broma o una estafa.

Se ha especulado que fue el propio John Dee, mago, matemático y aficionado al ocultismo, quien hacia 1580 lo creó junto a su socio Edward Kelley, que ya había sido procesado en Inglaterra por falsificar documentos; en suma, que se trataba de un timo para engañar al emperador Rodolfo II y sacarle una buena cantidad de dinero.

Ante la imposibilidad de traducir su contenido, Gordon Rugg, profesor de Psicología de la Universidad de Reading, insistió en 2000 en la teoría del fraude. Pero la tesis presenta un problema: el manuscrito ya existía un siglo antes de que Edward Kelley lo hubiera podido falsificar. Y si se trataba de una broma, el autor se tomó muchas molestias.

En resumen, aunque sí se han hecho ciertos adelantos al respecto, el Voynich no tiene traducción alguna en ningún idioma conocido, ni se ha hallado la clave que haga posible su comprensión, si es que existe.

Además, la disposición de lo escrito no responde a las normas que rigen la estructura semántica de cualquier idioma: muchas palabras se repiten, en ocasiones hasta tres veces en la misma línea y quince en la misma página (por ejemplo «ollcet, ollcetcius, ollcetcius…»).

En cambio, sí respeta algunas normas formales, como que está escrito de izquierda a derecha, aunque carece de signos de puntuación –algunos párrafos van precedidos de estrellas y asteriscos–. 

El texto también cumple la llamada ley de Zipf, que señala que «en las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional al número de veces que aparecen».

Quizás el mayor misterio gráfico que presenta es que parece escrito por una sola mano, con trazo fluido y seguro, letras homogéneas y muy regulares, prácticamente idénticas, sin un solo error, algo extraordinario en un manuscrito. ¿Se escribió usando una plantilla o un sistema de matrices para trazar letras y palabras? El enigma quizá nunca se resuelva.

El manuscrito Voynich se divide en varias «secciones» según el tipo de ilustraciones que aparecen en cada página. La más extensa es la primera, un «herbario» en el que se reproducen diversos tipos de plantas. Las plantas dibujadas son tan enigmáticas como el texto que las acompaña, pues no se han podido identificar con ninguna especie real.

Ante la aparente incoherencia del Voynich se ha sugerido que se trata de una broma o una estafa. Se ha especulado que fue el propio John Dee, mago, matemático y aficionado al ocultismo, quien hacia 1580 lo creó junto a su socio Edward Kelley, que ya había sido procesado en Inglaterra por falsificar documentos.

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Por qué el Jesús del arte nunca se pareció al de la Biblia


El Grafito de Alexámenos, grabado en la pared de una escuela romana, es el retrato de Jesús más antiguo que se conoce.
El Grafito de Alexámenos, grabado en la pared de una escuela romana, es el retrato de Jesús más antiguo que se conoce.

JotDown(E.J.Rodríguez) — Incluso quienes somos ateos aceptamos que durante siglos el arte europeo giró en su mayor parte alrededor de la mitología cristiana. Esto, me permito añadir, nunca debería alejar del arte cristiano a quienes no se consideran religiosos, al contrario.

El arte fue muchas veces el equivalente de nuestras televisiones, radios y periódicos. Imperios y religiones lo usaban para comunicarse con los humildes.

Así, viendo cómo se representaba gráficamente determinadas ideas, podemos entender mejor a aquellos pueblos en los que la historiografía escrita era un lujo reservado para una minoría de individuos con formación, mientras la mayoría analfabeta obtenía sus conocimientos de la tradición oral o de las esculturas y pinturas que representaban conocimientos y creencias básicas.

Uno de los aspectos que me han llamado siempre la atención es la representación de la figura central de la religión que dominó Europa durante tanto tiempo. Jesús de Nazaret es un misterio como figura histórica; la información que tenemos sobre él proviene sobre todo de los Evangelios, textos que para cualquier no creyente resultan imposibles de admitir como verosímiles en su totalidad, debido a la elevada carga de sucesos mágicos que contiene la narración.

Incluso la parte biográfica más convencional puede estar sujeta, como poco, a la duda razonable. Algunos llegan más lejos y sospechan que no existió Jesús, o que no existió un Jesús parecido al de los Evangelios. Sin embargo, el objeto de este artículo no es discutir estos asuntos.

Al revés: pongámonos en la piel de los creyentes de otro tiempo y demos por buenos los textos evangélicos en su totalidad; solamente así podremos entender la evolución del arte cristiano, porque estaba dirigido a ellos.

En la Biblia, salvando la narración de algunas apariciones místicas en las que es descrito con rasgos sobrenaturales, no se dice una sola palabra sobre el aspecto físico de Jesús de Nazaret, el hombre. No sabemos cómo era.

Así pues, el ejercicio de contemplar cómo se lo pintaba o esculpía en cada época es como realizar un enorme experimento de proyección social; podemos detectar con claridad los cambios en las vidas y circunstancias de los creyentes en un determinado periodo histórico con solo mirar los retratos de Jesús característicos de ese tiempo. Seamos religiosos o no, el rostro de Jesús fue con mucha frecuencia un certero resumen del estado de cosas en Europa.

"El Pez de la Vida", alegoría de Jesús de Nazaret en una lápida funeraria romana.
«El Pez de la Vida», alegoría de Jesús de Nazaret en una lápida funeraria romana.

  • Por qué no había representaciones de Jesús en el cristianismo primitivo

El cristianismo de los siglos I y II no produjo representaciones gráficas de Jesús. La tradición eclesiástica solía achacar esto a la clandestinidad en que vivían los cristianos por causa de la persecución romana, pero la explicación no es del todo certera.

El cristianismo surgió en Judea, se expandió rápidamente por el Mediterráneo oriental y fue importado a la propia ciudad de Roma por pequeños grupos de creyentes. Roma, como la moderna Nueva York, recibía a gentes de todas partes, así que no es raro que el nuevo culto llegase a la ciudad muy pocos años después de la fecha tradicional en que se sitúa la muerte de Jesús.

 La sociedad romana, en general, percibió a los primeros cristianos de manera ambivalente. Muchos los veían como gentes oscurantistas y sectarias. Generaban habladurías muy parecidas a las que, en plena Edad Media, terminaría vertiendo la Europa cristiana sobre los judíos; por ejemplo, que sus ritos secretos ocultaban prácticas sexuales inmorales o sacrificios sangrientos.

Había romanos conservadores que se sentían disgustados por el desdén que los cristianos demostraban hacia la tradición pagana, la cual conllevaba respeto por ceremoniales públicos e instituciones civiles muy arraigadas en el Imperio. Pero los cristianos, si bien mal vistos por muchos, no hacían nada ilegal.

Es cierto que durante los dos primeros siglos de nuestra era los cristianos fueron víctimas de ocasionales pogromos a nivel local, aunque estos rara vez fueron impulsados por autoridades imperiales de alto rango. En realidad, en aquellos dos siglos la persecución imperial no fue tal.

Ni siquiera en el año 64, cuando Nerón culpó a los seguidores de Jesús del incendio de Roma tal como narraba el historiador romano Tácito, se produjo una persecución generalizada en todo el Imperio sino limitada a la propia ciudad.

Los cristianos podían constituir una fácil cabeza de turco en determinadas ocasiones, pero eran pocos y casi siempre procedían de capas pobres de la sociedad. La suya no era, ni mucho menos, la única religión exótica que había ganado seguidores con rapidez. En los siglos I y II la existencia del cristianismo preocupó bien poco al sistema político romano.

Pez eucarístico, pintado en unas catacumbas romanas durante el siglo II (imagen: DP)
Pez eucarístico, pintado en unas catacumbas romanas durante el siglo II.

El que los cristianos primitivos no produjesen retratos de Jesús no era producto de una persecución generalizada que no existió, sino que se debía más bien a los prejuicios que tenían contra la confección de imágenes religiosas, prejuicios que habían heredado del judaísmo.

El cristianismo había nacido como una secta judía que se desviaba de la ortodoxia en lo tocante al Mesías, pero que había tomado casi todo su cuerpo moral del judaísmo.

De hecho, terminaría incluyendo la Torá entre su propia colección de libros sagrados, la Biblia. La prohibición de imágenes era tan importante en la tradición judía que se contaba entre los diez mandamientos bíblicos; el texto (judío y cristiano) del Éxodo dicta que «no harás imagen de ti, ni de lo que está arriba en el cielo, ni en la tierra, ni en las aguas que hay debajo de la tierra».

Los cristianos primitivos, pues, no pintaban a Jesús porque hacer tal cosa constituía un pecado. Dado que la palabra griega ΙΧΘΥΣ, «pez», podía ser usada como acrónimo de «Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador», les bastaba con representar a Jesús de manera simbólica, con un pez esquemático.

  • Una pintada en una escuela

Por lo anterior, no debería sorprender que la representación figurativa más antigua de Jesús que conocemos no fuese obra de sus seguidores sino de sus detractores. El llamado «grafito de Alexámenos» fue grabado en el muro de una escuela romana antes del siglo III. Descubierto en 1857, causó considerable sorpresa porque para cualquier observador cristiano era una imagen abiertamente blasfema.

Aparecían dos figuras; una estaba de pie ante un crucificado que tenía cabeza de asno, y una frase en griego describía así la escena: «Alexámenos adorando a su dios» (el grafito está en Roma, pero recordemos que el griego era la lengua culta preferida para la educación). Aunque no se menciona el nombre de Jesús, es fácil deducir que se pretendía insultar a Alexámenos —tal vez un alumno de aquella escuela, tal vez un profesor— debido a sus creencias cristianas.

Del grafito de Alexámenos se pueden deducir varias cosas. Una, que los cristianos de las dos primeras centurias eran objeto de burla pero, salvando los ocasionales roces a nivel local, formaban parte de la sociedad romana de manera abierta, no clandestina. Y que también había cristianos adinerados. Una escuela no era un lugar al que acudiesen los hijos de los romanos más desfavorecidos y mucho menos los practicantes de una religión prohibida.

También se puede deducir que la cruz pudo conllevar connotaciones insultantes cuando era mencionada por quienes se burlaban de los cristianos. La crucifixión era un castigo muy cruel y humillante que los romanos reservaban para los peores criminales, así como para los considerados enemigos del Imperio, o los esclavos, los extranjeros, etc.

El grafito de Alexámenos nos da a entender que representar a Jesús en la cruz era una forma de recalcar la naturaleza vergonzosa de su muerte.

Es posible que durante los primeros siglos de cristianismo la representación gráfica de Jesús en la cruz fuese considerada de mal gusto por al menos una parte de sus seguidores, sobre todo los de cultura romana, incluso sabiendo que la crucifixión era un episodio central del relato evangélico y de la teología cristiana desde el principio.

Buen Pastor
Dos imágenes de Jesús el buen pastor, con atavío típicamente romano, como era pintado en las catacumbas del siglo III.

  • Un Jesús con túnica romana

A partir del siglo III, el éxito del cristianismo entre los más humildes empezó a extenderse también a estratos más acomodados y fue esto lo que introdujo la figura de Jesús en el arte. El mandamiento bíblico que prohibía las imágenes empezó a ser ignorado por los nuevos cristianos de buena posición que, siguiendo las costumbres romanas, deseaban tener imágenes religiosas en sus templos, en sus casas o en sus tumbas.

De forma paralela, cuando el cristianismo empezó a extenderse a estos sectores ricos e influyentes fue cuando de verdad empezó a ser percibido como una amenaza para la estabilidad del Imperio. Aquí sí, algunos emperadores llegaron a promulgar persecuciones oficiales que incluyeron detenciones en masa, torturas y ejecuciones de seguidores del Cristo.

Esto produjo la gran paradoja de que fue en una época deº intensa persecución cuando aparecieron las primeras representaciones visuales de Jesús, y no a la inversa. La tradicional explicación de la ausencia de imágenes debida a la clandestinidad no encaja bien con los hechos.

Es más, casi parece un proceso inevitable el que, conforme la nueva religión se extendía por el Imperio, fuese adaptándose a usos paganos como la confección de imaginería religiosa, prohibida expresamente en la Biblia. Distinta cuestión era la de cómo retratar a Jesús.

Dado que ni los Evangelios ni la tradición oral describían sus rasgos físicos, cada creyente lo imaginaba de acuerdo a su propia idiosincrasia. Aun manteniendo la esencia judía en lo teológico y moral, el cristianismo adquirió en lo artístico formas muy romanizadas.

De hecho, visualmente hablando, fue el Imperio romano el que le dio a Jesús muchos de los elementos de la imagen que hoy asociamos con su figura… aunque en las imágenes más antiguas pueda producir justo la impresión contraria.

Jesús curando a un paralítico. Siglo III. (Imagen: DP)
Jesús curando a un paralítico. Siglo III.

Durante el siglo III se lo representaba con la imagen de un ciudadano romano prototípico. Es decir, bien afeitado, con el cabello corto y vistiendo togas, túnicas o capas de corte latino. Esto puede sorprendernos hoy, pero para aquellos cristianos tenía sentido, pues Jesús había nacido y crecido dentro del Imperio.

Se sabía por los Evangelios que había sido un judío sin ciudadanía romana —de ahí la reticencia de Poncio Pilatos a juzgarlo bajo la ley imperial— pero esto no impedía que lo imaginaran con aquellos ropajes, algo que no era impensable entre los pueblos sometidos al Imperio, entre los que abundaban los individuos romanizados que no eran ciudadanos de pleno derecho pero sí adoptaban las costumbres correspondientes, incluyendo la vestimenta.

Predominaban en aquella época las escenas biográficas que lo mostraban como un maestro en plena labor evangélica. Aparecía sobre todo en el papel del «buen pastor», acompañado de ovejas que representaban a los discípulos y del gallo que representaba a san Pedro, o bien portando un cordero en sus hombros.

También se lo representaba realizando milagros y, en ocasiones, recibiendo el bautismo. Sus ropas rara vez eran suntuosas. Esa imagen humilde ofrecía consuelo a los atribulados cristianos de la época, pero además era fiel a lo que los creyentes podían aprender en los Evangelios (o al menos en tres de ellos), donde Jesús era descrito como un hombre con buena educación, que había estudiado en la sinagoga, pero también como un τέκτων, esto es, un artesano.

Jesús había sido un carpintero que por decisión de Dios —o por ser él mismo de condición divina, que no todos los cristianos se ponían de acuerdo en esto— se había convertido en el ansiado Mesías, el rabí que finalmente guiaba a su rebaño hacia la salvación. Los cristianos primitivos veían en aquel benéfico maestro de sencilla vestimenta a alguien muy distinto del poder imperial al que encontraban opresivo y cruel.

Cabe suponer que muchos romanos pobres se convirtieron al cristianismo porque Jesús era una figura cercana y bondadosa que no tenía relación alguna con las corruptas clases dirigentes del Imperio.

Como nota curiosa, muchos judíos de facciones ortodoxas rechazaron el cristianismo debido precisamente a la humildad de Jesús, ya que no podían concebir que el Mesías, en lugar de ser un rey poderoso como habían anunciado las Escrituras, fuese un don nadie al que los romanos habían detenido y ejecutado como a un delincuente.

Domitila

  • El Cristo como emperador

Las persecuciones del siglo III no impidieron que el cristianismo fuese cada vez más popular. Sus promesas de recompensas ultraterrenas tocaban la fibra de amplias capas de la población, muy necesitadas de sentido.

Pese a todo el poder y grandeza del Imperio, la mayoría de los romanos nunca había dejado de ser pobre y cualquiera podía convertirse al cristianismo solo con desearlo (mientras que el judaísmo más ortodoxo, por ejemplo, planteaba requisitos como la circuncisión o las limitaciones alimenticias, que desde luego alejaban a muchos posibles conversos).

En el ejército romano, que por entonces ponía y quitaba emperadores, había muchos extranjeros y soldados de origen humilde; el rápido avance del cristianismo en los campamentos militares iba a tener un papel decisivo, tanto o más que la conversión de parte de la aristocracia romana, a la hora de conseguir que los emperadores dejasen de perseguir aquella fe.

En el año 313, el emperador Constantino promulgó el Edicto de Milán para legalizar el cristianismo. Esto no hizo sino disparar todavía más el éxito del culto a Jesús. En el 380, el emperador Teodosio se hizo bautizar, atribulado por una grave enfermedad, y decidió que el cristianismo iba a ser la nueva religión del Estado.

El Imperio romano no solo abandonó la religión olímpìca tradicional, sino que la misma, como cualquier otro culto pagano, sería proscrita. Cuando en su testamento Teodosio repartió el Imperio entre sus dos hijos, todo el territorio era ya oficialmente cristiano.

El centro geográfico de la cristiandad, esto apenas sorprende, quedó fijado en Roma, pese a que Jesús jamás había pisado aquella ciudad. Más importante aún, la Iglesia se jerarquizó imitando usos administrativos del Imperio y en lo alto de esa jerarquía, como simbólico emperador todopoderoso, iba a estar Cristo.

Traditio Legis: Jesús entregando la ley a sus discípulos. Sarcófago del siglo IV.
Traditio Legis: Jesús entregando la ley a sus discípulos. Sarcófago del siglo IV.

Aquel proceso de oficialización y equiparación del cristianismo con el poder imperial tuvo un efecto inmediato sobre la representación artística de Jesús. Hasta entonces había aparecido como un romano de aspecto común, enfatizando el origen proletario explicitado en los Evangelios y su cercanía a las clases desfavorecidas. A partir del siglo IV, sin embargo, empezó a ser retratado como una figura mayestática.

Se lo pintaba y esculpía de pie sobre un pedestal, flanqueado por columnas, o sentado en un trono y rodeado por la mandorla, un marco oval con forma de almendra que recalcaba su majestad. En imágenes como las denominadas Traditio Legis aparecía pareciendo un monarca que entrega la ley divina a sus discípulos, representados como súbditos. En estas Traditio Legis todavía era común ver a Jesús afeitado y con el cabello corto, pero ahora se parecía más a los césares.

De hecho se lo empezó a representar con togas y capas propias de las clases dirigentes. En ocasiones incluso lucía el uniforme de general de las legiones. También se añadía un halo luminoso en torno a su cabeza para recalcar su naturaleza divina, ahora normativa pero todavía polémica (la Iglesia estaba en plena lucha contra el arrianismo, que afirmaba que Jesús era hijo de Dios, pero no Dios mismo).

En cualquier caso, Jesús ya no se limitaba a ser el pastor de las clases humildes. Ahora era el rey de reyes. Esto es, el verdadero emperador.

Las dos nuevas mitades del Imperio sufrirían destinos muy distintos. La parte occidental empezó a derrumbarse bajo el empuje de los bárbaros y también por efecto de su propia descomposición interna. La parte oriental, más helénica, perduró durante siglos como el Imperio bizantino.

En cualquier caso, el cristianismo iba a ser la religión de Estado en las dos, aunque con características cada vez más distintivas en ambos lados de la frontera. En cualquier caso, por decisión de los romanos, Europa iba a ser cristiana. Y por ende lo sería gran parte del arte europeo.

Jesús con barba y cabello largo, en unas catacumbas. Siglos IV-V.
Jesús con barba y cabello largo, en unas catacumbas. Siglos IV-V.
  • La barba y el cabello largo

El cristianismo original fue una mera desviación de la tradición judía, pero al extenderse por Roma también asimiló mucho de la filosofía griega, convenientemente reinterpretada y validada por san Agustínsan Jerónimo y otros padres de la Iglesia, sobre todo durante los siglos IV y V. Así, las ideas de diversos filósofos paganos, ideas heredadas por Roma, fueron incorporadas en el cada vez más complejo y enrevesado cuerpo teológico del cristianismo oficial.

Tuvo particular importancia el platonismo, que resultaba idóneo para justificar la división entre un mundo terrenal pecaminoso y un mundo celestial divino e inmaculado. Jesús, pues, se convirtió no solamente en emperador celeste sino también en centro de toda filosofía verdadera.

Por ello, y sobre todo en la mitad oriental del Imperio, empezó a aparecer con una imagen más helenizada, llevando barba al modo de aquellos filósofos griegos cuyas efigies habían sido tantas veces reproducidas en el Imperio y que los romanos tanto habían admirado.

Al principio de esta tendencia, además, ese cabello largo solía ser ondulado para imitar las imágenes de dioses paganos como Júpiter o Zeus. Esto debió de hacer más fácil la transición generalizada del paganismo al cristianismo, que requería que el pueblo llano asimilase a Jesús con la imagen tradicional del dios más poderoso. Así pues, de la mezcla entre filósofos y dioses paganos nació la imagen de Jesús como solemos concebirla hoy, con barba y cabello largo.

Con esta nueva imagen, combinación entre maestro filosófico, emperador y ser supremo celestial, se volvieron habituales escenas que acentuaban su divinidad. Por ejemplo, las imágenes de la transfiguración, transformación del Jesús humano en ente divino ante la mirada de algunos discípulos.

La corriente alcanzó su pináculo en el Cristo Pantocrátor, una expresión que significa «el que gobierna sobre todas las cosas» o «el todopoderoso». Este modelo llegaría a convertirse en universal en el Imperio bizantino, aunque los primeros pantocrátores se perdieron por causa de la furiosa corriente iconoclasta de los siglos VIII y IX, cuando algunos emperadores bizantinos pretendieron revivir la prohibición bíblica de fabricar imágenes y ordenaron la destrucción de los iconos religiosos.

Como consecuencia, la mayoría de los pantocrátores que conocemos son posteriores, aunque alguno de los antiguos sí sobrevivió.

El más antiguo conocido estaba en el monasterio del Sinaí (hoy llamado Santa Catalina) y se libró de la destrucción gracias a su remota ubicación desértica. Cumple todos los cánones de un pantocrátor ideal: luce barba y el cabello largo; una de sus manos está en gesto de enseñanza al modo de los grandes filósofos, mientras la otra sostiene un ejemplar de la Biblia tan profusamente ornamentado como lo estaría la pieza de un tesoro imperial. Su cabeza aparece rodeada por un halo que denota su naturaleza divina.

Sin embargo, sorprende por dos razones. Una es su cuidadísima elaboración, que por su naturalismo recuerda más a los cristos del Renacimiento que a muchos pantocrátores elaborados más tarde, durante el resto de la Edad Media. Y otra, porque su rostro está dividido en dos mitades, una con expresión dócil en representación del Jesús humano, el buen pastor, y otra con expresión más severa, la del Jesús divino que reina sobre todo lo conocido. Esta división del rostro en dos partes fue imitada en ocasiones, aunque no era la norma.

El Pantocrátor fue una representación muy estable. Seis siglos separan estas imágenes: el Pantocrátor del Sinaí (siglo VI, izquierda) y un mosaico de Hagia Sofía (siglo XII, derecha).
El pantocrátor fue una representación muy estable. Seis siglos separan estas imágenes: el pantocrátor del Sinaí (siglo VI, izquierda) y un mosaico de Hagia Sofía (siglo XII, derecha).

  • Jesús, varón de raza blanca

La adopción del cristianismo por el Imperio romano también certificó la representación de Jesús como varón blanco europeo. Ya hemos dicho que la tradición apostólica no decía nada sobre sus rasgos físicos. Según los Evangelios, fue un judío de Galilea que en lo físico no poseía ninguna característica distintiva que los narradores considerasen digna de hacer notar,.

Además provenía de una larga estirpe judía, así que debió de ser un semita prototípico, con un aspecto bastante similar al de los actuales palestinos. Sin embargo, esta visión hubiese chocado con la mentalidad imperial romana. Los romanos, que habían gobernado Europa, Asia y África, se consideraban superiores a los demás pueblos en todo, con la sola excepción de los griegos, a quienes concedían la superioridad intelectual.

No resulta extraño, pues, que el nuevo Jesús del arte, mezcla del poder romano y la sabiduría griega, pareciese haber nacido en el sur de Europa y no en Judea. Era blanco, de nariz recta o aguileña, con el cabello lacio y castaño. No se lo pintaba con piel oscura, ni con nariz redondeada, ni con cabello negro o rizado.

Tampoco aparecía rubio o pelirrojo, como algunos bárbaros europeos lo eran. De hecho, en las más antiguas representaciones romanas de Cristo rara vez se lo pintaba con ojos azules, verdes o grises (esto vendría más tarde) sino oscuros, como era común entre los romanos y los griegos. Desde un punto de vista propagandístico, los romanos no le hubiesen encontrado sentido al retrato de un rey de reyes que perteneciese a un pueblo inferior, ya fuese un semita o un bárbaro del norte.

Esto sucedía a despecho de que, según las propias Escrituras, Jesús había pertenecido a una raza extranjera sometida.

Algunos cristianos, desde aquella época, han intentado desmentir el más que evidente origen pagano del cabello largo y la barba del Jesús pictórico. Usando la lógica y la lectura de las Escrituras se debía llegar a la conclusión de que Jesús había llevado el cabello corto, como era costumbre entre los judíos del siglo primero, considerándose indecoroso lo contrario (pudo, eso sí, llevar barba).

Para explicar esta discrepancia recordaban que ciertos judíos, los nazareos, tomaban votos temporales durante largos periodos de meditación, dejando de cortarse el cabello hasta que retornaban a la vida normal. Afirmaban que Jesús habría sido un nazareo durante su periodo de predicación evangélica y que por tanto hubiese podido lucir pelo largo. Pero esto chocaba con la idea de que Jesús era básicamente respetuoso con las leyes judías.

Por ejemplo, un nazareo que siguiera la ley judía se abstendría de beber vino, cosa que Jesús sí hizo durante su prédica, como describen los propios Evangelios. Así, resulta improbable que Jesús hubiese lucido melena mientras compartía vino con sus discípulos. Cabe decir, sin embargo, que cualquier contradicción entre lo que se pudiese deducir de los Evangelios y el aspecto físico del Jesús pictórico importaba poco a los creyentes.

De hecho, estas discrepancias no han sido una preocupación hasta tiempos muy recientes, cuando incluso observadores cristianos han hecho notar que Jesús no debió de tener un aspecto europeo. Con todo, la imagen ya está tan asumida que quizá se necesiten siglos para revertirla. Incluso hoy, en cine o televisión cuesta encontrar una película que retrate a Jesús como un semita de piel oscura y con un corto e hirsuto cabello negro.

Primera representación narrativa conocida de la crucifixión, c. 430. (Imagen: British Museum)
Primera representación narrativa conocida de la crucifixión, marfil tallado en Roma sobre el año 430.

  • Finalmente, Jesús en la cruz

A partir del siglo V se hicieron también comunes las representaciones de la crucifixión. Puede parecer que esto chocaba con la nueva idea de un Jesús imperial, poderoso e intocable, pero además de responder a necesidades teológicas, había buenos motivos para que a los cristianos la crucifixión ya no les resultase una visión tan desagradable.

Para empezar, ese método de ejecución había sido abolido cien años antes por Constantino, quien además afirmó haber descubierto fragmentos de la cruz en la que Jesús había muerto, convirtiendo lo que había sido un horrible instrumento de tortura en una reliquia venerable. Después de Constantino, las connotaciones despectivas y vergonzantes que los cristianos más sensibles pudieran asociar a una pintura con la crucifixión desaparecieron.

Además, la adopción de la crucifixión por el arte cristiano se hizo de manera gradual. Las primeras se parecían poco a las que podemos ver hoy en procesiones o en muchas parroquias católicas. A veces se veía a Jesús sosteniendo la cruz a modo de bastón o cetro, dado que era el emperador del mundo.

Pero incluso cuando se lo pintaba crucificado mantenía una actitud mayestática, pese a la desesperación descrita en los Evangelios («Padre, ¿por qué me has abandonado?»), siendo la escena poco sangrienta, si es que lo era en absoluto.

En algunas representaciones de la crufixión se lo pintaba vistiendo túnicas propias de un rey, aunque no era lo más habitual y debió de resultar poco verosímil incluso para los cristianos de aquella época; no había pasado tanto tiempo como para que la sociedad romana olvidase que los crucificados siempre habían sido ejecutados en completa desnudez.

Así pues, era más habitual representar a un Jesús casi desnudo, aunque con un paño en la cintura por cuestiones de pudor (aun así, en futuras pinturas medievales que describían su bautismo sí aparecería completamente desnudo).

En cualquier caso, y exceptuando los periodos iconoclastas, la imaginería religiosa de origen pagano se había establecido ya como un ingrediente fundamental del cristianismo, como tantas otras cosas que no procedían de las fuentes judías o evangélicas. Esto no resulta sorprendente; lo mismo había hecho la antigua religión romana durante siglos: absorber y adoptar como propios elementos externos.

El cristianismo, sin embargo, empezó a mostrar una mayor tendencia a apropiarse del contenido mientras proscribía los continentes. Un buen ejemplo lo constituyó la Academia de Atenas, una de las instituciones culturales más importantes de la antigüedad. Había sido inaugurada nada menos que por Platón, como decimos uno de los filósofos que, siendo anterior a Jesús, más influyeron en el cristianismo.

Durante novecientos años, la Academia había funcionado de manera ininterrumpida, con la aureola de magnificencia intelectual que podemos suponerle, pero eso no impidió que fuese clausurada por orden del emperador bizantino Justiniano en el siglo VI. ¿El motivo? La Academia, aferrada a su propia tradición, continuaba siendo pagana en mitad de un entorno cristiano.

Crucifixión en una iglesia de Georgia, siglo XII.
Crucifixión en una iglesia de Georgia, siglo XII.
  • La representación del sufrimiento

Tras la caída del Imperio romano occidental, el cristianismo hubo de hacer frente a varios sucesos importantes, unos más traumáticos que otros. Las invasiones germánicas cambiaron la faz política de Europa occidental, aunque en lo religioso terminaron aumentando el poder eclesiástico, ya que los bárbaros eran fácilmente convertidos al culto del Mesías.

No sucedía lo mismo con los musulmanes que invadieron España; aunque su avance fue detenido en Francia, también hicieron incursiones en regiones de Italia, colonizando algunas, y la Iglesia no podía dejar de considerar a estos nuevos invasores una terrible amenaza porque, al contrario que los bárbaros del norte, los musulmanes no se dejaban convertir.

Por otra parte, la Iglesia se dividió en el año 1054, cuando las tensiones entre jerarcas religiosos de occidente y oriente condujeron al primer gran cisma del cristianismo europeo.

Eran estos grandes acontecimientos sin duda, pero aun así, durante algunos siglos el arte cristiano tuvo poco motivo para cambiar. Seguía reflejando a un Jesucristo como emperador de una Iglesia (o dos Iglesias, tras el cisma) que aspiraba al poder mundano tanto como a la gestión de lo divino. El Jesús de la pintura se hizo cada vez más homogéneo: la barba y el cabello largo prevalecieron, decayendo la costumbre de representarlo como a un romano.

La mayestática presencia de los pantocrátores seguía siendo la norma. Como toda novedad, sobre todo en occidente, empezaron a verse imágenes de un Cristo con ojos claros e incluso a veces con el cabello rubio. Esto, claro está, respondía al nuevo predominio de los pueblos bárbaros.

El cambio, no obstante, tenía que llegar aunque fuese de forma gradual. Los europeos de la mitad occidental ya no recordaban lo que suponía ser ciudadanos de una superpotencia global que había tenido instituciones civiles tan sólidas e infraestructuras tan espectaculares como para unir bajo un solo gobierno a pueblos de tres continentes.

El feudalismo, la atomización de la Europa occidental en señoríos dispersos, convirtió el Imperio romano en un vago recuerdo. Las antiguas vías romanas que formaban aquella asombrosa red de comunicaciones que no tendría parangón durante muchos siglos, quedaron abandonadas y sin uso.

Crucifixión anónima del siglo XV. (IImagen: DP)
Crucifixión anónima del siglo XV.

El mundo de los cristianos occidentales se hizo más pequeño. Ahora apenas veían más allá de la aldea o la comarca. Esto, por una parte, provocó que la Iglesia aspirase más que nunca a hacerse con el dominio de los asuntos mundanos, ya que los nuevos reinos o imperios rara vez tenían gran poder, y de tenerlo no solían perdurar en el tiempo. Solamente la Iglesia permanecía.

De forma paradójica, en las pequeñas comunidades feudales el catolicismo se hizo más cercano al pueblo, aunque no siempre para bien, y a partir de los siglos XII y XIII, una parte de la Iglesia entendió que se necesitaba un cambio de mensaje. Ese cambio se produjo sobre todo a través de la actitud de algunas órdenes monásticas, pero también, aunque de manera todavía tímida, de las representaciones artísticas.

Algunos Cristos crucificados empezaron a mostrar signos de sufrimiento: eran pintados con la cabeza gacha, el cuerpo flácido y una actitud que denotaba agotamiento, dolor o incluso la inconsciencia de la muerte física. La cruz dejó de ser mostrada como un icono suntuoso, volviendo a ser un simple madero, y los personajes que rodeaban a Jesús —su madre, María Magdalena, etc.— podían aparecer desconsolados.

La influencia gótica, sobre todo, contrastaba con la ortodoxia bizantina. Con todo, esta humanización de Jesús aún no era completa y se iba a necesitar todo un siglo de tribulaciones para modificar por completo los usos pictóricos y escultóricos.

El siglo XIV sacudió Europa con calamidades terribles: hambrunas, guerras y la apocalíptica peste bubónica. La visión pictórica de Jesús terminaría reflejando estos sucesos. Empezaron a abundar imágenes como el Ecce Homo, el Jesús torturado y vilipendiado por los soldados romanos, o escenas de la Pasión cada vez más centradas en el sufrimiento de las últimas horas de su vida.

No pocas veces las crucifixiones mostraban sangre y heridas de forma explícita. Las autoridades católicas y ortodoxas conocían bien la importancia del arte como un medio para comunicarse con una base social mayoritariamente analfabeta y desconocedora del latín, lengua en la que todavía se oficiaban las ceremonias cristianas y se transcribían las Escrituras.

Lo que se viese en las pinturas y esculturas era lo que los cristianos de a pie iban a entender sobre su religión. En una Europa como la del siglo XIV, azotada por la más tenebrosa de las épocas que hubiese vivido el continente, había que enviar un inequívoco mensaje de compasión.

Jesús ya no podía ser solo un emperador inaccesible, sino también el Dios encarnado que decidió sufrir en su propio cuerpo los padecimientos que ahora también sufrían los cristianos. Había que darle protagonismo a la pasión y muerte de Jesucristo. Ahora se lo podía ver sangrando, vestido con maltrechos paños y llevando la corona de espinas que, como burla, le habían encasquetado los soldados romanos.

Esto era fundamental para que los cristianos aceptasen y, si podían, entendiesen la terrorífica ola de calamidades que asolaba el continente sin terminar cayendo en la apostasía. La Iglesia estaba diciendo: vosotros sufrís, pero Cristo sufrió y sufre con vosotros. El frío y distante Pantocrátor no podía servir ya en una Europa que había experimentado la peste negra.

A grandes rasgos, y con la evolución hacia el arte barroco, esto terminaba de perfilar la imagen artística de Jesús como la concebimos hoy. El resultado de todo este proceso histórico nos dejó un Jesús de raza blanca, piel clara, cabello largo castaño… nada que encaje con un judío palestino del siglo I.

A veces lo vemos vestido con harapos y clavado a una cruz con expresión de dolor y desesperación, cuando no muerto en brazos de su madre, como culminación de la tradición artística occidental. Y a veces, como herencia de la tradición bizantina, lo vemos como un ser espiritual que nos mira con serenidad y realiza un gesto de enseñanza o de bendición.

Solamente en tiempos recientes, cuando vivimos en una sociedad más globalizada donde ha ganado cierto peso el concepto de mezcolanza cultural, nos hemos atrevido a representar, aunque más como hipótesis que en el arte propiamente dicho, a un Jesús semita de piel oscura.

nuestras charlas nocturnas.


Canciones con historia: «Amazing Grace»…


aretha franklin
Aretha Franklin.

JotDown(E.deGorgot) — El 17 de junio de 2015, un terrorista entró en una iglesia de la ciudad de Charleston, en Carolina del Sur. Impulsado por su ideología racista y dispuesto a provocar una guerra civil entre blancos y negros —aquella iglesia era frecuentada por miembros de la comunidad negra local—, vació el cargador de su pistola sobre los asistentes.

Nueve de ellos murieron. Entre las víctimas estaba Clementa Carlos Pinckney, senador estatal y relevante miembro del Partido Demócrata, que trabajaba en la campaña electoral de la candidata presidencial Hillary Clinton. El ataque, por descontado, conmocionó a la nación por su brutalidad, y la muerte de un respetado político le añadió un extra de resonancia mediática.

En el multitudinario funeral por la memoria de Pinckney, celebrado en la cancha de baloncesto de la universidad de Charleston, participó el entonces presidente Barack Obama. Si vieron los noticiarios en aquellos días, recordarán el momento en el que Obama empezó a cantar un himno religioso.

En España puede sorprender esta actitud en un funeral, pero hablamos de una canción que la comunidad negra asocia a la esperanza y la alegría, incluso en los peores momentos y ante la propia muerte. De ahí las sonrisas que lucieron de inmediato quienes compartían el estrado con él.

El que todo un presidente entone una canción durante un acto que casi tenía carácter de funeral de Estado es algo que no sucedería aquí, pero que tiene mucho sentido en los Estados Unidos. «Amazing Grace» es uno de los himnos religiosos más relevantes de todos los tiempos y seguramente el más importante en aquel país. Una canción, hay que decir, que no es americana. Proviene del Reino Unido, donde es también una pieza muy popular. Pero no es lo mismo.

En los Estados Unidos ha alcanzado categoría de hito cultural de primer orden. Es un estándar musical recurrente, pero esto sucede también con otros temas del góspel o de la música folclórica; lo que distingue «Amazing Grace» de cualquier otra canción es que tiene una significación especial para diversos grupos étnicos.

Para la comunidad negra es una canción emblemática. Muchos artistas afroamericanos la han grabado en disco o la han interpretado sobre los escenarios, y siempre con un cuidado especial. El texto de la canción, para ellos, expresa la progresiva superación de todos los agravios que han sufrido, y todavía sufren, en muchos ámbitos. ¿Lo más chocante? Que ese texto fue escrito por un inglés blanco que, para más inri, fue traficante de esclavos.

Aunque esto contiene menos ironía de lo que pueda parecer a primera vista, desde luego llama la atención. Pero hay más: este hecho es quizá menos conocido, pero «Amazing Grace» se ha convertido también en el himno nacional de los indios cherokee, lo cual, como es fácil de deducir, también tiene una historia detrás.

Viajemos al siglo XVIII para conocer a John Newton, un personaje cuya biografía es digna de alguna novela de Robert Louis Stevenson o Joseph Conrad. El autor de la canción cristiana más importante del mundo anglosajón fue, al menos durante su juventud, cualquier cosa excepto un individuo beatífico.

De hecho, era toda una pieza, un vividor sobre el que alguien debería rodar una película o una miniserie; de momento, ya le han dedicado un musical en Broadway, así que cabe esperar que HBO o Netflix recojan el guante. John Newton nació en Londres en 1725. Se crio en una familia burguesa y puritana; su madre, Elizabeth, murió cuando él tenía siete años y le transmitió unas enseñanzas religiosas que él, según sus propias palabras, tardó décadas en tomarse en serio.

Su padre, también llamado John Newton, era capitán de la marina mercante; con la esperanza de que continuase su camino y terminase también capitaneando un barco, se lo llevó consigo de grumete a muy temprana edad, recién cumplidos los once años. La disciplina era muy rígida, la vida en un buque precaria, y el trabajo de marinero raso muy duro, propio de gente muy pobre que no tenía mejores perspectivas en tierra firme, pero John contaba con la ventaja de estar tutelado por su padre.

Para llegar a capitán había que provenir de una buena posición social, pues el puesto requería estudios y contactos, y la oficialidad estaba plagada de hijos de familias adineradas que habían recibido una educación exquisita. Así, John podía empezar a aprender desde abajo y convertirse en aspirante a oficial apenas terminada la adolescencia. Ese era, al menos, el plan paterno.

El joven John, pues, creció en el mar. Sin embargo, para disgusto de su progenitor, comenzó a mostrar una fuerte personalidad marcada por la rebeldía y una conducta desordenada muy impropia del hijo de un capitán. El chaval se estaba pareciendo más a los marineros de origen proletario que a su propia familia, así que su padre, para intentar domarlo, lo devolvió a tierra y lo ingresó en un internado. Esa medida, en el siglo XVIII, no era poca cosa.

El castigo físico era la norma en las escuelas británicas, como ilustraba un elocuente refrán de la época: «Los ingleses quieren más a sus perros que a sus hijos». La situación era aún peor en los internados, y John se vio sometido a un duro régimen que incluía palizas y toda clase de maltratos; un régimen cuya severidad tal vez excedía lo que su padre había pretendido.

Lo único que le permitió sobrellevar aquello fue su habilidad para el aprendizaje de las lenguas clásicas, un talento que atrajo la atención de uno de sus tutores y le supuso un cierto nivel de protección frente a la violencia indiscriminada del resto del profesorado.

El paso de John por aquella escuela carcelaria duró solamente dos años, los únicos en los que recibió algún tipo de educación reglamentada durante su infancia y primera juventud, algo insólito para un muchacho de su estrato socioeconómico.

Al finalizar aquel agobiante periodo escolar, volvió a navegar junto a su padre. Pocas cosas habían cambiado. Su actitud seguía siendo la misma, o peor. El capitán Newton, no sabiendo muy bien qué hacer con su insurrecto retoño, depositó sus esperanzas en una posible carrera administrativa.

Usando sus contactos, convenció al director de una plantación de caña en Jamaica para que tomase a John como aprendiz. Aquella hubiese sido una salida profesional con buenas perspectivas y muy apropiada para su posición social pues, de llegar a administrador de la explotación azucarera, podía ganar mucho dinero.

Pero él no parecía pensar igual. Cuando faltaban pocos días para zarpar hacia el Caribe, John visitó a unos parientes lejanos de su madre, cuya casa quedaba de camino al puerto. Una de las hijas de la familia, Mary Catlett, a la que todos llamaban «Polly», le provocó una honda impresión. Polly era casi tres años menor, pero John decidió que iba a ser la mujer de su vida.

Sin avisar a su padre, prolongó su estancia en la casa… mientras el barco con rumbo a Jamaica levaba anclas sin él, haciendo añicos la posibilidad de conseguir su prometedor empleo. Suponemos que cuando su padre recibió la noticia debió de sentirse atónito y furioso. Pero también se rindió a la evidencia: su hijo no quería ser oficial, ni tampoco comerciante. Como ya se había jubilado, habló con sus conocidos y lo colocó en otro buque mercante.

El chaval ya no gozaría del privilegio de ser el hijo del capitán, lo que justificaba cierta esperanza de que tuviese que someterse a la dura disciplina marinera y que eso le hiciese madurar con rapidez. Tal vez, con el tiempo, John entendería que era preferible la vida más cómoda de un capitán a las penurias propias de un marinero raso. Pero tampoco esto funcionó. Pronto destacó por ser uno de los tripulantes más descontrolados, aficionado a la bebida y la juerga.

También destacaba por su apoteósico uso de las blasfemias. Era tan, tan malhablado, que uno de sus capitanes diría que nunca había escuchado a otro marinero soltar tantas y tan variadas maldiciones de manera tan continuada. Imaginen las barbaridades que John tenía que soltar por su boca para conseguir asombrar ¡a un capitán de barco del siglo XVIII! Eso sí, no había dejado de ser un romántico.

La pizpireta Polly seguía ocupando su corazoncito. Al finalizar uno de sus viajes, su padre le había concertado una importante entrevista como último intento de que obtuviese un puesto más acorde a lo que se esperaba de su estatus social, pero John se fue a visitar a su chica y sencillamente ignoró que tenía aquel compromiso profesional, al que no se dignó presentarse.

Su padre, exasperado, decidió que había tenido suficiente. Volvió a usar sus contactos para colocar a su hijo en un oficio que lo disciplinase, pero esta vez no se anduvo con bromas: pidió a la Royal Navy que expidiese una «requisición» a nombre de su hijo.

La requisición, una orden forzosa de reclutamiento que solía emplearse en tiempos de guerra para obligar a los marineros mercantes a engrosar las tripulaciones de los navíos militares, no podía ser evitada, pues las autoridades no necesitaban justificación ni cabía recurso alguno. John, al recibir el fatídico documento, entendió que no tenía escapatoria.

Se vio obligado a zarpar en el HMS Harwich, un buque de cincuenta cañones. Ahora era militar y, al menos sobre el papel, se habían acabado las tonterías.

John Newton | Biography, Conversion, Hymns, Abolition, & Facts | Britannica
 John Newton

 

Era uno de los marineros más jóvenes del Harwich, pues acababa de cumplir los diecinueve, pero llevaba ya seis años navegando y ese experiencia fue valorada, por lo que se le otorgó un puesto de confianza. En un buque de guerra ya no cabía hacer el gamberro y John trabajó bien mientras estuvo en el puesto, pero claro, no tardó en meterse en problemas.

Durante una escala en Londres, pidió un permiso de veinticuatro horas para ir a visitar a su novia. Como de costumbre, se pasó varios días junto a ella, haciendo caso omiso al plazo establecido. En el barco se preguntaban qué demonios le había pasado. Cuando por fin regresó, solamente el buen servicio que había prestado le evitó un castigo severo.

Pero hubo más. John supo que el HMS Harwich iba a realizar una misión en la India, lo cual significaba que pasaría cinco años sin retornar a Inglaterra. ¡Todo un lustro sin ver a su enamorada! Aquello era algo que no podía asimilar. Antes de zarpar, el capitán lo puso al mando de un bote para recoger pertrechos del puerto y John, aprovechando la ocasión, decidió que iba a desertar.

Se escabulló en los muelles y trató de escapar, pero el capitán envió a los marines en su busca —los buques de la Royal Navy solían llevar soldados armados a bordo—, y estos no tardaron en localizarlo y traerlo de vuelta. Una vez en cubierta, lo ataron a un poste y le propinaron varias docenas de latigazos ante la mirada del resto de la tripulación.

Hundido, el joven Newton supo que ya no podría evitar el viaje de cinco años y llegó a contemplar la posibilidad de asesinar a su capitán, aunque finalmente entró en razón y se contuvo, porque aquello lo hubiese llevado directo a la horca. Al final, sin embargo, la suerte estuvo de su lado.

Se libró del viaje gracias a una inesperada carambola: un acuerdo entre la Royal Navy y una empresa comercial, por el cual el HMS Harwich iba a transferir parte de la tripulación a un barco mercante. John rogó a su capitán que lo incluyese entre los hombres que iban a cambiar de nave.

El capitán, quizá ponderando si merecía la pena aguantar las estupideces de Newton durante los cinco años del periplo asiático, le concedió ese deseo. De este modo, John abandonó la Royal Navy y volvió a la flota civil. Imaginamos que su padre, al saberlo, debió de tirarse de los pelos una vez más.

Su nuevo buque se llamaba Pegasus y se dedicaba a un negocio muy siniestro, pero que en aquellos tiempos no todo el mundo veía con malos ojos: el tráfico de esclavos en África. El buque compraba personas en la costa africana, las llevaba a Estados Unidos y las intercambiaba por mercancías que después vendía en Europa.

Como cabe imaginar, la catadura moral de la tripulación distaba de ser ejemplar, pero incluso así se las arregló John para poner a todo el mundo de los nervios. Su comportamiento se volvió a ser imprevisible: bebía aún más, se mostraba pendenciero y con demasiada querencia por las bromas pesadas, y su lenguaje atroz e irreverente seguía arqueando cejas incluso en marineros crecidos en los peores barrios.

Debía de ser un jovenzuelo insoportable porque, harto de él, su capitán lo encadenó en la misma bodega donde viajaban los infortunados esclavos. Después, al hacer escala en Sierra Leona, vendió a John a Amos Clowe, el traficante que conseguía los esclavos para el buque. Clowe pensó que aquel joven inglés sería un buen regalo para su esposa africana, Peye, princesa de una etnia local.

La mujer estaba acostumbrada a los lujos y no veía con malos ojos el inhumano negocio de su marido europeo; de hecho, poseía unos cuantos esclavos tan negros como ella, a los que trataba bastante mal. Newton se convirtió en siervo de la princesa Peye, y aunque cuenta la leyenda que fueron amantes, eso no le sirvió para evitar los crueles caprichos de su nueva dueña.

A sus veintitrés años, John Newton, un inglés de buena familia, era el sirviente de una princesa africana. Fue el peor momento de su vida; llegó a pensar que nunca saldría de allí.

En Inglaterra, su padre empezó a preocuparse por la ausencia de noticias. Indagando en el mundillo marinero, no tardó en averiguar que John ya no formaba parte de la tripulación del Pegasus, y se temió lo peor. Envió a un capitán amigo a buscar a John; lo encontró y lo rescató tras año y medio de cautiverio.

El viaje de vuelta a Inglaterra, sin embargo, guardaba nuevas sorpresas. Frente a las costas de Irlanda, una terrorífica tormenta —como aquellas que habían diezmado la Armada Invencible sigo y medio atrás— sorprendió al buque mientras la tripulación dormía. Horrorizados, los marineros vieron un agujero en el casco: el buque se estaba inundando.

Aquello suponía una muerte segura. John Newton, desesperado, se acordó de Dios por primera vez desde su infancia, y le rogó que le salvase la vida. De repente, una ola sacudió el buque con tal fuerza que parte del cargamento se volcó y, milagrosamente, quedó encajado en la vía de agua con tan buena suerte que la nave pudo sobrevivir a la tempestad.

John decidió que Dios le había escuchado. Pensó que era hora de convertirse en un devoto cristiano, como su madre le había enseñado.

John Newton's "Amazing Grace" - sung by Elvis Presley - YouTube

Aunque era más fácil decirlo que hacerlo; una vez en tierra, resultó que su conversión no era tan profunda como lo había pensado al contemplar la muerte ante sus ojos, y aunque se apuntó a una congregación evangélica, él mismo reconocería que por entonces seguía sin ser un verdadero creyente y que su religiosidad necesitó años para convertirse en algo sólido.

Eso sí, había empezado a madurar lo bastante como para aceptar, por fin, que su padre le buscase un puesto como oficial que ahora parecía dispuesto a ejercer como una persona adulta. ¿El problema? Que el puesto era en un barco esclavista. Y John, pese a haber experimentado en carne propia el horror de ser encadenado y vendido como sirviente, no parecía ver nada malo en ello.

Décadas después recordaría que era un «despiadado hombre de negocios», y que el trato inhumano que se les daba a los esclavos le parecía algo normal. De hecho, llegó a ser capitán de un barco esclavista. En el cristianismo de la época, al menos en Inglaterra, no había ningún precepto contra la esclavitud; la Biblia la sanciona en algún que otro pasaje, y el tráfico de seres humanos estaba generalmente aceptado.

Había, eso sí, una parte de la sociedad inglesa que empezaba a contemplar ese negocio con aprensión (y eso que no conocían los detalles) pero para John era una buena fuente de ingresos. Cuando tuvo que dejar de navegar a causa de una apoplejía sufrida a edad bastante temprana, veintinueve años, continuó relacionado con el tráfico de esclavos como inversionista.

Los años pasaron y su visión del mundo empezó a cambiar, no obstante. Se casó con su amada Polly, y adoptó como hijas a dos sobrinas que habían quedado huérfanas. Empezó a involucrarse cada vez más en su congregación, hasta el punto de estudiar griego para poder leer los Evangelios en su lengua original, y hebreo y sirio, para comprender mejor el Antiguo Testamento. Llevaba una vida ordenada y se había convertido en un hombre culto. Terminó siendo ordenado como pastor protestante.

Aceptó un puesto de predicador en una tranquila comunidad rural. El que en otro tiempo había sido un bocazas bebedor y gamberro, empezó a atraer multitudes con su oratoria, que según parece, era verdaderamente conmovedora. Su iglesia pronto tuvo que preparar bancadas de más para atraer a todos los que querían escuchar a John Newton. Algo muy creíble, si uno atiende a las magníficas letras de los himnos que empezó a escribir por aquellos tiempos.

Por entonces ya había renunciado a su participación en el tráfico de esclavos, aunque lo hizo de manera discreta y sin pronunciarse en público sobre ello. Ocultó su pasado como esclavista durante buena parte de su vida. Pocas personas de su entorno conocían ese hecho, y él, más avergonzado cuanto más entendía que la esclavitud era una atrocidad, evitaba recordar aquel periodo de su juventud.

Entretanto, publicó un libro de himnos titulado Olney Hymns, con canciones escritas por él y algunos otros, entre ellos su amigo, el poeta William Cowper. Allí apareció la letra de «Amazing Grace» por primera vez. La intención de Newton era la de componer himnos con un lenguaje sencillo que la gente de campo pudiera entender y sentir como propio.

Al contrario que algunos otros escritores de himnos de la época, Newton no intentaba imitar la solemnidad bíblica mediante símbolos grandilocuentes, sino encontrar palabras con las que cualquiera pudiera identificarse:

«Asombrosa Gracia, ¡qué dulce el sonido!, que salvó a un desgraciado como yo. Estuve perdido, pero ahora me he encontrado. Estuve ciego, pero ahora puedo ver».

Como sucede siempre con los grandes letristas, Newton consiguió que cada persona pudiera adaptar el himno a sus propias circunstancias; para los cristianos evangélicos, sobre todo, el concepto de conversión, o «renacer», era similar al de recuperar la vista tras un periodo de oscuridad.

El propio Newton, que ya era un individuo admirado por su entorno, entendía mejor que nadie el proceso de cambio que experimentaban muchos creyentes en su madurez. Eso sí, la íntima vergüenza por su pasado esclavista continuó atormentándolo.

JOHN NEWTON: El comerciante de esclavos rescatado

No fue hasta pasados los sesenta años de edad, siendo ya un respetadísimo pastor y un exitoso escritor de himnos, cuando decidió publicar un librillo —menos de cuarenta páginas— titulado Pensamientos sobre el tráfico de esclavos en África.

Escrito tres décadas después de subir por última vez a un barco, el libro hacía una tétrica descripción de todo lo que había visto de primera mano y exponía la verdad sobre la conducta del hombre blanco en el continente negro:

«Esta confesión llega demasiado tarde y siempre será motivo de humillación para mí: fui un instrumento activo en un negocio ante el cual, hoy en día, mi corazón se estremece.

Mis tercas pasiones y mis locuras me hundieron, durante mi juventud, en una sucesión de dificultades y privaciones que, a la larga, me redujeron a tener que buscar refugio entre los nativos de África. Allí, por el espacio de unos dieciocho meses fui yo mismo, en efecto, aunque sin llevar ese nombre, un prisionero y un esclavo.

Me deprimí hasta el grado más bajo de la desgracia humana. Es posible que no hubiera sido tan completamente miserable si hubiese vivido entre nativos nada más, pero residí con hombres blancos».

Las más de treinta páginas de dramático relato de la compraventa de seres humanos terminaba de manera rotunda, sabiendo Newton que iba a chocar con los sectores más conservadores: «Aunque no quiero ofender a nadie, en esta causa no debo de temer el ofender a muchos por declarar la verdad.

¡Si, como así es, puede haber muchos cuyo interés pueda prevalecer hasta el punto de contradecir el sentido común de humanidad, al defender un comercio tan inicuo, tan cruel, tan opresivo, tan destructivo, como el tráfico de esclavos africanos!».

Newton describía con pelos y señales el trato inhumano que se daba a los esclavos en «la Costa», Costa de Marfil, donde casi todos los esclavistas los compraban.

Pese a que habían transcurrido décadas, aseguraba que aquellas imágenes estaban tan grabadas en su memoria que no se lo podía acusar de malinterpretar su memoria: cómo se hacinaba a los esclavos en las bodegas «cual libros en un estante, para aprovechar el máximo espacio posible», y cómo parte de los infortunados prisioneros morían durante el viaje.

Recordaba que eran frecuentes los motines, y que él mismo, cuando era capitán, había situado armas de fuego frente a la puerta de la bodega para disuadir a los esclavos de que intentasen rebelarse. «La condición de los infelices esclavos está en un continuo progreso de lo malo a lo peor».

Aseguraba que la esclavitud que algunas etnias africanas sufrían en sus propios países parecía «un estado de calma» en comparación con lo que se encontraban a bordo de los buques.

Denunciaba la visión racista que se tenía de los africanos y contradecía lo que algunos famosos libros como Spectacle de la Nature, usado por los esclavistas para justificar moralmente su negocio, contaban en Europa:

«Se me ha dicho a menudo, con gravedad, como prueba de que los africanos, con independencia de la dureza del trato que se les dé, merecen poca compasión. Que son gente tan desprovista de afecto natural que es común, entre ellos, que los padres vendan a sus hijos y los hijos a sus padres.

Y, creo yo, una acusación de esta clase se levanta contra ellos por el respetable autor de Spectacle de la Nature. Pero tiene que haber sido mal informado. Nunca escuché un solo ejemplo de tales cosas mientras estuve en la Costa. (…) Porque, con pocas excepciones, los ingleses y los africanos, recíprocamente, consideran a los otros como villanos consumados que están siempre buscando oportunidades para hacer el mal.

En pocas palabras, nosotros tenemos, me temo que muy merecidamente, una imagen muy desfavorable en la Costa. Cuando alguna vez he acusado a un negro de injusticia y deshonestidad, me ha respondido con aire de desdén: “¡Qué! ¿Piensas que soy un hombre blanco?”».

Su transición de esclavista a abolicionista militante fue tan progresiva como su transición de vividor amoral a pastor puritano, pero nadie duda de que fue sincera. Newton tenía una reputación intachable cuando hizo público su pasado ante mucha gente que lo desconocía, y en principio no tenía ninguna ganancia personal que obtener cuando dio ese paso.

Por entonces, en 1788, el pensamiento abolicionista estaba ganando seguidores en la sociedad inglesa, pero no tenía una gran influencia sobre el poder. Pensamientos sobre el tráfico de esclavos en África no solo se convirtió en un éxito editorial, sino que sacudió la opinión pública.

El diputado William Wilberforce, principal defensor de la abolición de la esclavitud en el Parlamento, quedó muy impresionado; se puso en contacto con Newton y declaró que deseaba dejar la política y ponerse bajo su enseñanza para convertirse en reverendo, pero Newton le respondió: «Debes servir a Dios allí donde estás ahora».

Wilberforce siguió en el legislativo y encabezó una campaña en pro de la prohibición de la esclavitud, de la que Newton fue uno de los grandes referentes. La larga pelea social y política duró dos décadas.

El 25 de marzo de 1807, cuando Newton tenía ya ochenta y dos años, dio por fin sus frutos y el Parlamento aprobó la llamada «Ley de Abolición del Tráfico de Esclavos», que tenía efecto inmediato en todo el imperio británico. John Newton murió unos meses después, a cuatro días de la Navidad de aquel mismo año.

La campaña fue narrada en una película de 2006 donde aparecía el hoy famosísimo Benedict Cumberbatch; pues bien, la película se titulaba precisamente Amazing Grace.

El éxito de «Amazing Grace» a finales del XVIII, sin embargo, era independiente de todo esto. Aunque hoy es inevitable asociar la letra con la biografía del autor, la canción no menciona la esclavitud de manera explícita, ni aun mediante metáforas. Olney Hymns ya conocía varias ediciones a ambos lados del Atlántico cuando Newton hizo saber que había sido un esclavista.

No fue el mensaje abolicionista lo que impulsó la fama de sus himnos religiosos, sino a la inversa. Sucedía que «Amazing Grace» era el más apreciado de todos, pero la noción de que Newton expresaba arrepentimiento por su pasado como traficante de seres humanos, si bien cierta en concepto, no puede extraerse directamente de la letra y es más bien una interpretación posterior sobre una canción que ya era famosa por sí misma.

Eso sí, no sabemos cómo sonaba cuando Newton la cantaba en su iglesia. Siempre que hablamos sobre canciones antiguas cabe recordar que en los siglos XVIII y XIX, los cancioneros populares y religiosos rara vez incluían partituras. Si sabemos cómo sonaban las sinfonías y óperas, por ejemplo, se debe a que las partituras eran reproducidas por y para músicos.

O para familias ricas, las únicas que podían permitirse dar a sus hijos una educación musical formal. La gente pobre rara vez sabía leer el alfabeto, no digamos la notación musical, aunque entre ellos hubiese muchos instrumentistas y compositores con talento. Por eso, es habitual que las canciones populares se expandiesen con rapidez gracias a las recopilaciones impresas de sus letras, pero también que la melodía cambiase de un lugar a otro.

La melodía que conocemos hoy proviene de otra canción titulada «New Britain». Alguien combinó ambas, probablemente en el sur de los Estados Unidos, lo cual fue todo un acierto. En 1835 el musicólogo americano William Walker recogió esa versión en su recopilación de canciones populares llamada The Southern Harmony and Musical Companion, que sí incluía partituras. Si les suena el título, es porque los Black Crowes titularon así (¡maravillosa idea!) su extraordinario segundo disco.

Poco a poco, el himno se convirtió en uno de los favoritos en las iglesias americanas. La biografía de Newton lo convirtió en un canto contra la esclavitud, y los negros estadounidenses del siglo XIX solían entonarlo para sobrellevar su triste condición. Entre 1830 y 1850, además, se produjo un éxodo masivo de nativos, que fueron desalojados de sus tierras y forzados a moverse en reservas —más pobres, menos fértiles— en el oeste de los Estados Unidos.

De este proceso, conocido como el «Sendero de Lágrimas», fueron víctimas tribus de diversas naciones indias: los seminolas, los creek, los choctaw, los chicasaw. Y los cheroquee, que empezaron a cantar «Amazing Grace» de manera similar a los negros, para afrontar su tragedia, aunque a menudo con una traducción de la letra a su propio idioma. Aquella época los marcó tanto, que terminaron adoptándola como himno nacional.

La canción tenía una significación especial para los negros, los indios, y los cristianos evangélicos de los Estados Unidos, pero aún estaba lejos de ser, como decía el título de un libro que repasaba su historia, «la canción más querida por los americanos». Esto se produjo más bien en la segunda mitad del siglo XX, por una conjunción de factores. La primera grabación de que se tiene constancia data de 1922; la publicó Brunswick Records, una discográfica que hace poco ha cumplido un siglo de vida.

La cantaba el grupo coral Sacred Harp que, con distintas formaciones, también ha permanecido vivo hasta hoy. La melodía de aquella grabación es la de «New Britain», la misma que aparecía en The southern Harmony and Musical Companion, que es la estándar y que es básicamente idéntica a la que se sigue interpretando ahora.

Un rasgo muy curioso de esta versión es su ambiente casi fantasmal, propio de grabaciones corales de aquella época. Como se registraban con un único micrófono muy rudimentario, solía producirse ese efecto casi de ultratumba:

Por entonces «Amazing Grace» ya llevaba muchísimo tiempo siendo un estándar en las iglesias estadounidenses, pero todavía no era tan famosa como lo es ahora. Aun así, en paralelo con el auge de la industria discográfica durante los años veinte y treinta, apareció en unos cuantos discos, por lo general grabados por intérpretes negros.

Algunos son bastante difíciles de encontrar hoy. El reverendo J. M. Gates, que solía grabar canciones entremezcladas con sus sermones, como era costumbre en muchos discos de góspel, dejó una breve y estridente versión. Aunque el propio Gates canta bastante bien, resulta obvio que no está acompañado por un coro profesional.

Aun así, por descontado, tiene un enorme encanto. Si uno quiere escuchar cómo sonaba la canción en una congregación religiosa de clase trabajadora, no hay nada más verídico que esto. Al tratarse de un góspel, casi todas las grabaciones tempranas son a capela. La primera versión con acompañamiento instrumental la registró en 1930 un músico blanco, el violinista de country Fiddlin’ John Carson.

No he encontrado un enlace para que la escuchen ustedes (ni siquiera en la página de la Biblioteca del Congreso, donde puede uno toparse con auténticas joyas) pese a que otros de sus discos sí son fáciles de encontrar, incluso en YouTube. Aun así, cabe comentar un hecho interesante:

Carson no cantaba la letra sobre la melodía más conocida, sino sobre otra distinta, sacada del himno religioso «At The Cross». Este cambio de melodía, como he comentado antes, era un fenómeno habitual en la música popular cuando todavía no estaban extendidos los discos o la radio. Y la letra encaja también, como es fácil comprobar.

Estos discos y otros similares no ayudaron a sacar la canción de las iglesias, porque no sonaban mucho en la radio (había emisoras religiosas, pero no tantas como ahora). Hay que adelantar hasta después de la Primera Guerra Mundial para ver «Amazing Grace» convertida en un éxito de ventas.

El cual, cómo no, llegó de la mano de Mahalia Jackson. La «Reina del Góspel» grabó el tema en 1947, y su versión fue la que marcó un antes y un después. La melodía es la tradicional, la de «New Britain», pero Mahalia le dio el tono perfecto y después de ella, casi todos los artistas están influidos por su versión, lo sepan o no.

De hecho sería imitada muchas veces, con gran respeto; en especial, por algunas célebres cantantes femeninas que crecieron escuchándola. La suya, eso sí, era una interpretación menos lineal de lo acostumbrado, con un elegante desarrollo de la melodía principal que no llega a hacerla irreconocible, pero casi.

Por descontado, es hipnótica. Mahalia rara vez se descolgaba con gorgoritos innecesarios; lo suyo era sentimiento constante en cada nota. No en vano hablamos de una de las voces más bellas del siglo XX y de una mujer que tenía un extraordinario buen gusto como intérprete

El éxito de Jackson estableció el tema como un referente discográfico y radiofónico. En 1963, el grupo vocal Soul Stirrers, en el que años atrás había militado nada menos que Sam Cooke, hizo una curiosa interpretación, más alegre y cercana al pop negro de la época, donde imitaban el estilo que el propio Cooke estaba haciendo en solitario.

Las cosas estaban cambiando mucho en la industria musical: unos años antes, semejante versión hubiese sido considerada casi una blasfemia por los cristianos más devotos, en especial los evangélicos. No olvidemos que Sam Cooke provocó un pequeño escándalo entre sus seguidores cuando decidió dejar el góspel para cantar pop y rhythm & blues.

En los sesenta, sin embargo, ya había caído esta barrera. Otros músicos de góspel, como Ray Charles, habían seguido el ejemplo de Cooke y se habían convertido en grandes estrellas interpretando música secular. Esto facilitó que la fama e importancia «Amazing Grace» despegase en aquella década, porque empezó a sonar lejos de las congregaciones religiosas, en voz de artistas que poco o nada tenían que ver con el góspel.

«Amazing Grace» hizo su entrada en los discos de artistas blancos de vanguardia mediante una de esas peculiares carambolas que se dan en el ámbito musical. El himno empezó a sonar en las manifestaciones del movimiento por los derechos civiles. La activista negra Fannie Lou Hamer, por ejemplo, solía entonarla durante las marchas de protesta.

En una de esas marchas estaba Judy Collins, una joven artista de folk procedente de Seattle, que se la escuchó cantar a Hamer en persona. Impresionada por el efecto que aquella música tenía sobre los asistentes, Collins empezó a tocarla en todos sus conciertos. La hizo suya; aquella canción, según sus propias palabras, la ayudó a superar una etapa de severo alcoholismo.

Tras varios años de rodarla en sus giras, terminó grabándola en 1970, durante una bonita sesión en la que aprovechaba la reverberación natural de una iglesia, acompañada por un celestial coro.

También la cantaba Joan Baez, a quien hay que reconocerle el instinto para captar la relevancia histórica de determinadas canciones antes de que sean consideradas hitos por la crítica. Curiosamente, eso sí, Baez tardó en percatarse de que aquello era una tonada eclesiástica y no simplemente una canción reivindicativa. La canción protesta usaba con frecuencia metáforas espirituales cuya simbología provenía de la religión, pero más que nada como un recurso literario, no como una expresión de fe.

La letra de «Amazing Grace», por el contrario, no contiene imaginería bíblica y podía ser interpretada como simple poesía. A través de Judy Collins el movimiento contracultural se había apropiado del tema, confiriéndole un significado social y político, así que la confusión de Baez es fácil de explicar.

Joan Baez quedó muy sorprendida al saber que aquello era un himno cristiano con dos siglos de antigüedad, y ella misma lo explicaría divertida más adelante. Siguiendo con la era hippie, Arlo Guthrie, hijo del legendario Woody Guthrie —el mismo que llevaba en su guitarra aquel cartelito que decía «Esta máquina mata fascistas»—, la interpretó en Woodstock, en 1969.

El éxito de Collins no solo inspiró a los melenudos idealistas, sino también, agárrense, al ejército británico. Dos años después de que la cantautora estadounidense hubiese editado su versión en disco, la banda de gaiteros de la Guardia de Dragones escocesa adaptó la canción.

La fuerza de la melodía en el sonido de las gaitas, apoyadas por otros instrumentos de viento (el momento en que entra toda la banda al arrancar la segunda estrofa es tremebundo) hizo que, pese a tratarse de un típico disco de banda militar, llegase al número uno de las listas de ventas en países como el Reino Unido, Australia o Canadá, y al número once en Estados Unidos.

Sí, amigos, la British Army también tuvo hits en las listas de Billboard. Esto contribuyó a que, además de ser un estándar en las iglesias y una herramienta de protesta política, «Amazing Grace» pasara a sonar con bastante frecuencia en actos oficiales que requiriesen de solemnidad. Esa versión militar también fue la responsable de que no pocas orquestas sinfónicas empezasen a interpretarla, a veces acompañadas por una sección de gaitas.

De protagonista de la esclavitud a activista por la libertad

Volvamos a la discografía civil. La década de los sesenta elevó «Amazing Grace» a su máximo grado de popularidad, y esto se notó en el aluvión de versiones que se produjeron durante la década siguiente. Elvis Presley publicó varios discos de música religiosa. Como sabemos, había crecido cantando góspel y lo interpretaba con total naturalidad.

Quince años después, con treinta y cinco años, su voz era bastante más desgarradora, e interpretaba himnos cristianos con una profundidad emocional remarcable. En 1972 editó el álbum cristiano He Touched Me, donde está su interpretación de «Amazing Grace».

Con cuidadísimos arreglos y una extraordinaria profundidad emocional por parte de Presley, esta es, en mi opinión, una de las mejores y más impresionantes versiones que se han hecho, junto a la de Mahalia Jackson y, por descontado, junto a la de Aretha Franklin.

No lo digo yo, ahí está la opinión de las coristas de Aretha, que trabajaron varias veces con él, y que estaban asombradas por su capacidad para llevar la canción espiritual a otro nivel. Olviden por un momento al Elvis de Las Vegas e imaginen que este es un desconocido que canta en una iglesia.

Elvis captó a la perfección el tono emocional del tema, como si lo hubiese escrito él sobre su propia vida. Pone los pelos de punta, sobre todo cuando canta solo, sin el coro detrás.

Y vamos con Aretha. No menos impresionante es lo que hizo por aquella misma época con la canción. Ambas versiones, la de Elvis y la de Aretha, son muy diferentes entre sí, pero creo que están fuera del alcance de los mortales. La interpretación de Presley era contenida e intimista, mucho más estudiada desde un punto de vista puramente musical y concebida como una pieza en la que cuidar cada compás y cada acompañamiento.

La de Aretha era más propia de una congregación dominical y, por el contrario, estaba basada en sus características explosiones vocales, más pirotécnicas. Lejos de ser intimista, buscaba la catarsis. Lo que no vamos a descubrir ahora es que el rango e intensidad vocales de esta mujer es simple y llanamente increíble.

Por muchas veces que uno lo haya escuchado, nunca deja de sorprender. Sus coristas lo resumían así: Elvis Presley estaba a tope de intensidad emocional incluso en los ensayos, como si estuviese siempre viviendo cada canción a tope, pero Aretha podía hacer lo que le daba la gana con su voz. Literalmente, lo que le daba la gana.

Igualmente impresionantes, o más, son sus interpretaciones en vivo. Cantando góspel, Aretha tiene un fabuloso sentido de la dinámica; más, creo yo, que cuando canta música secular. Imaginen lo que debían de sentir quienes la oían cantar de jovencita en la iglesia: es obvio que esta mujer iba a ser una estrella, sí o sí.

Si quieren poner a prueba su templanza —les aconsejo tener unos pañuelos cerca—, escúchenla cantando en el funeral del cantante Luther Vandross. Por la edad, y por tratarse de un acto luctuoso, Aretha chilla menos, pero puede ablandar el corazón de una puñetera estatua.  Siguiendo con leyendas, Johnny Cash grabó la canción en 1975; la orquestación era un poco demasiado melosa, al menos para mi gusto, aunque su voz suena tan bien como de costumbre.

Otro icono del countryWillie Nelson, la ha registrado en estudio un par de veces. Una de ellas, muy fiel a la versión tradicional, demuestra la insondable habilidad de Willie para conferirle vida y espíritu a lo que canta, pese a que no tiene, objetivamente hablando, una garganta privilegiada.

Recordemos que empezó como compositor de éxito y le costó dar el paso de atreverse interpretar sus propios temas, entre otras cosas porque más de una vez le dijeron «olvídalo, Willie, no sabes cantar». Y bien, Willie no es Elvis o Aretha, pero en su maravillosamente endeble voz cualquier tema es una belleza.

Otra de sus grabaciones es también muy digna de mención porque modifica la melodía, cambiando las armonías mayores habituales por armonías menores, muy tristonas, e incluyendo un solo disonante de su querida guitarra Trigger. Y funciona, claro, porque Willie no suele equivocarse con estas cosas.

También en los setenta la grabó el gran Ralph Stanley, una de las voces más legendarias del bluegrass, un estilo de música originario de Kentucky que remodeló los esquemas de la música tradicional de aquel estado, más o menos como el jazz hizo con el blues en Lousiana. Stanley cantaba con el tono agudo y triste característico del high lonesome, también típico de Kentucky, y su interpretación nos sugiere cómo podía sonar este himno en las congregaciones rurales de aquella tierra.

Siguiendo con un enfoque campesino, aunque desde el otro lado del Atlántico, Rod Stewart la grabó con aires folk. El antiguo compañero de banda de Stewart, el mítico guitarrista Jeff Beck, hizo una versión instrumental para un disco navideño, aunque no es tan inspirada como acostumbran a ser sus versiones instrumentales de temas ajenos.

Menos inspirada, y esto duele decirlo, es la que apareció en un disco del gran Ray Charles, aunque la orquestación pomposa, que en la versión de Johnny Cash ya sonaba un tanto fuera de lugar, aquí es todavía más exagerada y transforma el tema en algo más propio de Disney.

Lástima, porque resulta obvio que Ray, sin necesidad de arreglos pomposos y con el único acompañamiento de un teclado, ya se hubiese bastado para hacer algo inolvidable con esta melodía. Le hubiese venido bien un Rick Rubin a la producción, porque este hombre merecía registrar una «Amazing Grace» más en consonancia con su grandeza.

Hablando de teclados, es un placer escucharla en las manos de Billy Preston, quien, además de ser un Beatle honorario, un gran cantante, un excelente compositor, y además de tener una gran discografía repleta de maravillosas joyas de soul funk, está justamente reconocido como uno de los organistas de góspel por excelencia.

Otra voz mítica del soul es Al Green, reconvertido en reverendo desde hace muchos años, cuando decidió aparcar su exitosísima carrera y empezar a predicar en una iglesia en la que aún sigue. Su grabación sufre también de una orquestación innecesaria y cierto tono mecánico, no se parece mucho a lo que suele interpretar en su propia iglesia.

Para captar la exquisita sensibilidad con la que canta góspel este individuo, es mejor verlo haciéndolo en directo, en alguna de las raras ocasiones en que ha vuelto a subir a un escenario. También la cantaba Whitney Houston, a quien conocemos por sus éxitos pop. Se nota que también creció cantando en una iglesia, aunque la verdad es que está por debajo de lo que hacían Mahalia Jackson o Aretha Franklin.

Y no olvidemos a Diana Ross, que puede sorprender a más de uno interpretando el tema con voz aterciopelada y una contención y elegancia exquisitas.

Como verán, «Amazing Grace» es una pieza a la que muchos músicos han querido rendir tributo en algún momento de sus carreras, siendo conscientes de su enorme significación espiritual. Desde los años sesenta, sobre todo, la canción ha ido ganando importancia en los Estados Unidos y puede decirse que es equivalente religioso del «Star Spangled Banner».

En España, insisto, no tenemos un equivalente, una canción que haya sido tan importante para tanta gente por tantos motivos. Pero siempre podemos admirar la grandeza de aquel cántico que un día escribió un traficante de esclavos arrepentido.

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